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Narcotráfico En Sinaloa Un Hecho Social Normal O Patológico


Enviado por   •  21 de Agosto de 2013  •  2.680 Palabras (11 Páginas)  •  704 Visitas

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Es común escuchar actualmente que el narcotráfico es un problema grave en el país. Hemos oído a compañeros, familiares, taxistas y hasta lideres de opinión hablar al respeto, sin tener un trasfondo teórico que respalde sus afirmaciones. A esas conclusiones sin sustento científico es lo que Émile Durkheim llama prenociones y es vital deshacerse de ellas para hacer ciencia social.

El objetivo de este ensayo es abordar el fenómeno del narcotráfico en Sinaloa, con el mayor rigor científico posible. Ahora bien, al hablar de ciencia social salta a la vista el problema de la neutralidad. Es decir, si dentro del rigor científico se está condenado a no poder valorar situaciones. Este ensayo no pretende ser una simple fotografía de la realidad sin reflexión o juicio al respecto.

En resumen este trabajo responderá a la pregunta ¿De qué manera se puede, valiéndonos de la sociología, analizar el problema del narcotráfico en Sinaloa en los últimos años? Pretendo abordarlo desde una perspectiva estructural retomando las categorías durkehimianas de normal y patológico, así como de hecho social y la manera en que debe ser examinado.

La estructura del ensayo será la siguiente. Después de esta breve introducción daré paso al acercamiento epistémico, en el cual argumentare porque he decidido tomar las herramientas dadas por Durkheim. Posteriormente procederé el acercamiento teórico en el que dejare en claro conceptos que usare, así como demás definiciones útiles para comprender el trabajo.

Una vez comprendido esto daré paso a una síntesis histórica del problema, así como datos y estadísticas al respecto. Concluiré entonces si el fenómeno analizado puede ser catalogado como normal o patológico.

El presente texto no hablara de las estrategias o políticas públicas necesarias al respecto del problema. En las próximas cuartillas haré un diagnostico, dejando de lado las medidas que se requieren tomar al respecto. Debido a la extensión de este trabajo, he decidido enfocarme únicamente en el caso sinaloense.

Para hablar de un tema como el del narcotráfico resulta de gran ayuda la perspectiva estructuralista por varios motivos. En primer lugar el tráfico de drogas es, en todo momento un fenómeno colectivo, que difícilmente puede ser comprendido analizando de manera individual cada uno de sus integrantes.

Afirma Giddens que “cualquier explicación satisfactoria de la naturaleza del delito debe ser social, porque la definición de delito depende de las instituciones de una sociedad.”

De tal suerte que la delincuencia asociada con el tráfico de drogas no puede ser entendida como una suma de fenómenos individuales, sino como un fenómeno colectivo.

El enfoque estructural resulta también de gran ayuda pues no deja de lado, en ningún momento, que los fenómenos sociales son el resultado de sucesos históricos. Estos “no se han engendrado de la nada, sino que son efecto de causas que es preciso conocer para poder apreciar su porvenir”

Resulta, en este sentido, mucho más práctico para el caso del narcotráfico en Sinaloa un análisis estructural, abordándolo como un fenómeno colectivo y como resultado de un proceso histórico.

Antes de proceder dejare en claro la definición de narcotráfico sobre la cual se basa este trabajo.

“Al narco trafico se le puede considerar como una serie de actividades dispersas en una cadena de producción y distribución de psicotrópicos para su comercialización y consumo –prácticamente es una industria articulada por redes sociales-, con resultados económicamente redituables por la plusvalía inherente a la ilegalidad.”

Según Nery Córdova, el narcotráfico “desde sus metafóricas, infraestructuras, desde sus instancias difusas, sordas y soterradas, ha movido y reciclado intereses y lenguajes. Afecta, transforma y moldea formas de convivencia, percepciones, valores y comportamientos sociales.”

En contraste, Émile Durkheim define hecho social como “toda manera de hacer, fijada o no, susceptible de ejercer sobre el individuo una coacción exterior; o bien: que es general en el conjunto de una sociedad.” En este sentido, el fenómeno del narcotráfico en el estado de Sinaloa pude ser analizado como un hecho social.

Afirma, también, que se pueden y se deben realizar análisis valorativos de la sociedad. No cree que la ciencia por ser neutra deba de ser inútil en cuanto a la resolución de los problemas sociales.

Es para resolver esta tarea que toma prestado de las ciencias médicas el término “patológico”, como categoría de análisis social. Definiendo lo que es normal, es decir no patológico, se puede dar un juicio valorativo de algún hecho social.

Lo normal es lo que debiera ser, en contraste con lo patológico que es lo que no debiera. So pena de caer en un discurso ideológico disfrazado de disertación sobre la sociedad ideal o utópica, Durkheim se enfoca a definir lo que debe ser en función de lo que es. Es decir, lo que es y funciona, por tanto, debe ser y se le denominara normal.

Un fenómeno social se da en función de condiciones relativas a un determinado cuerpo social. Esto quiere decir que se debe hacer un análisis de la sociedad estudiada en específico. Cabe destacar que cientos fenómenos no son patológicos en sí mismos. Es el extremo fuera de la norma lo que hace que sea considerado como tal.

Habiendo dejado en claro que el tráfico de drogas es un fenómeno social procederé a analizarlo. “Cuando se emprenda la tarea de explicar un fenómeno social, es preciso buscar separadamente la causa que lo produjo y la función que cumple.”

Si bien, Sinaloa ha tenido una larga historia de producción y exportación de narcóticos, debemos recordar que “ni la amapola, ni la marihuana, para hablar de plantas que se cultivan en México, son originarias de América: ambas fueron introducida por los conquistadores.”

El caso sinaloense resulta peculiar ya que este se ha distinguido por ser uno de los mayores productores y exportadores de opiáceos. La historia del narcotráfico en el estado de Sinaloa va de la mano con la historia de la amapola. El consumo de esta está asociado, por lo menos por la prensa y el gobierno de principios de siglo XX, con migraciones chinas.

La historia del narcotráfico en Sinaloa comienza en 1885 cuando, debido a las difíciles condiciones de trabajo en las minas de Baja California, centenares de chinos migraron al estado, principalmente vía Playa Colorada en el municipio de la Angostura. Se cree que con ellos llevaron la semilla y el hábito de cultivar la amapola.

A la par de los primeros cultivos, al margen de la ley en Sinaloa, en el resto del país el consumo de opio para usos médicos o recreacionales era una práctica

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