Manifiesto Comunista

Manifiesto Comunista

El Manifiesto Comunista es un documento redactado por Karl Marx y Friedrich Engels publicado por primera vez en Londres en 1948. Fue encargado por la Liga de los Comunistas, una organización obrera secreta, para dar a conocer al mundo las principales ideas comunistas y la ideología adoptada por la Liga.

El Manifiesto empieza explicando el motivo de su redacción, el comunismo ya estaba reconocido por una fuerza por las potencias europeas y “ya es hora de que los comunistas expresen a la luz del día y ante el mundo entero sus ideas, sus tendencias, sus aspiraciones, saliendo así al paso de esa leyenda del fantasma comunista”. A su vez cuenta con cuatro capítulos analizados a continuación.

El capítulo I describe a la historia de la humanidad como una lucha de clases, más precisamente el enfrentamiento entre los opresores y los oprimidos de la sociedad. Se puede interpretar de esto que no solo hay una relación descendente del poder, sino también una distribución desigual de la riqueza. Ante este marco, los autores identifican en la sociedad moderna (derivada de la Edad Media) a los burgueses como los opresores y a los proletarios como los oprimidos. Se especifican también los factores del desarrollo de la burguesía que termino con el sistema feudal: el descubrimiento de América y la circunnavegación de Africa; estos factores favorecen el ascenso de los burgueses, encargados del comercio y capital. La burguesía moderna fue el producto de un largo proceso histórico, y por cada una de estas etapas históricas le correspondió una nueva etapa política. Esta es una de las ideas principales del Manifiesto, el materialismo histórico del comunismo, de que el pensamiento social e ideólogico de cada sociedad depende de su estructura económica y productiva.

Este desarrollo de la burguesía en el ámbito económico, político y social resulta tan fuerte que ella misma va perdiendo control sobre sus fuerzas, quedando solo como medio de contención la necesidad de buscar más mercados, de explotar más a las masas productivas, y eso sólo es posible generando crisis necesarias y extensas. Entonces, así como la burguesía acabó con el feudalismo, también se está acabando a sí misma ante su amplio desarrollo. Acá es donde aparecen los proletarios, los “encargados de las armas de destrucción de la burguesía”. Estos hombres, obligados a vender su fuerza de trabajo, pueden levantarse frente a esta situación. Este levantamiento no tiene el objetivo de la victoria inmediata sobre la burguesía, sino la expansión de la unión obrera y la conformación de intereses comunes, causando finalmente que la burguesía sucumbe. Se puede resumir el capítulo 1 en una frase: “a medida que la burguesía avanza, cava su fosa y crea a sus propios enterradores”.

En el capítulo II, se expone la relación del partidocomunista con el proletariado,

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