Subsidios

El régimen gastará más en subsidios

Tres subsidios directos que mantiene el Gobierno tendrán un costo fiscal de 1.535,2 millones de dólares durante el 2009, según consta en la pro forma presupuestaria.

Las transferencias para el bono de desarrollo humano, el 40% del aporte del Estado al Seguro Social y el financiamiento de la tarifa de la dignidad crecerán en 10,9%, respecto del presente año.

Parte del alza tiene que ver con el aumento de 20 dólares en el monto del bono que reciben 1,3 millones de beneficiarios.

La ministra de Finanzas, Wilma Salgado, reconoció que el crecimiento del gasto corriente se explica, en parte, por el alza en los subsidios: solo en estos tres rubros el egreso creció de los iniciales 1.217,7 millones de dólares que constaba en el presupuesto del 2008 a los 1.383,9 millones de dólares que se prevé termine el año.

Este incremento del gasto preocupa al Observatorio de la Política Fiscal (OPF), que asegura que el “crecimiento supera ampliamente la expansión de la economía e inflación”.

Pero para la ministra las cosas son más sencillas: “el gasto aumenta de acuerdo con la disponibilidad de recursos”.

Mientras que el ministro coordinador de la Política Económica, Pedro Páez, defiende la existencia de los subsidios como una política que se aplica en países tan disímiles como el Ecuador, Estados Unidos o Europa.

Aunque con una diferencia: en el país existen tres tipos de ayudas estatales. El primero, los subsidios temporales a ciertos productos (como el arroz o la urea); el segundo, los encaminados a mejorar la productividad (como el subsidio energético) y el tercero, los subsidios directos. Sobre los dos primeros, Finanzas aún no ha hecho público el costo que representarán para el Estado en el 2009. “No es lo que quisiéramos, pero es lo que tenemos”, reconoció Páez. (IGF)

>> el caso

Consuelo trabaja, pero recibe el bono

El aumento en el valor del bono de desarrollo humano de $ 15 a 30, como había prometido en campaña el actual gobierno, mejoró la vida de Consuelo Yánez, de 32 años. Pero dice que si el régimen concreta otro incremento, esta vez a $ 50, sería “fabuloso”.

Así lo expresa esta madre de 2 hijos que reside en el Bloque 6 de Bastión Popular. Ella cobra el bono desde hace 2 años, cuando se inscribió con solo marcar un número de teléfono. Son $ 29, pues del valor es descontado $ 1 para el Programa de Aseguramiento Popular. Le sirve de mucho, dice, pues los utiliza para el gasto que representan sus menores, a pesar de que estudian en una escuela fiscal cerca del sector.

En su vivienda de dos plantas posee un negocio de cabinas telefónicas; su esposo es artesano, confecciona sandalias y zapatillas que las vende los fines de semana en las afueras de la ciudad. Los gastos de Yánez son múltiples: paga energía eléctrica, agua y otros.

María Rodríguez, de 28 años, separada, con un hijo, estudia párvulos en la Universidad de Guayaquil; a pesar de ser madre soltera, su ex conviviente sí cumple con el pago de las pensiones alimenticias, pero recibe el bono como madre soltera. Dice tener 2 televisores, cocina y nevera, pero eso no ha sido un obstáculo para que califique como beneficiaria. La norma vigente no permite que las personas que tengan este tipo de electrodomésticos reciban ese beneficio.

Como María, cientos de mujeres casadas y en otros casos, jóvenes con capacidad de trabajar, forman parte de los 1,2 millones de beneficiarios del bono de desarrollo humano que el Estado entrega a las madres solteras o abandonadas y personas de la tercera edad o discapacitadas.

“Usted vaya los primeros días del mes y verá. Mujeres que no trabajan llegan con buenos

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