Paradigmas del Trabajo Social
karinareyes1997Tesis26 de Junio de 2014
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Paradigmas del Trabajo Social
1.- Los Reparadores
Orden y ciencia objetiva
Las teorías que se sitúan en el paradigma funcionalista tienen dos cosas en común: se interesan por las relaciones ordenadas que existen entre la gente; y prefieren explorar estas cuestiones al estilo de las ciencias naturales. Los funcionalistas se sorprenden de la regularidad que existe en los asuntos humanos. Su foco de atención se dirige hacia la naturaleza de ese orden, cómo se consigue y cómo se mantiene. Hay una relación misteriosa entre la conducta del individuo integrado y el equilibrio del sistema social en su conjunto.
Cuando la conducta de un individuo se extravía, el funcionalista dirige la mirada hacia los mecanismos sociales empleados para ocuparse de esta desviación y anormalidad. La conducta “antisocial” es interpretada, por definición, como “patológica”. Al ser definida como tal, tiene que ser “tratada”. Una vez curado, el individuo puede recuperar su lugar habitual en la sociedad. Existe una preparación para aplicar este conocimiento a la recuperación del equilibrio del sistema, a prevenir la desintegración. “Es una perspectiva orientada al problema”, escriben Burrell y Morgan (1979, p. 26), ‘e interesada en proporcionar soluciones prácticas a problemas prácticos’’. Está claro que la sociología de la regulación, por tanto, entiende e1 término “regulación” de dos formas distintas. En primer lugar, se reconoce y aplaude el comportamiento normal de la vida social. En segundo lugar, para mantener esta estabilidad existe una necesidad de y una preparación para regular y controlar la conducta.
Sin duda son necesarios algunos cambios en la organización social para mantener el equilibrio. Por ejemplo, si los miembros más pobres de la sociedad son tratados con demasiada dureza. pueden agitarse. Esto pondría en peligro la estabilidad social. Los funcionalistas, pues, son pragmáticos, completamente dispuestos a practicar una ingeniería social moderada. Los recursos se deberían redistribuir para evitar cualquier desequilibrio desestabilizador Los recursos aquí pueden incluir dinero, oportunidades y derechos políticos. La reforma es la estrategia política preferida. Cuando varias partes del conjunto social experimentan una tensión excesiva, el sistema, automáticamente (o a través de intervenciones deliberadas), se “reforma” a sí mismo para mitigar cualquier presión que haya supuesto una amenaza para el equilibrio y el orden.
Los funcionalistas sostienen posturas ‘‘objetivistas” sobre la naturaleza de la realidad social. Esto significa que se considera generalmente la naturaleza humana determinada y no poseedora de libre albedrío. Se puede investigar la sociedad y la gente desde el punto de vista del observador independiente. Las explicaciones ofrecidas por los participantes y el observado acerca de lo que está ocurriendo no son consideradas aceptables. Se asume que la gente, tanto individual como colectivamente, está gobernada por reglas y relaciones causales. La tarea del científico social consiste en identificar estos patrones de conducta. Los métodos de investigación son como los de las ciencias naturales. La gente muestra características que pueden ser comprendidas y descritas objetivamente. El investigador se ocupa de los individuos y sus situaciones, intenta medir, categorizar y establecer relaciones causales.
El funcionalista es también un empirista, alguien que cree que la actividad humana se aborda mejor como conducta observable que puede ser vista y descrita. La conducta es lo que se ha visto, y nada más. No existe necesidad de buscar detrás de ella. Si la examinamos con rigor y precisión, hablará por sí misma, si hay oídos que saben oír. Si las ciencias sociales son como las ciencias naturales, entonces el conocimiento social y conductual parte de lo que vemos y sentimos directamente. No existe una realidad más allá o debajo de la realidad observada. Por eso los empiristas no dedican gran tiempo a la metafísica u otras filosofías que se interrogan sobre la naturaleza material de la realidad. Los empiristas creen que observando y describiendo el mundo social, se capta y registra una realidad verdadera, independiente. Cualquier teoría que emane de estos hechos observados puede contrastarse con esta realidad independiente. Esto sugiere que la experiencia del teórico de la situación observada es neutral, sólo influenciada por la propia realidad independiente. Se asume que existen relaciones causales entre e1 comportamiento externo y los acontecimientos sociales. Si se establecen con suficiente claridad, se pueden identificar las leyes conductuales y sociales.
Desde el punto de vista teórico, este es un paradigma muy extendido Muchas teorías comparten su predilección por el examen objetivo del orden social. Aun así, hay una gran diversidad; este paradigma quizás más que ningún otro, ha estado presente en muchos teóricos de la sociología, de la psicología y de la antropología. Simplificando y sin hacer justicia a la variedad existente, es posible reconocer dos grandes tipos de teorías funcionalistas: sistemas sociales y conductismo Ambas han engendrado el vástago trabajo social.
La teoría de los sistemas sociales
Las analogías favoritas de los funcionalistas estructurales y de los teóricos de sistemas son el organismo biológico (en el caso de los primeros) y la máquina compleja (en el caso de los segundos). Ambos reconocen esencialmente que las diferentes partes de un todo, entidad que funciona, como la sociedad, la familia o el cuerpo de un individuo, están interrelacionadas y son interdependientes La actuación de cualquiera de las partes no sólo afecta a las otras partes sino que su supervivencia puede depender de las otras partes así como la supervivencia de la entidad en so conjunto. Esta es la razón por la que se puede hablar de “mal funcionamiento” de las partes individuales y de que necesitan “reparación” de otro modo puede romperse el sistema. Igualmente se pueden introducir cambios en una parte del sistema que producen a su vez. cambios. positivos o negativos en otra.
Si el práctico analiza el sistema y el origen del mal funcionamiento puede determinar qué tiene que curar y cambiar para poder recuperar de nuevo un equilibrio estable y sano. Por ejemplo si los padres de una adolescente difícil pueden rehacer una relación marital menos destructiva, esto puede tener un efecto positivo en el comportamiento de su hija.
Este tipo de explicación de la conducta y de la función de los individuos y las instituciones, ha demostrado tener gran atractivo para los trabajadores sociales. La búsqueda de una teoría que abarque al individuo y a su entorno ofrecía la perspectiva de una base unificada para la práctica profesional A lo largo de los 70, la “teoría de sistemas”, tal como se la entendía, tuvo un gran impacto en el pensamiento del trabajo social. Dio lugar a una serie de publicaciones significativas que incluye los libros de Pincus y Minahan (1973), Meyer (1976), Davies (1977) y Specht y Vickery (1977).
La exposición más vigorosa y menos equívoca de esta corriente teórica y práctica, es la realizada recientemente por Davies (1985) en The Essential Social Work A Guide to Positive Practice. Davies es un empirista y funcionalista: su tesis central es “que el trabajo social sólo puede ser comprendido observando lo que éste hace y después reflexionando sobre la contribución que hacen estas actividades a la forma en que la sociedad funciona” (ibid., p. 5). Esto le lleva a desarrollar su “teoría del mantenimiento” Aquí, el trabajador social contribuye:
Al mantenimiento de la sociedad ejerciendo el control sobre los miembros desviados y asignando los recursos escasos de acuerdo con las políticas marcadas por el Estado pero implementadas sobre una base individual. Mantienen a los miembros en la sociedad ejerciendo e1 control, asignando recursos y proporcionando una amplia serie de estrategias de apoyo (ibid., p. 30).
El resultado es un modelo de práctica de consenso en el que el trabajador social actúa para mantener a la sociedad y a sus miembros en un estado relativamente estable. El libro, conforme con su subtitulo, guía al trabajador social en su trabajo de una forma práctica y positiva, realista y honesta. Davies afirma, en la que quizás sea la frase más citada del libro, que “los trabajadores sociales son los mecánicos de mantenimiento que engrasan las ruedas interpersonales de la comunidad” (ibid., p. 28).
Teorías Conductistas
Mientras las teorías de sistemas emplean como analogía el mundo natural para el mundo social, una técnica que encuentra modelos útiles para la comprensión de la realidad, los conductistas “tratan al mundo social exactamente como si fuera el mundo natural; tratan a los seres humanos como máquinas u organismos biológicos y a la estructura social como si fuese una estructura física” (Burrell y Morgan 1979, p. 102).
En sus formas más extremas, la gente es tratada como cualquier organismo natural. La dimensión subjetiva es considerada como totalmente irrelevante. los conductistas puros, por ejemplo, no ven ninguna necesidad de prestar atención a nociones como propósito humano, el inconsciente o cualquier otra quimera “especulativa” o “metafísica”, para desentrañar la conducta humana. Los científicos sociales buscan comprender cómo tienen lugar ciertas conductas humanas, por qué persisten y, si es necesario, cómo pueden modificarse.
Más generalmente, todas las teorías que pretenden identificar las leyes psicológicas universales (la ciencia natural termina con el espectro psicológico), funcionan con presupuestos
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