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Salud mental en Latinoamérica


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2022  •  Documentos de Investigación  •  2.207 Palabras (9 Páginas)  •  35 Visitas

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Salud mental en Latinoamérica

En América Latina, al igual que en muchos países desarrollados, se puede observar que el progreso económico, y las transformaciones sociales han estado acompañados de un aumento en la problemática psicosocial. La carga representada por las enfermedades mentales se torna cada vez más significativa y estas provocan un alto grado de sufrimiento individual y social. A pesar de la magnitud de la carga de los trastornos mentales, la respuesta de los servicios de salud es por lo general limitada o inadecuada.

En una revisión de los estudios epidemiológicos más relevantes de los trastornos mentales realizados en la región, durante los últimos veinte años, se estimó una prevalencia media durante el año precedente de las psicosis no afectivas (entre ellas, la esquizofrenia) de 1,0%, la depresión mayor de 4,9% y el abuso o dependencia del alcohol de 5,7%4.

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En América Latina, aún subsisten muchos problemas en los servicios de salud mental que tienen una estructura que no se corresponde con las necesidades y un enfoque que continúa siendo básicamente de atención al daño.

En una reciente evaluación de los sistemas de salud en algunos países centroamericanos desarrollada según la metodología de la Organización Mundial de la Salud (conocida como WHO AIMS por sus siglas en inglés) se evidenció un grupo de problemas, entre los que se destacan los siguientes:

  • El acceso a los servicios de salud mental es limitado y el personal no está bien capacitado para manejar exitosamente los problemas que debe enfrentar.
  • La mayor parte de las camas sigue concentrada en los hospitales psiquiátricos; y el índice ocupacional de estas instituciones es alto a expensas, fundamentalmente, de casos severos de larga evolución.
  • No se utiliza personal no médico para proveer asistencia en salud mental, aun en aquellas áreas donde no hay disponibilidad.
  • La disponibilidad de medicación psiquiátrica en el Sector Público se concentra, básicamente, en los Hospitales Psiquiátricos. Los servicios ambulatorios y de Atención Primaria no disponen de medicamentos o estos se venden en las farmacias, donde la mayoría de la población no los puede adquirir por su alto costo.

Rodríguez, J. (2007, 2 diciembre).

‘’SALUD MENTAL DE LOS CUIDADORES EN PACIENTES ONCOLÓGICOS”

Los pacientes no son los únicos afectados por la enfermedad, pues los miembros de la familia también se ven expuestos a estas situaciones (Dionne-Odom, Curie, Johnson & Rosenberg, 2019) principalmente su cuidador primario, es decir la persona que se responsabiliza voluntariamente del niño, con la disposición para tomar decisiones por y para él, además de satisfacer sus necesidades básicas directa o indirectamente, todo ello sin remuneración alguna (Camacho, Arvizu & Jiménez, 2010).

El cáncer es una de las enfermedades que mayor impacto psicológico genera tanto en las personas afectadas como en su entorno. Los datos epidemiológicos muestran que el 40-50% de las personas diagnosticadas de cáncer pasan por un estado de elevado malestar psicosocial a lo largo de todo el proceso oncológico, solicitando ayuda profesional el 30% de los sujetos afectados.

El aumento de la esperanza de vida y el envejecimiento de la población conllevan un significativo incremento de enfermedades que requieren atención y cuidado constante. El tratamiento no solo involucra al enfermo, sino a la familia y personas involucradas que sufren su propio proceso de adaptación a una nueva etapa de estrés que con ello implica alteraciones emocionales y funcionales.  El ser cuidador de una persona con la patología referida es considerada como una situación desafiante y de estrés crónico, que puede inducir efectos perjudiciales tanto a nivel de salud física como psicosocial.  Diferentes estudios revelan que las principales quejas de los cuidadores son cansancio y depresión ya que, como cuidador, a medida que avanza la enfermedad, debe asumir diversas cargar a nivel físico, psicológico, económico y social. Por lo tanto, es de vital importancia el manejo de la situación por parte del cuidador, teniendo en cuenta sus variables personales y posibles estrategias de afrontamiento.

La respuesta de estrés es considerada como una respuesta adaptativa para enfrentarse adecuadamente a los diferentes peligros que pueden presentarse a la persona. Sin embargo dependiendo de la intensidad, duración y frecuencia, puede convertirse en un elemento de vulnerabilidad para la enfermedad. El estrés producido en el cuidado conlleva una ‘’carga’’ que afecta a las relaciones sociales y actividades de ocio. El estrés psicosocial y las alteraciones fisiológicas que acompañan a la situación de cuidado pueden convertirse en catalizadores del envejecimiento.

Las principales consecuencias que conlleva la situación de cuidado son: Deterioro neurocognitivo o diversas alteraciones físicas, tales como dolor muscular, cefaleas, alteraciones del sueño, alteraciones de movilidad, pérdida de apetito y peso o fatiga. Teniendo como característica las alteraciones en la calidad del sueño, debido a que se interrumpe el sueño al encontrase en las tareas del cuidado ya sea en el hogar o en las unidades hospitalarias

El estrés asociado a una situación de cuidado se relaciona con mayor irritabilidad, disminución de los cuidados personales, agotamiento y fatiga, activación, alteraciones de conducta y aumento de la desconfianza. Las consecuencias físicas del cuidado, como la fatiga, inducen una notable disminución en los niveles de atención y concentración en cuidadores, Además, una menor salud metabólica acelera el envejecimiento, lo cual puede aumentar la vulnerabilidad a sufrir deterioro cognitivo.

Mas, sin embargo, existen otros factores que reducen el bienestar, por ejemplo, edad avanzada o ser joven sin experiencia en el cuidado de un paciente con cáncer, dependencia total de su cuidador, ser el único cuidador sin apoyo de la familia, tener problemas económicos, atender los síntomas psicológicos del paciente.

El nivel de sobrecarga experimentado por los cuidadores primarios de un niño con cáncer es mayor que la de un adulto mayor y similar a la de un cuidador de un paciente con demencia, el estrés reportado por el cuidador puede ser igual o mayor que el propio paciente.

Se ha calculado que los cuidadores de pacientes con cáncer dedican en promedio 32.6 horas por semana en el cuidado de sus pacientes, mientras uno de cada tres cuidadores dedica más de 41 horas en esta actividad (National Alliance for Caregiving, 2016).

Comparados con los cuidadores de pacientes con otros tipos de cáncer, los pacientes que viven con leucemia, deben permanecer con ellos largas estancias hospitalarias, manejar las complicaciones de la alta toxicidad del tratamiento prolongado, asimismo, participar en las decisiones difíciles sobre el tratamiento, por ejemplo, decidir sobre la quimioterapia y otros manejos con efectos secundarios graves, el trasplante de células hematopoyéticas y los cuidados paliativos (Dionne-Odom, et al., 2019).

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