Prejuicios
Enviado por JCJC • 21 de Agosto de 2013 • 2.185 Palabras (9 Páginas) • 323 Visitas
PREJUICIOS Y PREGUNTAS EN TORNO A LA CULTURA POPULAR
JAS REUTER
“Cultura es...”; y sociólogos, antropólogos, filósofos, diccionaristas nos dicen lo que es.
Resultado: docenas de definiciones, muchas de ellas excluyentes entre sí.
El único punto de coincidencia entre ellas es que la cultura es algo creado por el hombre, frente
a la naturaleza. Por “objetivo” y “científico” que cualquiera pretenda ser al hablar de cultura,
siempre su pensamiento y la consiguiente definición, o aun mera explicación, derivará de una
compleja gama de condicionamientos sociales, psicológicos, científicos, filosóficos, religiosos,
éticos, estéticos; en una palabra, culturales. No hay ser humano –excepción hecha de algún
Robinson, y aun esta excepción es relativa- que no esté inmerso en la cultura, o sea en sus
propias creaciones como género, y no es posible definir aquello cuyo fin, o sea cuyo límite, no
logramos ver ni desde dentro ni desde fuera. Cualquier definición no pasa de ser una muletilla,
un intento de explicarnos lo que queremos conocer. Véase, para el caso, conceptos extremos
como los de “universo” o “dios”.
Si aceptamos como punto de partida que “cultura” es un conjunto de creaciones humanas,
veremos que no hay grupo humano, desde la familia hasta la más compleja nación pluriétnica,
que carezca de ellas. Esto, de tan obvio, parece trivial. Pero sobre esta base hay algunos
hechos que no son triviales. Por ejemplo: en toda sociedad –entendida en el sentido más
amplio de grupo- se establecen valores respecto de la propia cultura y respecto de la propia
cultura y respecto de la cultura de otras sociedades, ya sea que se considere que la propia
cultura es superior, igual o inferior a la de otro grupo humano, e internamente también se
otorga mayor valor a la cultura de un sector del propio grupo que a la de otro sector. No hay
sociedad que no jerarquice las creaciones humanas, conozca o no el concepto de “cultura”.
La destrucción o el sometimiento de una cultura para imponer otra, o de una sección de la
cultura para imponer otra sección deriva de esa jerarquización axiológica.
Tales realidades (realidades culturales, ciertamente) provocan a su vez que sólo algunos
aspectos de ese acervo de creaciones humanas que en el sentido más lato conforman la
cultura pasen de considerarse como los más valiosos, a considerarse como los únicos
verdaderamente culturales, lo cual lleva a otras definiciones que, de acuerdo con el título de
este ensayo, llamamos “prejuicios”. Así, está el prejuicio de pensar que sólo es cultura lo que
un grupo –generalmente el que domina dentro de su sociedad- acepta como tal. Ejemplo:
cultura es ponerse corbata o asistir a una representación teatral, ausencia de cultura es usar
sólo taparrabos y participar en una grotesca danza alrededor de una fogata.
Otro prejuicio consiste en afirmar que de entre las creaciones humanas sólo algunas son
suficientemente “valiosas” como para ser incluidas en lo que es cultura: en las sociedades
occidentales está muy arraigado el prejuicio de que lo “mejor”, lo “más valioso”, lo que
verdaderamente es “cultura”, son las creaciones que llamamos “arte” –bien entendido, el arte
creado de acuerdo con determinados cánones establecidos por el propio sector dominante de
esas sociedades, a saber, la élite político-económico-intelectual. En tal sentido, cultura es el
conjunto de obras arquitectónicas, escultóricas, pictóricas, literarias y musicales creadas por
ese sector dominante de las sociedades de Occidente; en Oriente, por cierto, sucede lo mismo.
A veces la identificación de la cultura con las bellas artes se admite como demasiado estrecha,
y se habla entonces de “cultura espiritual” –creaciones humanas que, además de las bellas
artes, abarcan ciencias, filosofías y religiones, y hasta comportamientos sociales derivados de
ellas; frente a esta cultura se habla, un poco despectivamente, de la “cultura material”, o sea de
los objetos tangibles usados cotidianamente.
En las sociedades con división del trabajo bien marcada –o sea, hoy en día, prácticamente casi
todas las sociedades- se establece una jerarquización del trabajo y de los grupos dedicados a
los diferentes quehaceres; cada gremio va desarrollando su propia cultura, su propio juego de
modos de comunicarse e interrelacionarse, con sus propios valores.
De aquí a las “culturas de clase” no hay más que un paso en las sociedades modernas con
capital, mano de obra y –lo que muchos suelen olvidar- aparato burocrático-administrativo.
Dentro de esas sociedades complejas, los grupos étnicos por un lado, y las organizaciones
religiosas por el otro (a menudo combinándose) desarrollan a su vez sus propias culturas con
creaciones tanto espirituales (mitos, dogma, verdades, cantos, gestos de urbanidad) como
materiales (atuendos, implementos
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