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Tesis Violencia Intrafamiliar

Nashter11 de Noviembre de 2014

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MARCO TEORICO

La violencia familiar es un fenómeno que se estudia a nivel mundial tratando de entender las causas y de contribuir a desenmascararlo, ya que tradicionalmente era un problema invisible por que quienes lo sufrían, lo desconocían o lo negaban y cuando por alguna circunstancia salía a la luz, los mismos profesionales ignoraban las técnicas específicas para su compresión y manejo. Pero en realidad es un problema tan antiguo como la familia misma.

Está, consiste en un abuso al interior del núcleo familiar que lleva acabo quien, por razones económicas, físicas o culturales, tiene una posición de privilegio y por lo cual las mujeres y los niños son las principales víctimas. Si no se le detiene, tiende a repetirse e incrementar su intensidad y frecuencia. Este es un problema que se manifiesta en todos los niveles y clases sociales.

Es un problema que se define: como aquél acto de poder u omisión recurrente, intencional y cíclico, dirigido a dominar, someter, controlar o agredir física, verbal, psicoemocional o sexualmente a cualquier miembro de la familia dentro y fuera del domicilio familiar que tenga alguna relación de parentesco por consanguinidad, tenga o lo haya tenido por afinidad civil, matrimonial, concubinato o mantenga relación de hecho y que tiene por efecto causar daño. (Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia Familiar).

De acuerdo con el artículo 323 del Código Civil, por violencia familiar se considera el uso de la fuerza física o moral, así como las omisiones graves, que de manera reiterada ejerza un miembro de la familia en contra de otros integrantes de la misma, que atente contra su integridad física, psíquica o ambas, independientemente de que pueda producir o no lesiones, siempre y cuando el agresor y agredido habiten en el mismo domicilio y exista una relación de parentesco, matrimonio o concubinato.

Son innumerables las formas de violencia familiar, puede pensarse en violencia hacia los mayores, entre cónyuges, hacia los niños, las mujeres, los hombres, los discapacitados, etc. Puede ser violencia física, es toda acción que implique el uso de la fuerza contra otra persona, puede consistir en golpes, patadas, lanzar objetos, empujones, cachetadas, rasguños y cualquier otra conducta que atente contra la integridad, marcas o no en el cuerpo. Violencia verbal, esta forma de violencia es una de las manifestaciones de violencia emocional, se da cuando una persona dice cosas mortificantes a otra. Por ejemplo cuando un esposo o compañero ya sea en privado o en público dice: estás loca o que no sirves para nada. La violencia emocional, acto que realiza una persona a otra para humillarla y controlarla, esto se puede producir por amenazas, manipulación, humillaciones, acusaciones falsas, vigilancia, persecución o aislamiento. Puede ser violencia sexual que es toda acción que implique el uso de la fuerza, la coerción, el chantaje, el soborno, la intimidación a otra persona que lleve a cabo un acto sexual u otras acciones sexuales no deseadas. Una más es la violencia patrimonial, es aquella que está dirigida contra los bienes y pertenencias, por ejemplo: destrucción o revisión de correspondencia, papeles personales, que quiten el salario o que vendan a una persona.

Es muy común que las mujeres sometidas a violencia la sufran varias o en todas sus manifestaciones de la violencia y lesionan su identidad, autoestima y autodeterminación como seres humanos.

Ahora bien, para comprender el fenómeno, se debe comenzar por el análisis de factores que legitiman el problema. En la práctica el maltrato tiende a naturalizarse, es decir, que se torna cotidiano sobre todos a través de conductas violentas que son sancionadas. Muchas personas que maltratan son consideradas como de mayor fuerza hacia quienes son considerados como de menor poder.

Cabe destacar que las personas que sufren estas situaciones suelen ocupar un lugar relativamente de mayor vulnerabilidad dentro de la familia. Por lo general quienes padecen estas situaciones tiene reticencia a denunciar lo que ocurre. Por un lado por que mantienen a la espera de un cambio espontáneo de quién arremete, por otro lado se aceptan las disculpas típicas de quien arremete, y se creen las promesas que no se lo volverán a hacer, también influyen el temor al perjuicio social, las convicciones ético-religiosas, la dependencia económica, el miedo a represalia, la falta de esperanza en la eficacia de los trámites jurídicos, etc.

Algunos especialistas prefieren referirse al maltrato de mujeres como el síndrome de la mujer maltratada. Si bien hay un importante número de hombres golpeados, la gran mayoría de los casos se trata de personas de género femenino. Desde el punto de vista estadístico ocurre en todas las edades pero destaca en primer lugar entre los 30 y 39 años, luego entre los 20 y 29 años y más tarde entre 40 y 49, le sigue entre lo s15 y 19 años. Las mujeres casadas constituyen un 66% del total. Tomando en cuenta que las mujeres que dejan a sus abusadores tiene un 75% de riesgo a ser asesinadas que aquellas que se quedan conviviendo.

Pero en el caso de los niños como otro caso de violencia, también se da una relación de vulnerabilidad. Claramente los menores muestran inferiores recursos para defenderse de lo que haría un adulto. En este sentido, el riesgo sería mayor porque trata de un sujeto con poder. Además se debe considerar el daño emocional y los efectos a corto y largo plazo que provocan los maltratos. En ocasiones se trata de golpeadores que fueron maltratados en la infancia, un 56%, al intervenir patrones de repetición de los modelos de crianza paténtales en los diferentes tipos de castigo administrado a sus hijos, pero no ocurre de este modo necesariamente.

Actualmente hay muchas instituciones oficiales y organizaciones no gubernamentales que se dedican a su estudio e intervención y a medida que se conoce más sobre su dinámica se pone de manifiesto tanto la magnitud del problema como el fuerte impacto que tiene a nivel familiar y social. El DIF desde su creación en 1977, ha estado inmerso en el surgimiento de leyes y programas para evitar el maltrato o el abandono en la familia y para proteger a los niños. En los años ochenta se implantan acciones estratégicas como las del Programa de

Prevención del Maltrato al Menor, y en 1983 se crean las Procuradurías del Menor y la Familia. Ya que es el Estado el que debe velar por la protección de las personas involucradas, mediante acciones concretas tales como el dictado de leyes y demás normativas jurídicas y la generación de espacios educativos, de contención e intervención comunitaria.

Cabe destacar que la represión por parte del estado al agresor, no soluciona el problema, ya que desde el punto de vista jurídico resulta dificultosa la comprobación, cuando se trata de violencia física en su mayoría son lesiones leves, las cuales cuando dejan marcas desaparecen en no más de quince días; por lo que resulta esperable el fenómeno de una pronta asistencia psicológica hacia él, la o los agresores que en muchos casos ejercen violencia sólo en la intimidad familiar y privada, ya que en otros ámbitos poseen un comportamiento cordial y afectuoso.

Como protección en diciembre de 1994 el Congreso emitió la Ley Sobre la Protección Contra la Violencia Familiar. Esta ley es una norma de procedimiento, permite que cualquier persona que ha sufrido maltrato o lesiones físicas denuncie los hechos y solicite medidas cautelares.

Su tratamiento actualmente, es en una terapia familia en acento recae sobre el actuar y dramatizar los estados emotivos y conflictivos en el presente, para verificar diferentes posibilidades de cambio en el interior del sistema familiar.

Instituciones gubernamentales como organismos privados ofrecen como prevención a un terapeuta; se trata que la familia se comporte dentro de una sesión de la misma manera que lo hace en su casa. El terapeuta consigue que los miembros de la familia interactúen, para discutir problemas que consideran disfuncionales y puedan zanjar desacuerdos.

Durante la terapia se va construyendo una nueva historia, en la que se plantean los límites individuales mediante un intento de redefinición de las respectivas funciones y de los espacios personales. El terapeuta representa el nuevo nexo que hace de catalizador en la búsqueda de nuevos itinerarios relaciónales.

Las mujeres víctimas del maltrato o violadas pueden participar en terapia individual o grupal. La finalidad de estas terapias en estos casos es lograr que se sientan supervivientes y no víctimas o humilladas. La terapia le va a permitir: manejar el trauma, establecer una sensación de control sobre su cuerpo, mejorar su autoestima y dejar de sentirse solas y aisladas.

La violencia intrafamiliar en el matrimonio es un problema social de grandes dimensiones que afecta sistemáticamente a importantes sectores de la población especialmente, a los niños, esta violencia tiene una direccionalidad clara, en la mayoría de los casos es ejercida por el marido contra su esposa o contra sus hijos. Las manifestaciones de este tipo de violencia también llamada violencia doméstica, incluye la violencia física, psicológica, sexual y patrimonial.

La violencia dentro del matrimonio constituye un obstáculo oculto para el desarrollo socioeconómico y una violación fragante de los derechos humanos, los afectados por la violencia intrafamiliar dentro del matrimonio que generalmente es la esposa y los hijos y que en raras ocasiones es el marido, se caracterizan por tener una muy baja autoestima que afecta directamente su comportamiento, su productividad en el trabajo, su capacidad para protegerse, para buscar ayuda y denunciar su caso.

La violencia

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