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TRANSICIÓN DEL FEUDALISMO AL CAPITALISMO


Enviado por   •  26 de Abril de 2019  •  Documentos de Investigación  •  7.794 Palabras (32 Páginas)  •  139 Visitas

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TRANSICIÓN DEL FEUDALISMO AL CAPITALISMO

Durante largas épocas el comerciante medieval (llamado mercader) es errante, es decir que se traslada de una lado al otro vendiendo sus mercaderías, con muchos obstáculos: mal estado de los caminos, largas distancias, pesados carros, animales de tiro, sacos de cargamento, la inseguridad, los impuestos que los señores feudales cobran por el pasaje de algunos puentes o caminos que se encuentran en su propiedad.

Al incrementarse el número de mercaderes y de productos para intercambiar, gracias, entre otros factores al comercio marítimo, la necesidad de trasladarse en forma continua disminuye. Así surgen o crecen los burgos, pequeñas aldeas que rodean los castillos feudales pobladas por artesanos y comerciantes que practican una economía libre, donde la moneda y los productos circulan en forma fluida. Surgen luego también los gremios o agrupaciones de artesanos y comerciantes en el interior de los propios burgos.

Existieron además otros factores determinantes de la transición. Hacia el siglo XIV, el agotamiento de los suelos hizo que las tierras no pudieran producir lo necesario para alimentar a toda la población. Por este motivo, los productos básicos para la alimentación escasearon y los precios aumentaron; el hambre se generalizó y las enfermedades se expandieron. A esto se sumaron las guerras entre los señores feudales. Ante estas calamidades los más perjudicados eran los campesinos, por esto la producción agraria también descendió. Con esta baja, muchos campesinos no pudieron pagar los tributos y huyeron a las ciudades para no caer en términos de servidumbre aún peores.

Mientras en la época feudal el campesino trabajaba la tierra y el ganado por su cuenta, entregando una parte de lo producido al señor feudal y la otra parte para satisfacer sus necesidades básicas de subsistencia, progresivamente se pasa a otro sistema en el cual cada vez el campesino debe tributar más al señor feudal, recortando, además los terrenos para poder cultivar. Con todo, el campesino empieza a tener condiciones de vida cada vez peores, huyendo así, a la ciudad, en busca de una mejor calidad de vida. Pero este campesino no posee herramientas para trabajar ni posee modo de obtener los productos necesarios para la subsistencia de su familia: debe vender su fuerza de trabajo.

Por otro lado, luego de trabajar y recibir su pago (salario), debe comprar los productos que antes elaboraba por sí mismo, creando así el mercado donde los mercaderes volcarán su producción.

La influencia del comercio en la estructura social

Junto a los mercados formados en los burgos, es decir en los alrededores de la reserva, aparecen barrios en los accesos a las antiguas ciudades. Esto implica el renacimiento de la vida urbana.

Entre los factores que favorecen esta transformación ideológica para la justificación de las diferencias sociales podemos mencionar que el progreso material es lo que marca ahora la estratificación social: la posibilidad de acumular riquezas propias establece diferenciaciones entre los habitantes. Las diferencias entre los terratenientes se refuerzan

debido a las posesiones de la tierra, y entre los trabajadores y artesanos se producen diferencias fruto de los distintos oficios o de la actividad económica.

El dinamismo económico, es decir, la posibilidad de crecimiento económico que se abre con las nuevas actividades, impulsa las iniciativas personales, y se favorece el surgimiento de una idea de desarrollo individual.

La concentración de la propiedad rural deriva en la expulsión de los campesinos más pobres y en un progresivo pero sostenido proceso de migración del campo a la ciudad. Sin embargo, en muchos casos la posibilidad de empleo eran menores a la cantidad de gente que afluía, por lo que aquellos que no encontraban medios para subsistir en la ciudad caían en la miseria. Con una nueva estructura social que dependía de lo individual y de la posibilidad de generar dinero, aparece también la exclusión de quienes ya no cuentan con ningún medio de subsistencia.

Surgimiento de un nuevo modo de producción; el capitalismo

Las transformaciones introducidas por el comercio y por las nuevas clases sociales que aparecen revolucionan las creencias y las estructuras sociales del modelo feudal. Las antiguas formas de autoridad que se vinculaban con la posesión de la tierra, la herencia familiar y el “mandato divino” declinan.

La vinculación entre los nuevos ciudadanos ya no es eterna y reglamentada. Es temporal e individual, las relaciones se basan en el intercambio de productos. Estos productos pueden ser elementos concretos o, a medida que las actividades urbanas se desarrollan, la propia fuerza de trabajo. El trabajo pasa a ser un producto más que se puede intercambiar en determinado momento, con total libertad y sin generar ningún vínculo profundo entre los actores.

Aparece la división entre aquellos que tienen los medios y las herramientas para crear nuevos productos, y los que sólo tienen su trabajo para ofrecer e intercambiar.

Así, los mercaderes comienzan a tener mayor poder y a proclamar por la defensa de las actividades comerciales.

Para poder cumplir sus objetivos, estos burgos tienen la necesidad de una fuerte intervención del Estado en la economía (a través del proteccionismo, es decir, entorpecer el acceso de productos provenientes de otros países al territorio nacional, con el objeto de favorecer la producción nacional).

Corresponde a un momento en donde progresivamente asciende Inglaterra y declina el Imperio español (formado a base del saqueo a América). Son los comienzos del capitalismo como producción dominante. Con la acumulación de riquezas se sustentaban los gastos de la monarquía, que a su vez otorgaban licencias o contratos monopólicos a empresas comerciales privadas que les ayudaran a incrementarlas.

Los monopolios garantizaban la exclusividad de rutas comerciales y mercados para incrementar sus ganancias. Además se debía vender al extranjero más de lo que se compraba, como medio para acumular metales preciosos, los cuales eran considerados como la fuente de valor y riqueza.

A su vez, se entendía que la riqueza y prosperidad de una nación dependen de la acumulación de metales preciosos por parte de los Estados.

Estas premisas tienen su origen en dos elementos: por un lado, la conformación de los Estados Nacionales, que requerían de la organización de numerosos ejércitos que debían financiarse con metales preciosos. Por otro, y desde el plano estrictamente económico,

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