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Roger Stone: El poder de la desinformación


Enviado por   •  28 de Noviembre de 2018  •  Ensayos  •  1.847 Palabras (8 Páginas)  •  132 Visitas

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Ciencias de la Comunicación

Medios de Comunicación y Sociedad

Segunda evalu+-*ación parcial

Mtra. Ziayra Rivera

Daniel Alejandro Hernández Garay

Roger Stone: El poder de la desinformación

Introducción

Cuando uno piensa en la política clásica se le vienen a la mente los debates, campañas publicitarias, carteles, murales, spots televisivos y un constante flujo de información por parte de la campaña de por qué este candidato es mejor que otro. Durante mucho tiempo la política, especialmente en Estados Unidos, funcionaba así. Tenía un conjunto de normas no escritas que decían bajo qué límites se podía participar en el juego desde un punto de vista normal. Inserte a Roger Stone; un joven que, a los diecinueve años, ya había sido localizado como unos de los partícipes en el escándalo de Watergate durante el gobierno del presidente Richard Nixon. Stone, que al parecer no posee un ápice de escrúpulos, utilizó esta reciente fama que los medios le habían otorgado para hacerse una carrera moralmente cuestionable pero indudablemente exitosa. Para Roger Stone, la única cosa peor que ser infame es no ser famoso en lo absoluto; la política es como la industria del entretenimiento y aquél que no causa impacto en sus espectadores para a ser olvidado.

Desarrollo

Hoy en día, la comunicación juega un papel clave en la política. Radio, televisión, redes sociales; durante los tiempos de campaña las personas se ven bombardeadas de información y narrativas por todos lados. Los medios hacen o deshacen a un candidato. Pueden enfocarse en sus logros y su gran carácter e integridad como persona o pueden tirar su candidatura de un risco al filtrar un rumor o escándalo acerca de sus valores y conductas. Como señala Luhman, (1927) a los medios ya no les importa la calidad y veracidad de la información que le proporcionan al público. Dividen en dos categorías; lo que se puede informar y lo que no. Es aquí donde ocurre el común fenómeno de las fake news, noticias y narrativas ligeramente basadas en la realidad o, en algunos casos, completamente inventadas. Es tal la influencia de los medios en la política que muchas veces la gente consume la noticia sin saber si es verdad o no; los medios, que funcionan como el nexo entre la audiencia y los eventos a los que no está expuesta directamente, son los que construyen la realidad del público por más desapegada que esté de la realidad. Es aquí donde Stone se luce. Estira los límites de lo legal para utilizar tácticas que se considerarían moralmente incorrectas y manipular los eventos de la política estadounidense desde afuera. Claro ejemplo de esto es cuando lideró una “smear campaign” (campaña de desprestigio) contra el entonces gobernador de Nueva York Eliot Spitzer quién, curiosamente, representaba un voto de superdelegado a favor de la nominación democrática a la presidencia de Hillary Clinton. A través de información por debajo de la mesa proporcionada por una prostituta, Stone le dio el golpe a la montaña que creó la avalancha de investigaciones y ataques a la reputación Spitzer, culminando en su renuncia del cargo de gobernador.

Otro enfoque por el medio del cual podemos observar la conducta de Stone es el poder y contrapoder de Castells (2009). Para el sociólogo español, siempre que se establezca alguna forma de poder o dominación en cualquier ámbito, surgirá del mismo modo un contrapoder que se oponga a los ideales e intereses del poder actual. Desde este punto de vista, Stone representaría el contrapoder de la política americana. El infame lobbyist crea caos muchas veces por la simple motivación de la diversión; Roger Stone se entretiene con la generación de caos, del establecimiento. De hecho, a principios de su carrera en el cabildeo, el ideal de Stone era oponerse y derrocar al establecimiento que dominaba la política americana. Curiosamente, conforma han pasado los años, se ha unido a aquello que juraba oponer. Resulta interesante que, a pesar de ser la forma de gobierno quien mantiene el poder, los medios de comunicación se han levantado en los últimos años, al punto de acercarse a eclipsar al gobierno. De acuerdo a Castells, y como nos lo ejemplifica perfectamente el documental, los medios representan el espacio en que se crea el poder. A partir de estrategias y “media gimmicks” se puede influenciar el carácter de la información que circula y que, eventualmente, construye una percepción social hacia cierto objeto, en este caso una imagen política. Roger Stone hace esta manipulación a partir de dos métodos: la tergiversación de los hechos presentados por los medios y la decisión sobre qué información sale y cuál no sale al público. A partir de estas prácticas, siempre manteniéndose en el borroso borde entre lo legal y lo ilegal, Stone hace y deshace figuras políticas como le place. Siguiendo en el hilo de Castells, se puede relacionar el método de Stone con la manipulación de la mente. Es en la mente donde se produce la construcción del poder. Torturar a los cuerpos es menos eficaz que manipular a las mentes. A lo largo de la historia se ha demostrado que lo que las personas piensan es lo que ultimadamente terminan haciendo. Cuando los individuos les dan prioridad a ciertos valores sobre otros es cuando se logra la mejor forma de control y poder. A partir de esto, el cabildero estadounidense tomaba control sobre las mentes del público al crear narrativas que cambian la percepción general. Escándalos sobre prácticas personales, difamación por acoso, sacar a luz conductas extrañas que alienaran la imagen de confianza que los políticos se habían esforzado tanto en construir. De igual manera, el utilizar el miedo es básico para las formas de control. Según Castells el miedo es la emoción más fuerte, más aún que el amor, y se puede utilizar para crear división, confusión e inhibición del pensamiento crítico entre aquellos que lo experimentan. Un ejemplo de esto es cuando el entonces candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald J. Trump, empezó una “hate campaign” en la que tachaba a los inmigrantes ilegales (y legales) provenientes de México como violadores, saqueadores y asesinos. Al exacerbar estas características, muchos de sus simpatizantes comenzaron a alinear sus pensamientos con el de Trump; la mayoría de ellos ignorantes a la verdad de los hechos y dejándose llevar por fake news y prejuicios erróneos. Ahora, esta táctica de Stone no era sólo para ganar votos, sino para atacar a la campaña de Hillary. Los inmigrantes se sentían amenazados y entraban en pánico; estaban afrontando la posibilidad de perder su libertad en el país. Esto crearía una disonancia cognitiva en su decisión de voto, que resultaría en el surgimiento de una pregunta en su mente: “¿Votar por Clinton realmente me brindará amparo en este país?”. De esta forma, se puede observar cómo lo que teoriza Castells se aplica en la vida real. Cuando se aprende a utilizar el miedo se puede dividir, confundir, inhibir el pensamiento crítico y finalmente dominar. Por último, cabe destacar el parecido entre la forma de poder de Roger Stone y lo que Castells ha planteado en su obra. La política cognitiva apela a las emociones. A través de metáforas, que el cerebro utiliza para pensar y asociar experiencias pasadas con nuevas, se consigue apelar a las emociones de las personas. La gente no es racional, es emocional.

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