Problemas Urbanos Contemporaneos
759659529 de Junio de 2014
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PROBLEMAS URBANOS CONTEMPORÁNEOS
Alrededor del 90% de la población en Venezuela está radicada en centros urbanos. Las principales ciudades del país confrontan serios problemas ambientales, de ineficiencia en el funcionamiento de los servicios públicos, déficit de viviendas, carencia de equipamientos y parques, déficit en cantidad y calidad de espacios públicos para la convivencia ciudadana.
Aunado a ello, más de la mitad de la población habita en asentamientos que no cumplen con los estándares mínimos de urbanización. Extensiones de territorios ocupados y autoconstruidos por sus pobladores para dar una solución a la necesidad de alojamiento, pero que, por no contar con la asistencia técnica adecuada y la improvisación o desatención de los gobiernos de turno, se han convertido en una de las mayores urgencias urbanas por atender de nuestra sociedad contemporánea.
CRISIS Y GLOBALIZACIO.
Tras un siglo de urbanización y expansión demográfica explosivas, se están configurando nuevas tendencias urbanas que plantean nuevos retos a la investigación y el desarrollo urbano. Los índices de fecundidad han disminuido y en varios países la transición demográfica ha tenido ya una repercusión considerable en los padrones de urbanización. La creciente globalización de la economía internacional ha empezado a introducir cambios importantes en las estructuras espaciales de la producción. La descentralización de la industria, los cambios tecnológicos y la creciente orientación hacia el comercio mundial han contribuido a una geografía cambiante de la industria y del empleo. Las reformas introducidas por las políticas neoliberales y los cambios macroeconómicos han tenido también una importante repercusión en el conjunto de la región. La recesión y los ajustes han acarreado reducciones en los servicios públicos, privatizaciones de empresas administradas por el Estado, disminución de las nuevas posibilidades de empleo y descenso de los salarios reales.
Las duras políticas de estabilización aplicadas para hacer frente a la crisis económica han originado descensos considerables de los indicadores macroeconómicos nacionales. Tales transformaciones han afectado de manera diferente a los distintos países dado que se hallan en diversas fases de desarrollo político-económico y urbano y varía también su dependencia, respecto a la economía.
AJUSTES DE LOS NUEVOS ESCENARIOS URBANOS.
En nuestros tiempos, la combinación de reforma del Estado y globalización acentúa una nueva dinámica en gobiernos locales con mayores competencias y con similares recursos, pero, a la vez, con una mayor evaluación por parte de la sociedad.
Este proceso lleva a descentralizar competencias y obliga a un ajuste de cuentas fiscales a niveles locales y al aumento de demandas y de evaluación por parte de las sociedades civiles locales. Lo que indica que se está modificando un modelo de gestión tradicional de los municipios y su forma de relación con la sociedad local a partir de lógicas territoriales, horizontales.
La desburocratización y los requerimientos de eficacia y eficiencia orientaron el desarrollo local y el planeamiento estratégico con una mayor injerencia municipal en la política social. Así, las ciudades pasan a ser centro de decisiones y estrategias propias, pasando del proyecto nacional al local, identificando proyectos en lo más micro y cercano, donde la ciudad se conecta al instante desde lo local con lo global.
En estos nuevos escenarios se articulan al mismo tiempo un aumento de las actividades municipales con un mayor protagonismo y de las expectativas de la población con fenómenos de declinación y estancamiento de comunas, de diferenciación creciente entre regiones y ciudades, huelgas y marchas de empleados públicos, cortes de rutas y explosiones sociales. De este modo se produce por un lado, una revitalización de la gestión local y por otro, el municipio aparece como un punto de concentración de la fragmentación social, de la protesta, de la crisis de mediaciones y de la falta de recursos. (García Delgado, 1997)
El municipio va adquiriendo una intervención creciente en la cuestión social haciéndose cargo de los conflictos sociales locales, en una situación cada vez más compleja, con una pobreza más heterogénea y el reclamo constante de la población por el ejercicio de su ciudadanía y los derechos adquiridos.
De esta manera, el municipio tiene que salir a resolver estos problemas que le exigen pronta resolución a través de estilos políticos decisivos y nuevas prácticas necesarias para ejecutar políticas sociales, tratando de concertar o articular de la mejor manera las relaciones entre la gestión pública y la sociedad civil.
El principal problema que se plantea en esta situación, es en qué medida estas innovaciones son adecuación al ajuste, descarga de tareas y responsabilidades del Estado nacional y provincial hacia las comunas o descentralización y mayor participación de los ciudadanos a través de las gestiones locales.
• Es una adecuación local al ajuste nacional con lo que el Estado delega los problemas y responsabilidades o hay elementos alternativos en el mismo?
• Qué fuerzas impulsan la crisis del modelo de gestión tradicional, burocrático clientelar hacia una mayor protagonismo de la gestión local?
Descentralizar puede significar el fortalecimiento de lo local en lo institucional o el rol de contención y de descarga de la crisis hacia abajo donde a algunas ciudades se les asigna la gestión de las consecuencias sociales de las decisiones económicas del gobierno central, transformándolo en receptor directo de la protesta ciudadana, enfrentando los efectos de la crisis, el ajuste y la recesión económica (Herzer, Pírez; 1993) El agravamiento de la situación social por la desestructuración de las economías regionales y la expansión del desempleo hacen que el municipio tenga que ocuparse crecientemente de la política social constituyéndose en la cara más inmediata de un estado en retirada y en objeto de demandas que muchas veces no se corresponden ni con las competencias que se le asignan formalmente, ni con sus recursos reales. Se identifica así un nuevo modelo de gestión a nivel local, con iniciativas espontáneas de la sociedad que el Estado refuerza o iniciativas del Estado que la sociedad refuerza, todas ellas, vinculadas a la satisfacción de demandas sociales básicas.
La descentralización supone competencias de hecho o de derecho lo que significa mayor presión para las comunas. Con la descentralización el Estado nacional desplaza la crisis para abajo, hacia las provincias primero y de éstas hacia las comunas, en un proceso en donde los municipios tienen que dar respuestas más amplias, pero muchas veces con recursos similares o sin las capacidades técnicas y de gestión necesarias. A la gestión de los servicios urbanos tradicionales se le unen los de salud, educación, y asistencia a grupos de riesgo. Y esta necesidad de mayor respuesta implica, a la vez, la de contar con mayor capacidad de gestión. Esta reformulación y redefinición de responsabilidades se instalan como un conjunto de hechos consumados antes que se los institucionalice y los actores sociales se deben ir acomodando de acuerdo a las circunstancias y demandas más urgentes.
Las mayores competencias con menores recursos llevan a tener que hacer más eficiente la gestión adecuando a ello estructuras, procesos y recursos organizacionales, mostrando las limitaciones del modelo político tradicional basado en punteros y en el clientelismo, así como la disposición de la sociedad civil a participar en otras vías.
El impacto de la reforma del Estado sobre el nivel local ha generado un conjunto de nuevas oportunidades pero además enfrenta a los gobiernos municipales con nuevos problemas para los cuales no estaban preparados. Los problemas se vinculan con la necesidad de aumentar la capacidad técnica y de gestión de los gobiernos municipales, en especial en los aspectos referidos a la formulación e implementación de programas sociales que puedan dar respuesta a las demandas de la población más afectada por estas transformaciones y con la localización de las demandas de los ciudadanos.
De esta manera, para la gestión municipal se presenta la necesidad de incorporar mecanismos de evaluación de políticas que contemplen tanto el análisis previo a la implementación de los programas como la instrumentación de mecanismos de seguimiento y monitoreo permanente de los mismos. A su vez, resulta necesario desarrollar sistemas de evaluación y de impacto que contemplen la opinión de los beneficiarios de las políticas que, aún en el plano local, no siempre tienen una directa vinculación con quienes las implementan.
La capacidad de gestión social de los gobiernos locales está vinculada directamente con la capacidad de cubrir las expectativas y necesidades de la población local y la capacidad de co-responsabilizar a la propia sociedad tanto en el control como en la implementación de las políticas sociales. Para ello, resulta necesario establecer redes de conexión con las nuevas formas de organización social (ONG, Entidades intermedias, organizaciones de base, Iglesias, etc.) que interactúan en la gestión pública tanto en el nivel de control como en el nivel de aplicación de algunas políticas.
De este modo, sobre el espacio político se desarrolla una combinación de demandas que nuclean nuevas formas como los movimientos sociales que circunscriben sus acciones a hechos puntuales con demandas tradicionales referidas al mundo del trabajo y las condiciones sociales, y demandas por necesidades básicas.
Los
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