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Principios Pedagógicos relacionados a Cali Llenita


Enviado por   •  22 de Agosto de 2017  •  Tareas  •  1.556 Palabras (7 Páginas)  •  223 Visitas

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Universidad San Buenaventura Cali

Licenciatura en Educación Infantil

Clase de Práctica Pedagógica

Nathalia Gaviria Yusty

Agosto 24 del 2017

Principios Pedagógicos relacionados a Cali Llenita

Antes de iniciar el proceso de asociación entre cada uno de los principios pedagógicos y lo realizado mediante la campaña social de Cali Llenita, surge necesario explicar de manera generalizada las bases, propósitos y objetivos que le dan paso a esta campaña social en la ciudad de Cali.

Cali Llenita surge como una campaña ciudadana a inicios del año 2016, que liderada por Sandra Pineda, empieza a conformar un grupo de voluntarios que durante los días sábados aporten con donaciones y con su participación a la campaña cuyo fin es tomarse algunas calles, andenes y semáforos de la ciudad donde se encuentren niños y niñas acompañantes de vendedores y trabajadores de la calle. El principio de Cali Llenita es fundamentalmente convertirse en una campaña de apoyo y acompañamiento socio-afectivo para estas familias que de una u otra manera han sido tan “olvidadas” e “ignoradas” por la sociedad. Para conseguir ese propósito, se preparan unos refrigerios que se convierten en la excusa perfecta para lograr ese acercamiento con los niños, niñas y sus familias. De esta manera, durante todos los sábados del año se empieza a establecer un vínculo entre los participantes y las familias beneficiadas quienes sábado tras sábado sacan un espacio por fuera de sus rutinas y responsabilidades para dialogar, compartir, bailar, y estrechar lazos de amistad entre dos poblaciones en las que por lo general, no hay mayor contacto.

Posteriormente, unos 6 meses después de que la campaña fuera tomando fuerza en la zona del sur; se decide abrir una nueva ruta en la zona del norte liderada por Inga Hakspiel y Nathalia Gaviria, quienes con un nuevo grupo de voluntarios, recorren diferentes sectores de la zona norte identificando aquellos en los cuales se encuentran niños y niñas con sus familias para establecer una nueva ruta de apoyo. Se inicia desde cero nuevamente la campaña de Cali Llenita siguiendo la misma línea de acción que se hizo con la población del sur y a medida que va pasando el tiempo, se logra establecer una vinculación con estas nuevas familias quienes todos los sábados se alegran y agradecen la presencia de los voluntarios.

Ya habiendo realizado una generalización de la campaña de Cali Llenita, surge la necesidad de asociar cada uno de los principios pedagógicos plasmados en el texto de Octavio Ospina con el principal propósitos de realizarle una autoevaluación a la campaña en cuanto a su manera de enfoque y acercamiento con la comunidad.

El primero de los principios tiene como nombre “la mínima intervención”, y de manera generalizada pretende demostrar cómo a veces esa necesidad e instinto social humano por colaborar y servir, pueden llevar a un resultado contraproducente al pretender hacer o sobre-abarcar ciertas acciones que terminan imponiendo y oprimiendo al otro en vez de ayudarlo y potenciarlo.

Por ende, “la mínima intervención” por parte del que pretende ayudar, es aquello que realmente puede asegurar la máxima participación de la comunidad y además, ofrecerles el establecimiento de un proceso de auto-confianza y auto-realización personal.

Al haber leído este principio, surgieron múltiples sucesos y ejemplos de situaciones que se han presentado durante la campaña de Cali Llenita que evidencian un mal manejo en lo que debería ser “la mínima intervención”. Muy al contrario, se manifiesta a lo largo de la campaña un comportamiento de “máxima intervención”, dentro del cual se ha pretendido básicamente en el conseguir y dar todo lo que sea posible hacia las comunidades. De esta manera, desde prácticamente el segundo mes de la campaña, los refrigerios que iniciaron siendo una excusa de acercamiento, ya dejaron de ser únicamente refrigerios para convertirse también en donaciones de ropa, juguetes, útiles escolares, productos de aseo para el hogar, productos de uso personal, mercados, entre otras ayudas que se les empezaron a dar a las familias.

Esto, a pesar de que en el momento se vio con admiración y como un gran logro, es ahora evidente que empezó a generar altos niveles de dependencia de aquellos que se estaban viendo beneficiados ya que en aquellas jornadas donde “sólo” se les entregaban los refrigerios, no sobraban nunca los reclamos por el otro tipo de donaciones y era en varias ocasiones evidente el descontento de las familias por no estar recibiendo obsequios adicionales.

Adicionalmente, esa dependencia empezó también a generar niveles bajos de autoestima en las familias ya que era bastante recurrente escucharlos decir comentarios como: “es que si ustedes no me dan mercado, no tengo como darles comida a mis hijos”, “si no nos dan los útiles los niños no van a poder ir al colegio”, entre otros comentarios similares que no sólo fundamentaban más esa dependencia si no que también arraigaba más en ellos esas limitaciones que creían tener.  

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