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Neoliberalismo en America latina


Enviado por   •  20 de Mayo de 2019  •  Informes  •  2.659 Palabras (11 Páginas)  •  177 Visitas

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¿Qué es el neoliberalismo?

Se puede definir el neoliberalismo como un conjunto de fenómenos políticos, sociales y económicos en varios niveles complejos. Algunos de estos pueden ser muy abstractos, como creciente potencia de finanzas, o concretos, como privatización de empresas estatales. El objetivo es una libertad total del comercio en general, reducir la injerencia del Estado en la economía y reducir el gasto público. El neoliberalismo es inseparable del imperialismo y la globalización, y es fundamentado totalmente en capitalismo.

El neoliberalismo surgió como una solución a la crisis económica mundial en la década de 1970, a través de la escuela monetaria de Milton Friedman. Esta crisis fue causada por el excesivo aumento de los precios del petróleo. Sin embargo, originalmente el neoliberalismo fue una filosofía económica que surgió en los años 30 como consecuencia de la Gran Depresión, que fue una depresión económica mundial. Los instruidos europeos querían renovar el liberalismo y encontrar un ”tercer camino” en la disputa entre el liberalismo clásico y la planificación económica.

El neoliberalismo en América Latina.

La industrialización por sustitución de Importación (ISI) es un modelo económico, en que se sustituye productos importados con productos domésticos. Fue la política económica que predominó en América Latina entre 1930 y 1980. Primero, la internalización trata bienes no duraderos, como alimento procesado o productos del tabaco, pero luego comprende también bienes duraderos (electrodomésticos etc.) En países grandes, ISI también puede incluir la producción de acero o bienes de capital.

El modelo ISI tuvo éxito en la mayoría de los países de Latinoamérica. Sin embargo, presentaba ciertas dificultades. La principal dificultad económica de ISI era que este sistema no podía superar la escasez del cambio extranjero. Además, el sistema financiero nacional resultó ser débil y ineficiente.

A principios de los años 80 hubo una recesión económica a nivel mundial, que llegaría a ser un viraje decisivo en el cambio mundial hacia neoliberalismo. Esta recesión provocó que el crecimiento económico frene su aumento, y la inflación experimentara un aumento explosivo. El colapso de ISI era inevitable, y era fácil argumentar que el neoliberalismo debería sustituirlo.

Afectada por las opiniones del gobierno de los Estados Unidos, la élite latinoamericana se convenció que las estrategias de ISI deberían ser abandonadas. También creía que el dinamismo de la economía se podría reestablecer con el neoliberalismo y la globalización. Esta creencia no era completamente verdad, porque la crisis de 1980 fue impuesta desde fuera. Tampoco el neoliberalismo no se ha conseguido abordar la mayoría de los errores de ISI.

Se impuso la liberación de financia y comercio, privatizaciones de empresas estatales y reformas de mercado laboral. Dos de los ejemplos más concretos de este cambio al neoliberalismo fueron la Ley de Convertibilidad en Argentina (1991) y El Plan Real en Brasil (1994).

El neoliberalismo en Argentina.

En los últimos 130 años existieron en la Argentina varios periodos históricos y cada uno representó una modalidad de desarrollo. A grandes rasgos pueden distinguirse la Argentina agraria (1880-1945), la industrial (1946-1975), la de renta y financiera (1976-2001) y por último la de desarrollo con inclusión social, que comenzó en el año 2003.

El derrumbe del neoliberalismo

En 1976, la Argentina industrial fue reemplazada, con violencia, por el modelo neoliberal de renta y financiero, que rigió hasta el derrumbe de la convertibilidad a principios de 2002. Sus principales características fueron: endeudamiento externo, dependencia de Estados Unidos, redistribución de ingresos adversa a los asalariados, liberalización del sistema financiero, apertura externa comercial y financiera, política antiinflacionaria basada en la sobrevaluación de la moneda nacional, privatizaciones generalizadas (a partir de 1990) y restricción de la demanda popular.

En 2002, la Argentina estaba en el peor de los mundos posibles, con grave riesgo de disolución nacional, con 14 monedas provinciales, los depósitos bancarios bloqueados y dependencia total del fmi, que ya estaba instrumentando la dolarización.2 Esta fue la situación política, social y económica que provocó el modelo de renta y financiero, que destruyó gran parte del sistema productivo, devastó la industria, dilapidó el patrimonio nacional, multiplicó la desocupación, deprimió los salarios reales, redujo la inversión, deterioró los servicios públicos, sobreendeudó al Estado y produjo profundas crisis financieras que cerraron el crédito externo.

Ubiquémonos en 2003. Los 40 millones de argentinos (en números redondos) vivían de modo muy desigual. Los que estaban más arriba en la escala social, eran 3 millones de habitantes, con alta calidad de vida. Los 7 millones ubicados inmediatamente por debajo de ellos, tenían un buen pasar. Le seguían 10 millones de personas, que correspondían a una antigua clase media crecientemente pauperizada, pero que se ilusionaban con compartir algunos consumos de los grupos privilegiados. Entre todos, sumaban cerca de la mitad de la población; pero la otra mitad estaba formada por 20 millones de personas que padecían algunas formas de exclusión económica o social. Había 46% de pobres (que incluía 19% de indigentes), 22% estaba desocupado y un tercio de la población carecía de seguridad social.

Con este panorama, el Estado podía aplicar una política de inclusión social o mantener la exclusión. Durante el régimen militar (1976-1983) y el neoliberalismo ortodoxo (1989-2001), las políticas aplicadas ampliaron la desigual distribución del ingreso y de la riqueza; para eso, se utilizó la represión que incluía crímenes de lesa humanidad durante el régimen militar, y la desvirtuación de la conciencia nacional durante el neoliberalismo.

A principios del siglo xxi, había síntomas de disolución nacional: y era indispensable integrar a la Nación a los 20 millones de personas que estaban afuera. Para eso, debía cambiarse la función del Estado. Había una injusta y cruel división entre quienes estaban dentro de la sociedad –tenían empleo digno y utilizaban los servicios básicos del Estado (educación, salud, infraestructura) o podían pagar los privados–, y los que quedaban afuera.

Desarrollo económico con inclusión social

La tarea emprendida desde 2003 se dirigió en lo fundamental a integrar a los 20 millones de excluidos, lo cual era muy difícil porque afectaba la estructura del poder político

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