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Perspectivas de la igualdad: Una discusión entre Amartya Sen y Gerald Cohen


Enviado por   •  26 de Octubre de 2021  •  Ensayos  •  3.791 Palabras (16 Páginas)  •  97 Visitas

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Perspectivas de la igualdad: Una discusión entre Amartya Sen y Gerald Cohen

Por: Wilson Gómez.

El presente texto tiene por intención exponer una discusión a propósito de la conferencia de Amartya Sen, “Igualdad ¿De qué?”[1]. En primer lugar, se mostrará lo que expone Sen en su conferencia. En segundo lugar, se presentará una crítica que hace Gerald Allan Cohen[2] a esta conferencia y, finalmente, la respuesta que Sen hace a tal crítica.

Diferentes perspectivas de Igualdad: Amartya Sen.

El problema de la igualdad más allá de ser un problema de la filosofía política, tiene un fundamento moral. En este sentido, la evaluación de los fundamentos de las diferentes formas de entender la igualdad depende de la evaluación de las corrientes que presentan tales fundamentos. Sen evalúa tres perspectivas de la igualdad, a saber, la igualdad: desde el utilitarismo, el bienestarismo y la igualdad Rawlsiana. Finalmente Sen propone su propio enfoque de la igualdad.

  • Métodos de crítica.

Para evaluar la pertinencia de la igualdad desde las diferentes perspectivas es posible utilizar dos formas de crítica. El primero es la Crítica implicativa, que se refiere a los alcances de los principios sobre los que se fundamenta la igualdad en casos concretos. El segundo, es la Crítica por principios previos. Esto es, la constatación de los principios por medio de otro principio más general o universal (mejor estado deseable, máximas universales)

  • Igualdad utilitarista.

Existe, en principio, un problema fundamental en el utilitarismo que es la presuposición de una forma pura[3]  de distribución. Para entender esto, permítase servirme del ejemplo que el mismo Sen expone. Supongamos que tenemos un pastel (que es la representación de los bienes en general) que debe ser dividido en x cantidad de porciones con x tamaño. Entre mayor sea la porción de pastel que se posea, mayor es también la utilidad (que puede figurarse como felicidad). En este sentido, el pastel es la única fuente de utilidad. Además, la utilidad aumentará en menor medida de lo que aumentaría si pudiese hacerse alguien a un pedazo más de pastel. El objetivo del utilitarismo será buscar la máxima utilidad de la suma de las utilidades al margen de su distribución original (Cf. Rawls & Sen, 1995; Pág136). A esta utilidad se llama utilidad marginal, que es la utilidad que cada quien obtendría con una porción más de pastel. Si la maximización de la utilidad consiste en el aumento de la utilidad marginal, entonces, necesariamente, el aumento de la utilidad marginal en unos depende de la disminución de la utilidad marginal de otros, ya que, se trata de un solo pastel que no es ilimitado. En este sentido, la igualdad en el utilitarismo no está en la distribución de los bienes de una manera equitativa sino en la Igualdad de consideración e importancia de los intereses de todos los individuos que motivan el aumento de la utilidad.

Ahora bien, surge la pregunta de si una igualdad meramente utilitarista es pertinentemente moral y políticamente correcta, es decir, si el aumento de la utilidad marginal es un buen indicador de igualdad. La respuesta está en la presuposición inicial (pureza de la distribución). Si la igualdad utilitarista consiste en igualdad de importancia de los intereses individuales, entonces, sería moral si y solo sí los intereses de alguien están perfectamente coordinados con los de los demás. Así, el aumento de la utilidad marginal no afectaría a ninguno de los individuos. Sin embargo, tal igualdad empieza a trastabillar cuando se hacen comparaciones interpersonales. En la cotidianidad, es muy difícil que se dé un estado de cosas en donde los intereses de algún individuo no se crucen con los intereses de otro. Se trata en el fondo de un solo pastel que no alcanza para que todos repitan una porción más. Además, a la hora de valorar sobre la importancia de los intereses nos encontramos con que hay utilidades que no son de la misma naturaleza, es decir, unos son descriptivos (estados mentales como la felicidad, la seguridad, el status) y otros son cuantificables (el dinero y todo bien material). Por lo tanto, es difícil valorar la igualdad de los intereses que llevan a utilidades tan disímiles.

En resumen, al hacer la doble crítica (implicativa y de los principios previos) nos encontramos con que la igualdad utilitarista, en cuanto a los principios previos, no resulta ser una postura lo suficientemente universal (en lo que refiere a la igualdad de intereses, que como vimos, es bastante problemático) y por lo tanto, puede cuestionarse el hecho mismo de que sea considerada como igualdad. En cuanto a la implicación, la igualdad utilitarista no tiene en cuenta que el ser humano es, en sí mismo, diverso y complejo: “Si los seres humanos son idénticos, la aplicación del principio previo de la universalidad expresado como <atribuir igual importancia a los intereses iguales de todos los sujetos> se simplifica enormemente” (Rawls & Sen, 1995; pág 139.)

  • Igualdad del bienestarismo.

Existe una forma más compleja de utilitarismo[4] que es menos exigente que el utilitarismo (ya que no exige que sea juzgada en la maximización de la totalidad) conocida como bienestarismo. La regla general del bienestarismo es que: se puede juzgar como bueno un estado de cosas según el nivel de utilidad de la persona menos favorecida[5]. Sin embargo, en lo que el utilitarismo no peca, el bienestarismo sí. De nuevo, al hacerle la doble crítica se observa que tampoco el bienestarismo es tiene un carácter universal. Es decir, en el bienestarismo, la posición más desfavorecida es la que manda sin tener en cuenta la intensidad de los intereses de todos los individuos. El esfuerzo y el logro personal de cualquier persona que no sea la más desfavorecida se verá afectada ya que su utilidad marginal le es arrebatada para maximizar la utilidad del menos aventajado. Si el utilitarismo es inmoral porque no tiene consideración de las desigualdades de la distribución de la utilidad, el bienestarismo lo es también por su falta de atención a las magnitudes (pérdida y ganancia) de la utilidad de los individuos.

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