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Parcial sobre Participacion Politica


Enviado por   •  26 de Agosto de 2017  •  Ensayos  •  1.181 Palabras (5 Páginas)  •  176 Visitas

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29 de mayo de 2017

Juan Camilo Figueroa Cifuentes

Participación Política

Hernando Llano Angel

Parcial Final – 2da parte.

5) Los eventos y manifestaciones de carácter político y social que últimamente han sido el pan de cada día en países de la religión, en especial el nuestro y Venezuela, traen a consideración la necesidad de un examen acerca de la situación de violencia, represión e intento de emancipación de ciertos grupos y colectivos que se mezclan y chocan en estas revueltas. Con el objetivo de entender estos eventos muchos creerán que es importante llevar a cabo un análisis desde una posición de neutralidad frente a los hechos, pero en estas volátiles etapas de la sociedad cabe hacer memoria de la frase dicha por el clérigo y pacifista sudafricano, Desmond Tutu: “Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor”. Por lo cual, desde ideas tomadas de autores como Fernando Savater, Hannah Arendt y Jeanny Pearce quizá podamos dar respuestas a las manifestaciones y dinámicas que ocurren en las naciones sin tomar el lado del victimario.

Fernando Savater nos plantea en su texto “La violencia política: Represión, reformismo y revolución” que la historia de la humanidad, hasta donde hemos llegado en estos momentos, ha estado en un paralelo directo con la violencia, ésta ha servido como instrumento de cohesión entre los individuos y como intimidación ante un posible estado de naturaleza hobbesiano que se pudiese llegar a desatar si las personas no tuvieran algo que los cohesionara. Menciona que la violencia como tal siempre ha aparecido politizada, acompañada de pergaminos que legitiman, con títulos que la vindican y planes que la perpetúan, así mismo, Savater arguye que la violencia sirve para identificar exteriormente a la comunidad, unirla y repeler el contagio de “pueblos esclavizados”; mientras que para adentro es funcional como una amenaza en doble sentido, desde el temor de una guerra de todos contra todos hasta la amenaza de una coacción severa por parte del Estado hacia el individuo que rompa las reglas del pacto.

El último caso podría ser vinculado como parte de la situación que ocurre en estos momentos en Venezuela; un Estado liderado por Nicolás Maduro que ha presentado levantamientos en contra de su propia infraestructura utiliza medios como la guardia nacional y fuerzas militares para obligar a que la ciudadanía no se manifieste ante él, similar en Colombia cuando el gobierno decide mandar las fuerzas del ESMAD para poner fin de manera violenta a diferentes protestas que no necesariamente tienen la intención de incitar el caos.

Y es que, como Savater menciona, el Estado jacabino comprado con los de Colombia y Venezuela, se presentan a sí mismos como los representantes de los pueblos, los que a la larga eligen quién es el pueblo, mientras que éstos han sido auto-designados y no hay manera posible de destruirlos. Pero esto es sólo posible desde una lógica militar que ha sido asentada como base del poder de los Estados, pero ésta misma, como menciona Hannah Arendt en su texto “Sobre la Violencia” llega a convertirse en un oxímoron; el poder y la violencia no coexisten uno al lado del otro, sino que por el contrario, donde el poder esté presente no será necesaria la existencia de la violencia, y cuando aparece la violencia esta inmediatamente empezará a destruir las manifestaciones de poder. Podríamos así decir que los gobiernos de ambos países están tratando de ejercer poder destruyendo a éste mismo por el uso indebido de la violencia, y que sólo por medio de otras estrategias estos Estados y su ciudadanía podrían alcanzar un nuevo punto de orden social.

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