Violencia Escolar

Violencia escolar

Yurley Campo Fontecha

Reflexión con relación a las preguntas problémicas del seminario:

1. ¿Cómo se comprende la violencia estructural en Colombia y su manifestación en las violencias escolares?

Nuestra sociedad, cargada de un conflicto interno de más de cincuenta años, permeada por una cultura de violencia, una creciente complejidad sociopolítica, falta de gobernabilidad, y la problemática de realidades como el desempleo, la exclusión, la pobreza, los desplazamientos, el trabajando infantil, y demás situaciones que se suman a la lista de violaciones de Derechos Humanos, se ha visto vinculada con tensiones que directa o indirectamente afectan nuestra convivencia y capacidad resolutiva.

Para algunas personas, víctimas de esta desprotección, circula un ambiente de impunidad y de desesperanza. Para otras, la forma de hacerle frente a esta realidad se relaciona con reacciones que desencadenan violencia, la cual ha migrado desde distintos frentes hasta instituciones como la escuela, paradójicamente reconocida como escenario de movilidad social y como un espacio propicio para “reorientar la formación ciudadana buscando mejores ciudadanos, no sólo en sus conocimientos, valoraciones y discursos, sino en sus obligaciones” (Chaux; Bustamante; Castellanos; Jiménez; Nieto; Rodríguez; & Velásquez, 2008)., pero que al mismo tiempo se ha convertido en un caldo de cultivo para la discriminación social, sexual, y maltrato bidireccional; un micromundo donde son evidentes los mecanismos de exclusión y agresión; donde impera la ley del silencio y del más fuerte; y donde el hurto y las amenazas cada vez más nutren el sensacionalismo mediático en nuestro país.

En este sentido, Abramovay (2005), señala:

Lo que prevalece, sin embargo, es una escuela de clases, desigual en lo que enseña, en lo que se refiere a las relaciones sociales que allí tienen lugar y en lo que respecta a las diferencias socioeconómicas y culturales con las áreas donde están ubicadas. Las escuelas también difieren en su infraestructura, organización y gestión, al ofrecer condiciones desiguales a aquellos que la frecuentan y en ella depositan su expectativa de un futuro mejor (p. 834).

La violencia tiene un carácter histórico y como tal, no puede ni debe ser comprendida fuera del contexto social que la produce. Por su complejidad, esta problemática ha sido analizada desde diferentes disciplinas, pero hoy se nos convoca a hacer una reflexión en torno a su influencia en la escuela y a las estrategias pedagógicas como alternativa para el manejo constructivo del conflicto.

De acuerdo con la GTZ, y la Federación Colombiana de Municipios (2012), existen tres tipos de violencia que se relacionan y se alimentan entre sí: la violencia directa, la violencia estructural y la violencia cultural. La primera de ellas se presenta como un acontecimiento intencionado; la segunda como proceso o costumbre; y la tercera, como legitimadora de las dos anteriores expresada a través de diferentes medios: símbolos, religión, lenguaje, medios de comunicación. Así las cosas, la violencia directa es la expresión de una violencia estructural y cultural. A su vez la violencia estructural es generalmente la interiorización de eventos de violencia directa del pasado como conquistas o represión.

Dado lo anterior, la comprensión y el análisis de la manifestación y relación de estos tipos de violencia debe orientarnos necesariamente a los asuntos territoriales, institucionales, económicos, sociales y políticos para disminuir la brecha que nos separa de la paz. Ahora bien, una paz que en cuestión de semántica es interpretada según los intereses de quienes la orientan como está sucediendo actualmente con el proceso de paz, y cuyo escenario social en el país es cada vez más confuso para sus ciudadanos.

La pregunta orientadora nos lleva a la violencia estructural, la cual pienso que en ocasiones se nos vuelve “paisaje”, y el irrespeto y el maltrato hacen parte de la cotidianidad, algo normal y aceptable dentro de las relaciones humanas.

Las problemáticas citadas al inicio de este escrito, aunadas a brechas abismales en las oportunidades de desarrollo y progreso propician una experiencia de vulnerabilidad en un estado social de derecho que se supone, debe reivindicar y tutelar sus libertades individuales y sus derechos civiles, sociales políticos, económicos, colectivos y culturales. Ahora, relacionando la violencia estructural con la violencia en la escuela no es un secreto que nuestros niñas y niñas se están viendo afectados por ambientes de convivencia hostiles y poco tolerantes, y más grave aún, sin contar con las herramientas

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