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Templo de Zeús en Pérgamo


Enviado por   •  28 de Diciembre de 2020  •  Informes  •  1.310 Palabras (6 Páginas)  •  94 Visitas

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Templo de Zeús en Pérgamo

Arte como alegoría

En el actual territorio turco, en la región llamada Eòlida, a unos 30 km de la costa del mar Egèo se levantaba la pequeña ciudad de Pérgamo. La ciudad floreció durante la dinastía de los atálidas, en los reinados de Eùmenes II (263 - 241 a.P.) y Atalo II, sucesores de Alejandro. Ubicada en la ruta comercial del Mediterráneo, con una industria del pergamino muy desarrollada y una gran biblioteca,atrajo a muchos de los artistas más representativos del helenismo, al punto de competir con Atenas.

ubicación de Pérgamo

Entre los artistas anónimos, destacaron los escultores, que erigieron en la acrópolis de la ciudad, el Altar a Zeús, ubicado delante del santuario de Atenea, pero a diferencia de la época clásica, cuando eran construcciones de menor importancia, aquí alcanzó una escala monumental.

La finalidad religiosa del altar fue servir de lugar para los sacrificios y holocaustos en honor a los dioses.

Al subir la pendiente de la colina se accedía por un pórtico a una terraza rectangular para ver en primer lugar la espalda del altar, aquí se ubicaba con un esquema similar al de otros altares por delante del templo pero con una singular organización de las partes. Aquí se partió de un enorme podio donde se desarrollaba una majestuosa escalera y un fabuloso friso esculpido, por encima una serie de columnas jónicas constituyendo una columnata de escasa altura y directamente sobre ésta la cubierta.1

planta del altar

Lo esencial era el friso y sus medios relieves de casi 2,30 metros de altura por una extensión de 120 metros de largo, que reflejaba la lucha de los Dioses Zeús y Atenea, con los Gigantes brutales y monstruosos hijos de Gea. Los escultores plasmaron en aquellos la imagen del gálata inculto y feroz, de cabello largo y encrespado, mentón a menudo barbado y entrecejo fruncido y atormentado y representando a los atàlidas a Heracles, Zeús y Atenea.

Deralle del friso

La violencia y la pasión se apodera de los personajes. Las imágenes se desarrollan con dinamismo, las telas parecen movidas por vientos intensos aplastándolas sobre los músculos tensos. Se diferencian notablemente las expresiones en los rostros, por un lado la tensión se refleja en los rostros de los gigantes y la serenidad emana de la fisonomía de los dioses.

Entre los episodios a destacar se encuentra el que representa a Gea, la madre de los Gigantes, Nike alada y la diosa Atenea, que toma por los cabellos al gigante Alcione. Les acompaña Hera, que guía una cuadriga de caballos alados, probablemente los 4 vientos: Bóreas, Céfiro, Noto y Euro. En los laterales figuran las divinidades de la luz y las de las tinieblas, que dan una dimensión cósmica a la batalla. El conjunto se completa con los dioses marinos, presididos por Poseidón, y con Dionisio y su cortejo, distribuidos entre las alas que forman los salientes y el interior de la escalera central .Entre ellos se mezclan y entrelazan los gigantes. Muchos ostentan rasgos animalísticos, como garras de león, cuernos de toro o escamosas piernas serpentiformes.

Relevamiento del bajo relieve realizado durante la restauración en el Museo de Pérgamo en Berlín

El mito es una victoria de la civilización contra la barbarie. Es alegoría de los enfrentamientos entre los Atálidas venciendo a la barbarie gàlata asignando al propio rey de Pérgamo, Eùmenes II el papel del Dios vencedor. Así mismo, los gigantes, sinónimo de barbarie, simbolizaban a los gàlatas que, ajenos a la civilización griega, eran vistos como seres más cercanos a las bestias que a los humanos.

Hay que ver, por lo tanto, en esta obra una clara finalidad propagandística de las virtudes de la civilización griega, así como del reinado de Eùmenes II en un intento de legitimación de su propia dinastía, vinculándola con los principales dioses Olímpicos.3

Tras la decadencia del helenismo, el derrotero del Altar.

En la segunda mitad del siglo XIX las expediciones arqueológicas y naturalistas organizadas por países como el Reino Unido Y el Imperio Alemán tomaron impulso.

El ingeniero Carl Humann realizó excavaciones en Bergana, antigua Pérgamo y halló

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