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La Violencia Escolar


Enviado por   •  11 de Enero de 2014  •  10.822 Palabras (44 Páginas)  •  273 Visitas

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1.- LA VIOLENCIA ESCOLAR

Como en toda la sociedad, también en la escuela está presente la agresividad y ésta desencadena problemas más o menos graves, a lo que dedicaremos a hacer un breve análisis de las principales manifestaciones de la violencia en el contexto escolar. Los profesores y profesoras sufrimos las agresiones de nuestros alumnos, de nuestros compañeros y de nuestros superiores; los alumnos, a su vez, están expuestos a las agresiones de sus compañeros y de nosotros sus profesores; y todos, aunque de distinta forma, padecemos las coacciones de la institución escolar y la presión de la violencia estructural.

Frecuentemente se centra la atención en los problemas que generan las agresiones de los alumnos entre sí o hacia los profesores, pero lo cierto es que la violencia estructural que ejercen la sociedad, la escuela y los profesores, es un condicionante de la agresividad de los estudiantes, que a veces puede actuar en ellos como un mecanismo de defensa y protesta. De esta forma la violencia funciona como una espiral que genera más violencia.

PERO, ¿QUÉ ES LA VIOLENCIA?

La violencia es un fenómeno social discutido desde varias perspectivas, desde la familia, la escuela, las relaciones de poder y contradicciones sociales entre otras, en este caso interesa verlo desde la perspectiva de la escuela, por ello se partirá del análisis del concepto de violencia, visto por diferentes autores.

Para Pérez (2004) la violencia es un comportamiento deliberado que resulta, o puede resultar, en daños físicos o psicológicos a otros seres humanos, otros animales o cosas (vandalismo) y se lo asocia, aunque no necesariamente, con la agresión, ya que también puede ser psicológica o emocional, a través de amenazas u ofensas.

El tema de la violencia escolar, como puede observarse es intrincado y muy complicado, porque no se solo se trata del problema de la violencia directa, con todos sus efectos psicológicos, en el caso de las víctimas y todo el daño a las instalaciones en el caso de la escuelas, sino que existe también una violencia estructural que reproduce la desigualdad, el odio y la división de los grupos sociales y es aquí precisamente donde quien ejerce el poder legítimo en el caso de la escuela, debe trabajar por una convivencia armónica, donde la autoridad vinculada al poder se ejerza de una manera que no implique subyugación.

TIPOS DE VIOLENCIA

Existen diversos tipos de violencia que van desde la física hasta la psicológica e igualmente que puede dirigirse tanto a personas, como a instalaciones y objetos. Visto desde ésta perspectiva se analizaría la violencia solo desde las variables personales del "agresor" y de la víctima, sin embargo se hace necesario ir más allá y tomar en cuenta las variables del entorno que pueden incidir en ella; considerando éste aspecto, se seguirán los criterios de Galtung (1998) quien hace un análisis a partir de los criterios que se manejan en la violencia directa, estructural y cultural.

Violencia Directa: Cuando se intenta definir éste tipo de violencia, inmediatamente se asocia con la fuerza, el sometimiento y la agresión que deja marcas que pueden observarse externamente, lo que no implica que sus consecuencias cuando está dirigida a sujetos no genere efectos que no se observan a simple vista, pero que no por ello dejan de hacer daño y destruir e inclusive en convertir en victima a otro en caso de ser repetitiva

En el contexto de la escuela, durante mucho tiempo se ha investigado este fenómeno y numerosos autores han llegado a la conclusión de que la violencia directa en la escuela puede desarrollarse de distintas formas: violencia física (golpes, empujones, patadas, etc.), igualmente se considera violencia directa la destrucción de útiles escolares, equipos y todo aquello que forma parte del patrimonio común de la institución; igualmente se discurre en relación a la violencia verbal y gestual, que se manifiesta en burlas, amenazas, gestos obscenos, etc.; Estas conductas, consideradas inadecuadas, pueden tener múltiples orígenes que deben ser estudiados desde el ámbito educativo, igualmente sus consecuencias que van más allá de las marcas o daños causados, dado que de ser repetitiva, en el caso de las personas, genera daños emocionales y psicológicos, que se agravan entre más temprana sea la edad. La violencia directa ejercida de manera repetitiva en las instalaciones escolares, afecta indudablemente el clima escolar y la calidad de vida de quienes interactúan en ella.

Por su parte Galtung (1998:49) refiere que al concepto de violencia directa, le suele acompañar una concepción del conflicto humano, social o natural como algo totalmente negativo que hay que evitar de cualquier forma y que cuando surge acaba rompiendo la situación de paz. Siguiendo al autor, esto implicaría que para que exista paz, debe darse una "ausencia de conflicto y de violencia, es decir, como ausencia de guerra, de violencia callejera, violencia familiar, etc. Si estos no existen, existe la paz". Plantea que para el logro de éste objetivo.

Ubicándose en la escuela podríamos, afirmar que la manera en que "se resuelven los problemas", es por lo general de manera punitiva, con sanciones tales como: suspensión de clase, "notas negativas", suspensión de eventos deportivos y/o sociales

Esto implicaría que las decisiones que se tomen en el proceso de mediación son de estricto cumplimiento y que deben estar enmarcadas en las normas y limites, que regulan la convivencia en la institución educativa, fundamentada en principios de respeto, seguridad y responsabilidad ante las actuaciones. Es por ello, que el docente debe ser vigilante de las conductas que puedan desembocar en violencia directa y evitar que se conviertan en repetitivas y conviertan en victimas a los estudiantes que no poseen las competencias físicas o psicológicas para evitar el abuso.

VIOLENCIA ESTRUCTURAL

Para Fernández (1995:98-99) la violencia estructural "sería aquella situación definida por la presencia conjunta de represión y desigualdad". Una violencia en la que no hay actor, "sino que es una violencia institucionalizada, legalizada, pero que afecta a más personas que la violencia directa.

Este tipo de violencia se puede calificar también como ocultada, o indirecta porque no es necesaria la presencia de alguien que ocasiona daño para que exista violencia, aunque la magnitud de su efecto puede llegar a ser superior a la violencia directa, comúnmente viene dada por la negación del acceso a determinados bienes que necesariamente no tienen que ser materiales como el ejercicio del poder, la discriminación institucional o la exclusión con respecto a ciertos beneficios colectivos.

En esta misma línea de opinión Tortosa y La Parra (2003:57-62) definen la violencia estructural como aquellas situaciones en las que se produce un daño en la satisfacción de las necesidades humanas básicas (supervivencia, bienestar, identidad o libertad) como resultado de los procesos de estratificación social, es decir, sin necesidad de formas de violencia directa. El término violencia estructural remite a la existencia de un conflicto entre dos o más grupos de una sociedad (normalmente caracterizados en términos de género, etnia, clase nacionalidad, edad u otros) en el que el reparto, acceso o posibilidad de uso de los recursos es resuelto sistemáticamente a favor de alguna de las partes y en perjuicio de las demás, debido a los mecanismos de estratificación social….El término violencia estructural sirve por tanto para recordar que la eficiencia se produce en cualquier caso a costa de una forma de reparto que es sistemáticamente desfavorable para algunas de las partes, que esto es conflictivo y que existen motivos para pensar que la situación es impuesta por los ganadores y no es deseada por los perdedores.

El término violencia estructural se halla en el reconocimiento de la presencia de conflicto por la demanda de recursos bien sean materiales o sociales como la exigencia de justicia, equidad o libertad, ella puede dar origen a la violencia directa cuando se lucha por alguno de estos recursos por la vía de la fuerza. También se puede considerar como el resultado de un conflicto entre dos o más partes en el que el reparto, acceso o posibilidad de uso de los recursos es resuelto a favor de alguna de las partes y en detrimento de las demás. Esta situación de asimetría es común en el ámbito escolar, bien en la relación entre iguales cuando unos estudiantes se imponen frente a otros, o cuando el docente hace prevalecer su poder ante el estudiante.

Violencia cultural, desarrollado por Galtung y otros autores, que lo definen como una violencia que: Se expresa también desde infinidad de medios (simbolismos, religión, ideología, lenguaje, arte, ciencia, leyes, medios de comunicación, educación, etc.), y que cumple la función de legitimar la violencia directa y estructural, así como de inhibir o reprimir la respuesta de quienes la sufren, y ofrece justificaciones para que los seres humanos, a diferencia del resto de especies, se destruyan mutuamente y sean recompensados incluso por hacerlo.

Así mismo, Tortosa (1994) afirma que la Violencia Cultural son los razonamientos, actitudes, ideas que promueven, legitiman y justifican la violencia en sus formas directa o estructural.

La violencia cultural puede entenderse desde dos puntos de vista. Por un lado, con el término se hace referencia al ataque contra los rasgos culturales y la identidad colectiva de una comunidad. Se observa en las ideologías políticas, religiosas, raciales donde se presenta diversidad de creencias que llevan al individuo a internalizarla como su modelo de vida, queriendo así que toda una población o el mundo entero lo tome de igual manera hasta de manera obligada.

Por otra parte también es violencia cultural todas aquellas justificaciones que permiten y fomentan las distintas formas de violencia directa y estructural. Las guerras santas, que también su causa es ideológica, donde naciones pierden miles de vidas por la razón de no compartir las mismas creencias y con ese pretexto justifican y le dan carácter legal a la muerte de un ser humano. En este hecho se puede observar que también se aplica la violencia al derecho de pensar diferente, siendo irrespetado en su dignidad.

Violencia Familiar

Este tipo de violencia se relaciona con la violencia directa según Aranciaga (2003:41) Hace referencia a una: Situación de poder y alude a todas las formas de abuso que se dan en las relaciones entre los miembros de la familia; entendiendo por relación de abuso toda conducta que, por acción u omisión, ocasiona daño físico y / o psicológico a otro miembro de la familia. Para hablar de violencia familiar, esta relación de abuso debe ser crónica, permanente o periódica; en este concepto no se incluyen las situaciones de maltrato infrecuente o esporádico.

El tema de la violencia familiar es un problema social; comúnmente se cree que al desarrollarse en el ámbito privado de la familia es una cuestión de cada uno; pero si se considera que cualquier acto de violencia de una persona contra otra es un hecho criminal, este problema deja de ser privado para ser social; dado que los mismos se proyectan sobre la comunidad con distintas manifestaciones, respondiendo quizás, éstas al origen del acto sufrido pasivamente.

En el mismo orden, Corsi (1995:5) y Ferreira (1992), enfatizan que se está frente al resultado de conductas aprendidas en el proceso de socialización de una sociedad patriarcal y sexista, vinculado a esto, Ferreira (1992), habla de cómo se llega a ser una mujer maltratada o seguir el libreto del hombre violento, y Corsi (1995) utiliza expresiones como el modelo masculino tradicional, la construcción de identidad masculina y el hombre golpeador. Esto permite inferir que las relaciones familiares disfuncionales va conformando una cadena de sujetos que repiten y buscan modelos con los cuales de una manera u otra se identifican, dado que esas relaciones fueron co-construidas y se hace difícil transformar esas experiencias en situaciones de cambio y sanación.

Entonces se define la violencia familiar, como todo acto intencionado con el fin de causar alguna clase de daño a personas o bienes, que comúnmente es aprendido por modelaje y viene a influir en el contexto o sistema familiar, y la gravedad de ella puede estar dada tanto en el maltrato físico, psicológico o moral y en las consecuencias a largo plazo, ante la dificultad que se genera para cerrar historias o cambiarlas por experiencias positivas que permitan superar aquellas que crearon traumas.

NUESTRAS ESCUELAS:

Hemos citado la teoría anterior con el propósito de clarificar este tan entramado concepto y tan complejo tema, para detallar los tipos de violencia que cotidianamente vivimos en nuestras escuelas. Iniciaremos explicando un poco del contexto de cada una de ellas. Pues mientras una de nosotros trabaja en el medio rural en un centro escolar bidocente, otra en el medio urbano en una colonia proletaria muy céntrica pero muy conflictiva y reconocida a nivel local y regional por los fenómenos sociales como son la drogadicción, prostitución, el pandillerismo y el narcomenudeo por diferentes grupos del crimen organizados que en esta colonia imperan.

Aunque los medios distan demasiado físicamente en lo que corresponde a su ubicación, su infraestructura, su organización etc., coincidimos en muchas de las manifestaciones de la violencia que se da en nuestras escuelas y en las causas que la originan; entendiendo la teoría anterior la hemos de detallar de la siguiente forma.

El maltrato entre iguales

Entre las características más destacadas del bullying son las siguientes: 1) Tiene diferentes manifestaciones: maltrato verbal (insultos y rumores), robo, amenazas, agresiones y aislamiento social.

2) En el caso de los chicos su forma más frecuente es la agresión física y verbal, mientras que en el de las chicas su manifestación es más indirecta, tomando frecuentemente la forma de aislamiento de la víctima o exclusión social.

3) Tiende a disminuir con la edad y su mayor nivel de incidencia se da entre los 11 y los 13 años.

4) Finalmente, su escenario más frecuente suele ser el patio de recreo (en primaria), que se amplía a otros contextos (aulas, pasillos...).

Mora Merchán (2001) señala en su Tesis Doctoral que el número de alumnos afectados por el Bullying se sitúa alrededor de 11%, dato consistente con las investigaciones desarrolladas en otros países de nuestro entorno.

En todo nuestro entorno cultural, existe una sensibilización creciente ante el problema del maltrato entre iguales y de la violencia escolar en general, programas. Una preocupación de ver como la mayoría de nuestros alumnos han adoptado la violencia como sus estilo de vida, se analiza la incidencia de un total de trece actos violentos: insultar, hablar mal, ignorar, poner motes, esconder cosas, no dejar participar, amenazar para meter miedo, pegar, robar, romper cosas, acosar sexualmente, amenazar con armas y obligar a hacer cosas.

Los profesores, nos mantenemos preocupados más por los problemas de aprendizaje que por el desarrollo de la inteligencia emocional de los estudiantes, no somos conscientes de la gravedad y causas del Bullying, que achacan a factores individuales o sociofamiliares ajenos al centro escolar, y que muy frecuentemente abordan de forma inadecuada: o no hacemos nada ante el problema o respondemos con pautas de agresión similares a las de los alumnos; non mantenemos suficientemente abiertos los canales de comunicación con los estudiantes y sus familias; se resisten a los cambios imprescindibles en aulas y centros para hacer frente al problema; desconfían de las tutorías e ignoran al Departamento de Orientación; no valoran la ayuda de los expertos y presentan resistencias a la formación permanente.

1. 2. Violencia de los alumnos hacia los profesores

Los problemas de disciplina han sido siempre un componente de la escuela (Ortega y Cols., 1998). Esta engloba todo un conjunto de reglas, hábitos de relación y convenciones sociales... que si no están bien asumidos e integrados por los diferentes miembros de la comunidad escolar entorpecen la convivencia, convirtiéndose en una fuente de conflictos, de manera que podríamos afirmar que en la disciplina se refleja el carácter democrático o no de la convivencia escolar. La falta de disciplina se puede manifestar de muy diversas formas, entorpeciendo la vida diaria de las aulas, los procesos y tareas educativas que en ellas se desarrollan y su clima relacional.

Según Elzo (1999) en las aulas el alboroto y la indisciplina son muy frecuentes, estando también presente la violencia hacia los profesores, que se manifiesta en forma de presiones, insultos y agresiones por parte de los alumnos e incluso de las familias. Esta situación de presión, conflictividad y tensión que se vive frecuentemente en los centros escolares, se refleja en el malestar y en el estrés laboral del profesorado (Esteve, 1984; 1995) (Trianes Torres y otras, 2001).

1. 3. Violencia de la escuela hacia los alumnos

Hemos analizado la violencia entre alumnos y la violencia de los alumnos hacia los profesores, pero no todo queda ahí. Hay una dimensión, que es la de la violencia contra los niños (Sanmartín, 1999), que también está presente en las aulas por lo que debemos tenerla en cuenta a la hora de estudiar las causas y los modelos de intervención ante la violencia de los escolares.

La violencia hacia los estudiantes se manifiesta a través de formas más o menos sutiles o directas. A veces se manifiesta en un clima de clase tenso, en falta de democracia, de participación, en normas de convivencia y pautas de comportamiento inadecuadas o no consensuadas...; otras veces, las prohibiciones, la arbitrariedad, los castigos, el autoritarismo y el no reconocimiento de los derechos de los estudiantes, son moneda común. Otra manifestación de violencia hacia los estudiantes es el stress (Trianes Torres, 1999), los exámenes, la sobrecarga de trabajos... y, por supuesto, el alto grado de fracaso escolar existente en el sistema educativo, que conduce a muchos alumnos hacia la exclusión escolar y más tarde social, que denota que no se está abordando el problema desde una perspectiva global.

La violencia psicológica a través de la ridiculización, el insulto, el desprecio y el abandono también está presente en nuestras escuelas y provoca en los estudiantes vivencias muy negativas. Lo más grave de este tipo de agresión es que los chicos pasan a convertirse en objeto de rechazo, de burla y agresión por parte de sus propios compañeros.

Causas de la violencia escolar

La sociedad en la que vivimos destila violencia y agresividad, que impregna todos los ambientes en que se mueven nuestros niños y adolescentes, que se ven afectados —especialmente los adolescentes— por ella. Hay una serie muy numerosa de factores y causas condicionantes de las conductas violentas en la escuela y fuera de ella. De un lado, la agresividad puede ser la expresión de factores relativamente independientes de la escuela, como los problemas personales, los trastornos de relación, la influencia del grupo de amigos o la familia. De otro, podemos decir que la conducta agresiva de los niños está condicionada por la estructura escolar y sus métodos pedagógicos, así como por todo un conjunto de factores políticos, económicos y sociales. En la mayor parte de los casos, intervienen todos o varios de estos factores, pues las interacciones y las relaciones interpersonales sólo pueden entenderse contemplando de una forma global las condiciones sociales e institucionales en que se producen, siendo por otra parte las personas quienes intervienen con sus interacciones en la configuración de los sistemas e instituciones sociales. En definitiva, existe un estrecho lazo entre problemas sociales, familiares, escolares y personales en el origen de la violencia escolar.

2. 1. Causas individuales

Rodríguez Sacristán (1995 ) dice que existen una serie de factores personales que juegan un papel importante en la conducta agresiva de los niños y Train (2001) agrega que hay ciertas patologías infantiles que pueden estar relacionadas con la agresividad: niños con dificultades para el autocontrol, con baja tolerancia a la frustración, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), toxicomanías, problemas de autoestima, depresión, stress, trastornos psiquiátricos...; otras veces nos encontramos ante niños de carácter difícil, oposicionistas ante las demandas de los adultos, o con niños con dificultades para controlar su agresividad... Y Echeburúa (1994) dice que a veces se trata de niños maltratados que se convierten en maltratadores a través de un proceso de aprendizaje por imitación, o de niños con falta de afecto y cuidado. Otras veces se trata de niños que encuentran en la rebeldía y en la conducta agresiva un modelo masculino de conducta.

En definitiva, los problemas de disciplina y agresión que manifiestan la mayoría de nuestros alumnos, tienen su origen en dificultades, que en muchas ocasiones no son más que síntomas de situaciones conflictivas o marginales de socialización, tanto para el niño como para el grupo social o familiar al que éste pertenece. Por todo ello es necesaria una intervención conjunta de la familia, y de psicólogos, maestros, directivos, trabajadores sociales, y otros profesionales para abordar la problemática de una manera interdisciplinar y global.

Un factor muy importante en la determinación de la agresividad escolar que, conectado al género, queremos resaltar aquí, es la cultura machista y la exaltación de los modelos duros y agresivos imperantes en nuestra sociedad. Numerosas investigaciones señalan que existe una mayor incidencia de indisciplina y violencia escolar entre los chicos, lo que probablemente se deba a las siguientes causas:

Podemos afirmar también que los chicos, gracias a la influencia de la televisión, el cine, los videojuegos... y de la sociedad en general, suelen identificarse con modelos más agresivos y rebeldes. En esta línea, según Rojas Marcos (1995), un elemento que desempeña un papel muy importante en la violencia, es la exaltación del machismo y los estereotipos duros en nuestra sociedad que conducen a asumir conductas identificadas con tales estereotipos. Así, muchos niños encuentran su autoestima adoptando conductas alejadas de los valores y requerimientos escolares; algunos son partidarios de resolver los problemas a través de la violencia; otros son intolerantes e insolidarios..., mientras que otros se comportan de forma conflictiva, porque temen ser considerados poco “machos”.

Causas familiares

La familia es el primer entorno en que el niño se socializa, adquiere normas de conducta y convivencia y forma su personalidad, de manera que ésta es fundamental para su ajuste personal, escolar y social, estando en el origen de muchos de los problemas de agresividad que se reflejan en el entorno escolar. Analizando el contexto familiar de nuestros niños y adolescentes podemos encontrar algunos modelos familiares que actúan como factores de riesgo que desencadenan conductas agresivas: familias desintegradas, muchas veces con problemas de drogas o alcohol, y por si fuera poco en extrema pobreza, con conflictos de pareja, con problemas de delincuencia, con bajo nivel educativo... Hay familias en las que se da falta de cuidado y afecto, abandono, maltrato y abuso hacia la mayoría de nuestros alumnos.

Como ya hemos señalado con anterioridad, la violencia contra los niños es un caldo de cultivo capaz de convertirlos en maltratadores y agresivos, pues el aprendizaje social les conduce a resolver los conflictos a través de la agresión física o verbal. Así pues la familia, fuente primaria de seguridad y estabilidad, espacio natural para la convivencia y el afecto, e imprescindible para un desarrollo sano y equilibrado del niño, es también, de forma paradójica, el lugar donde se producen muchas de las agresiones que sufren los menores. En otras ocasiones nos encontramos con niños que viven en familias muy autoritarias o punitivas, en las que aprenden que el más fuerte ejerce el poder y que no es necesario recurrir al diálogo o la negociación para resolver los conflictos. A veces los niños viven en familias muy permisivas o con disciplina inconsistente, que no ponen límite a sus deseos. Al no haber internalizado ningún tipo de normas, estos niños viven bajo la primacía del principio del placer, por lo que frecuentemente reaccionan con violencia ante las frustraciones y exigencias de la realidad. Finalmente, nos encontramos con niños o adolescentes cuyas familias están muy alejadas socioestructuralmente de la organización escolar y sus objetivos, lo que provoca en ellos falta de motivación, pues piensan que los objetivos escolares son inalcanzables para ellos. Los alumnos expresan en la escuela todos estos conflictos y además reflejan en ella pautas sociales aprendidas que fomentan el racismo y la xenofobia, el sexismo o la intolerancia, siendo sus compañeros o los profesores las víctimas de sus agresiones, insultos y amenazas. Por todo ello, creemos que la escuela debe ser especialmente sensible a estas situaciones que no son más que un fiel reflejo de los problemas familiares que sufren nuestros niños y adolescentes.

Pantallas y violencia

Vivimos instalados en una cultura icónica, cuya presencia es cada vez más fuerte. Las pantallas del cine, la televisión, internet o los videojuegos, nos bombardean constantemente con todo tipo de imágenes violentas. Son muchos los estudios, proyectos, publicaciones, investigaciones o congresos, que se ocupan de analizar la influencia de las pantallas sobre las actitudes, comportamientos y formación de niños y adolescentes. En el caso de la televisión, es tal la cantidad de escenas violentas que puede contemplar un niño o adolescente cada día, que es posible que éstos lleguen a la conclusión de que es normal matar, disparar o violar, insensibilizándose ante el dolor del otro, creyendo que cada vez más que «quien utiliza la fuerza tiene razón”

Según un reciente estudio realizado por Lola Lara y Javo Rodríguez, que lleva por título ¿Qué televisión ven los niños?, el 28% del contenido de la programación infantil de la TV analizada estuvo íntegramente dedicada a imágenes violentas. Además, y según este estudio, la programación infantil de todas las televisiones emitió, durante tan sólo una semana, hasta 101 escenas que reflejan actitudes sexistas o que atentan contra la dignidad de las mujeres, lo que conduce a que los niños construyan una imagen sesgada del rol de éstas en nuestra sociedad. En televisión se presenta la violencia como algo «cotidiano y normal» para resolver situaciones conflictivas, y a los violentos como ganadores y como dominadores de los demás. La televisión favorece de esta forma el aprendizaje de la violencia por modelo, reforzando la conducta agresiva de niños y jóvenes.

La escuela y la violencia

La escuela juega un papel muy importante en la génesis de la violencia escolar. La convivencia en la escuela está condicionada por todo un conjunto de normas y reglas, oficiales unas, oficiosas otras. Los reglamentos, que a veces no se aplican y que en otras ocasiones son una especie de «tablas de la ley» o «códigos penales» Cerrón, (2000) que imponen normas de conducta y disciplina, pueden hacer difícil la convivencia y/o provocar reacciones agresivas de los estudiantes o de los profesores.

Todo el contexto escolar condiciona el trabajo y la convivencia. La escuela, con sus actuaciones, puede fomentar la competitividad y los conflictos entre sus miembros, o favorecer la cooperación y el entendimiento de todos.

Podríamos añadir, además, otra serie de factores que son germen de conflicto y agresividad en la escuela y que señalamos a continuación:

1) La crisis de valores de la propia institución escolar, que propicia una disparidad de respuestas y puntos de vista dentro de la comunidad educativa; y que se manifiesta a través de la falta de aceptación de normas, valores y reglamentos escolares por parte de los estudiantes.

2) El énfasis en el rendimiento de los estudiantes y en listones uniformes de referencia que todos deben superar, generan barreras de exclusión y entorpece la atención a la diversidad.

3) La escasa atención a los valores de minorías étnicas, religiosas o de cualquier otro signo... no coincidentes con los dominantes en la institución escolar. Éstas entre otras

4 ) Las relaciones entre profesores crean muchas veces un clima enrarecido que en nada favorece la convivencia y buen funcionamiento del centro. Quizá los problemas más frecuentes son las dificultades para trabajar en equipo, la falta de respeto hacia otros profesores, la existencia de bandos enfrentados en cuestiones fundamentales, la crítica destructiva y la marginación o victimización de algunos profesores por sus propios compañeros o por la dirección del centro.

5 ) Finalmente, las relaciones entre alumnos, uno de los espejos más importantes en que se miran niños y adolescentes (especialmente estos últimos), pueden ejercer una tremenda influencia en el clima del centro y del aula. Las relaciones entre alumnos pueden contribuir al enrarecimiento del clima escolar y a la generación de violencia en contextos educativos, especialmente cuando éstas son difíciles o conflictivas, cuando hay grupos dominantes y de presión, cuando hay falta de respeto o solidaridad, o cuando se producen agresiones y victimización.

PONENCIAS

Por todo lo anterior creemos tener la facultad de proponer algunas líneas de acción por parte de la sociedad, gobierno y escuela como las siguientes:

1.-Primeramente debemos hablar de la importancia que tiene la organización de la escuela, el currículum escolar, los estilos democráticos, autoritarios o permisivos de gestión, los métodos y estilos de enseñanza y aprendizaje, la estructura cooperativa o competitiva, la forma de organizar los espacios y el tiempo, los valores que se fomentan o critican, las normas y reglamentos... y, por supuesto, el modo en que el profesorado resuelve los conflictos y problemas.

2.-Es necesario que la escuela cultive actitudes, valores y habilidades de tipo social que permitan mejorar la convivencia en la escuela y prevenir la violencia en ella. Por ello es necesario luchar contra la utilización de la violencia como espectáculo por parte de la televisión, cuyas programaciones más agresivas invaden incluso las franjas y espacios dedicados a los niños. Además, en televisión se presenta todo lo relacionado con la cultura como algo ridículo, aburrido, carente de interés y sin posibilidad de despertar la curiosidad infantil. Por todo ello, dada la gravedad del problema y considerando que la televisión actúa sobre la opinión pública como conformadora de conciencias, orientadora de conductas y deformadora de la realidad (Sánchez Moro, 1996), se hace imprescindible una regulación de las programaciones, especialmente durante el horario infantil, así como una mejor formación de profesores y estudiantes, para que aprendan a descifrar, criticar y autocontrolarse ante el mundo de la televisión. Otro tanto podríamos decir de los videojuegos o de Internet, pantallas en las que aparecen, también de forma muy frecuente, escenas y temas cargados de violencia, que exigen una llamada de atención a la prudencia en su uso, dada su contribución al desarrollo de conductas agresivas y de prejuicios sexistas.

3.-Por otra parte, las relaciones interpersonales en la escuela son fundamentales para la creación de climas más o menos propicios a la convivencia. Las relaciones entre profesores y estudiantes requerirían un cambio de los roles tradicionales asociados a ambos y un incremento de los niveles de comunicación. La violencia escolar se ve favorecida, en el caso de los estudiantes, por la falta de motivación e interés, por los problemas de autoestima, por las dificultades de comunicación personal, por las conductas disruptivas, por el fracaso escolar...

En el caso de los profesores, son las relaciones verticales de poder, las metodologías rutinarias, la poca sensibilidad hacia lo relacional y afectivo, o las dificultades de comunicación, algunos de los elementos que favorecen la violencia escolar. Teniendo en consideración todos los elementos que hemos señalado con anterioridad, se hace imprescindible una formación del profesorado y de toda la comunidad educativa que contribuya a prevenir los problemas de disciplina y agresividad que puedan surgir en el contexto escolar.

4.-En este sentido en nuestro país están activados, en la práctica totalidad de las Comunidades Autónomas una serie de programas que de una u otra forma se centran en el papel de la escuela en la prevención de la violencia a través de la gestión democrática, del trabajo cooperativo y de la enseñanza de comportamientos y valores y de la educación de la afectividad.

Destacamos, entre ellos, los desarrollados por Rosario Ortega, María Victoria Trianes, María José Díaz Aguado, Isabel Fernández, Nélida Zaitegui... y sus correspondientes equipos.

Dejamos constancia también de la labor de las «Comunidades de Aprendizaje», así como de todas aquellas otras experiencias pedagógicas que favorecen la creación de climas globales de convivencia escolar y social.

Conclusiones

• La violencia en las escuelas es un reflejo del carácter y los problemas de una sociedad. Se manifiesta de formas variadas (extremas, más sutiles y sistémica).

• Las concepciones, los métodos, los procedimientos y el tipo de relación que se establecen durante los procesos de enseñanza-aprendizaje y durante la evaluación en particular, están matizados frecuentemente por la violencia sistémica, con un impacto negativo en el clima escolar y en el equilibrio emocional y la paz interior de los alumnos.

• La escuela tiene el deber de formar individuos válidos, los que han de sentir y reflejar lo moralmente bueno. Velar por la equidad, la democracia y la solidaridad entre los alumnos.

• La ciencia y la tecnología, son procesos sociales cada vez más convergentes y no neutrales, permeados de valores e intereses sociales marcados por la civilización donde han crecido y por la filosofía que los nutre y orienta.

• Los grandes poderes políticos y militares, las gestiones comerciales y los medios de difusión masiva, descansan y se refuerzan sobre la base del desarrollo científico y tecnológico; modelando a la vez la cultura de cada país.

1.- LA VIOLENCIA ESCOLAR

Como en toda la sociedad, también en la escuela está presente la agresividad y ésta desencadena problemas más o menos graves, a lo que dedicaremos a hacer un breve análisis de las principales manifestaciones de la violencia en el contexto escolar. Los profesores y profesoras sufrimos las agresiones de nuestros alumnos, de nuestros compañeros y de nuestros superiores; los alumnos, a su vez, están expuestos a las agresiones de sus compañeros y de nosotros sus profesores; y todos, aunque de distinta forma, padecemos las coacciones de la institución escolar y la presión de la violencia estructural.

Frecuentemente se centra la atención en los problemas que generan las agresiones de los alumnos entre sí o hacia los profesores, pero lo cierto es que la violencia estructural que ejercen la sociedad, la escuela y los profesores, es un condicionante de la agresividad de los estudiantes, que a veces puede actuar en ellos como un mecanismo de defensa y protesta. De esta forma la violencia funciona como una espiral que genera más violencia.

PERO, ¿QUÉ ES LA VIOLENCIA?

La violencia es un fenómeno social discutido desde varias perspectivas, desde la familia, la escuela, las relaciones de poder y contradicciones sociales entre otras, en este caso interesa verlo desde la perspectiva de la escuela, por ello se partirá del análisis del concepto de violencia, visto por diferentes autores.

Para Pérez (2004) la violencia es un comportamiento deliberado que resulta, o puede resultar, en daños físicos o psicológicos a otros seres humanos, otros animales o cosas (vandalismo) y se lo asocia, aunque no necesariamente, con la agresión, ya que también puede ser psicológica o emocional, a través de amenazas u ofensas.

El tema de la violencia escolar, como puede observarse es intrincado y muy complicado, porque no se solo se trata del problema de la violencia directa, con todos sus efectos psicológicos, en el caso de las víctimas y todo el daño a las instalaciones en el caso de la escuelas, sino que existe también una violencia estructural que reproduce la desigualdad, el odio y la división de los grupos sociales y es aquí precisamente donde quien ejerce el poder legítimo en el caso de la escuela, debe trabajar por una convivencia armónica, donde la autoridad vinculada al poder se ejerza de una manera que no implique subyugación.

TIPOS DE VIOLENCIA

Existen diversos tipos de violencia que van desde la física hasta la psicológica e igualmente que puede dirigirse tanto a personas, como a instalaciones y objetos. Visto desde ésta perspectiva se analizaría la violencia solo desde las variables personales del "agresor" y de la víctima, sin embargo se hace necesario ir más allá y tomar en cuenta las variables del entorno que pueden incidir en ella; considerando éste aspecto, se seguirán los criterios de Galtung (1998) quien hace un análisis a partir de los criterios que se manejan en la violencia directa, estructural y cultural.

Violencia Directa: Cuando se intenta definir éste tipo de violencia, inmediatamente se asocia con la fuerza, el sometimiento y la agresión que deja marcas que pueden observarse externamente, lo que no implica que sus consecuencias cuando está dirigida a sujetos no genere efectos que no se observan a simple vista, pero que no por ello dejan de hacer daño y destruir e inclusive en convertir en victima a otro en caso de ser repetitiva

En el contexto de la escuela, durante mucho tiempo se ha investigado este fenómeno y numerosos autores han llegado a la conclusión de que la violencia directa en la escuela puede desarrollarse de distintas formas: violencia física (golpes, empujones, patadas, etc.), igualmente se considera violencia directa la destrucción de útiles escolares, equipos y todo aquello que forma parte del patrimonio común de la institución; igualmente se discurre en relación a la violencia verbal y gestual, que se manifiesta en burlas, amenazas, gestos obscenos, etc.; Estas conductas, consideradas inadecuadas, pueden tener múltiples orígenes que deben ser estudiados desde el ámbito educativo, igualmente sus consecuencias que van más allá de las marcas o daños causados, dado que de ser repetitiva, en el caso de las personas, genera daños emocionales y psicológicos, que se agravan entre más temprana sea la edad. La violencia directa ejercida de manera repetitiva en las instalaciones escolares, afecta indudablemente el clima escolar y la calidad de vida de quienes interactúan en ella.

Por su parte Galtung (1998:49) refiere que al concepto de violencia directa, le suele acompañar una concepción del conflicto humano, social o natural como algo totalmente negativo que hay que evitar de cualquier forma y que cuando surge acaba rompiendo la situación de paz. Siguiendo al autor, esto implicaría que para que exista paz, debe darse una "ausencia de conflicto y de violencia, es decir, como ausencia de guerra, de violencia callejera, violencia familiar, etc. Si estos no existen, existe la paz". Plantea que para el logro de éste objetivo.

Ubicándose en la escuela podríamos, afirmar que la manera en que "se resuelven los problemas", es por lo general de manera punitiva, con sanciones tales como: suspensión de clase, "notas negativas", suspensión de eventos deportivos y/o sociales

Esto implicaría que las decisiones que se tomen en el proceso de mediación son de estricto cumplimiento y que deben estar enmarcadas en las normas y limites, que regulan la convivencia en la institución educativa, fundamentada en principios de respeto, seguridad y responsabilidad ante las actuaciones. Es por ello, que el docente debe ser vigilante de las conductas que puedan desembocar en violencia directa y evitar que se conviertan en repetitivas y conviertan en victimas a los estudiantes que no poseen las competencias físicas o psicológicas para evitar el abuso.

VIOLENCIA ESTRUCTURAL

Para Fernández (1995:98-99) la violencia estructural "sería aquella situación definida por la presencia conjunta de represión y desigualdad". Una violencia en la que no hay actor, "sino que es una violencia institucionalizada, legalizada, pero que afecta a más personas que la violencia directa.

Este tipo de violencia se puede calificar también como ocultada, o indirecta porque no es necesaria la presencia de alguien que ocasiona daño para que exista violencia, aunque la magnitud de su efecto puede llegar a ser superior a la violencia directa, comúnmente viene dada por la negación del acceso a determinados bienes que necesariamente no tienen que ser materiales como el ejercicio del poder, la discriminación institucional o la exclusión con respecto a ciertos beneficios colectivos.

En esta misma línea de opinión Tortosa y La Parra (2003:57-62) definen la violencia estructural como aquellas situaciones en las que se produce un daño en la satisfacción de las necesidades humanas básicas (supervivencia, bienestar, identidad o libertad) como resultado de los procesos de estratificación social, es decir, sin necesidad de formas de violencia directa. El término violencia estructural remite a la existencia de un conflicto entre dos o más grupos de una sociedad (normalmente caracterizados en términos de género, etnia, clase nacionalidad, edad u otros) en el que el reparto, acceso o posibilidad de uso de los recursos es resuelto sistemáticamente a favor de alguna de las partes y en perjuicio de las demás, debido a los mecanismos de estratificación social….El término violencia estructural sirve por tanto para recordar que la eficiencia se produce en cualquier caso a costa de una forma de reparto que es sistemáticamente desfavorable para algunas de las partes, que esto es conflictivo y que existen motivos para pensar que la situación es impuesta por los ganadores y no es deseada por los perdedores.

El término violencia estructural se halla en el reconocimiento de la presencia de conflicto por la demanda de recursos bien sean materiales o sociales como la exigencia de justicia, equidad o libertad, ella puede dar origen a la violencia directa cuando se lucha por alguno de estos recursos por la vía de la fuerza. También se puede considerar como el resultado de un conflicto entre dos o más partes en el que el reparto, acceso o posibilidad de uso de los recursos es resuelto a favor de alguna de las partes y en detrimento de las demás. Esta situación de asimetría es común en el ámbito escolar, bien en la relación entre iguales cuando unos estudiantes se imponen frente a otros, o cuando el docente hace prevalecer su poder ante el estudiante.

Violencia cultural, desarrollado por Galtung y otros autores, que lo definen como una violencia que: Se expresa también desde infinidad de medios (simbolismos, religión, ideología, lenguaje, arte, ciencia, leyes, medios de comunicación, educación, etc.), y que cumple la función de legitimar la violencia directa y estructural, así como de inhibir o reprimir la respuesta de quienes la sufren, y ofrece justificaciones para que los seres humanos, a diferencia del resto de especies, se destruyan mutuamente y sean recompensados incluso por hacerlo.

Así mismo, Tortosa (1994) afirma que la Violencia Cultural son los razonamientos, actitudes, ideas que promueven, legitiman y justifican la violencia en sus formas directa o estructural.

La violencia cultural puede entenderse desde dos puntos de vista. Por un lado, con el término se hace referencia al ataque contra los rasgos culturales y la identidad colectiva de una comunidad. Se observa en las ideologías políticas, religiosas, raciales donde se presenta diversidad de creencias que llevan al individuo a internalizarla como su modelo de vida, queriendo así que toda una población o el mundo entero lo tome de igual manera hasta de manera obligada.

Por otra parte también es violencia cultural todas aquellas justificaciones que permiten y fomentan las distintas formas de violencia directa y estructural. Las guerras santas, que también su causa es ideológica, donde naciones pierden miles de vidas por la razón de no compartir las mismas creencias y con ese pretexto justifican y le dan carácter legal a la muerte de un ser humano. En este hecho se puede observar que también se aplica la violencia al derecho de pensar diferente, siendo irrespetado en su dignidad.

Violencia Familiar

Este tipo de violencia se relaciona con la violencia directa según Aranciaga (2003:41) Hace referencia a una: Situación de poder y alude a todas las formas de abuso que se dan en las relaciones entre los miembros de la familia; entendiendo por relación de abuso toda conducta que, por acción u omisión, ocasiona daño físico y / o psicológico a otro miembro de la familia. Para hablar de violencia familiar, esta relación de abuso debe ser crónica, permanente o periódica; en este concepto no se incluyen las situaciones de maltrato infrecuente o esporádico.

El tema de la violencia familiar es un problema social; comúnmente se cree que al desarrollarse en el ámbito privado de la familia es una cuestión de cada uno; pero si se considera que cualquier acto de violencia de una persona contra otra es un hecho criminal, este problema deja de ser privado para ser social; dado que los mismos se proyectan sobre la comunidad con distintas manifestaciones, respondiendo quizás, éstas al origen del acto sufrido pasivamente.

En el mismo orden, Corsi (1995:5) y Ferreira (1992), enfatizan que se está frente al resultado de conductas aprendidas en el proceso de socialización de una sociedad patriarcal y sexista, vinculado a esto, Ferreira (1992), habla de cómo se llega a ser una mujer maltratada o seguir el libreto del hombre violento, y Corsi (1995) utiliza expresiones como el modelo masculino tradicional, la construcción de identidad masculina y el hombre golpeador. Esto permite inferir que las relaciones familiares disfuncionales va conformando una cadena de sujetos que repiten y buscan modelos con los cuales de una manera u otra se identifican, dado que esas relaciones fueron co-construidas y se hace difícil transformar esas experiencias en situaciones de cambio y sanación.

Entonces se define la violencia familiar, como todo acto intencionado con el fin de causar alguna clase de daño a personas o bienes, que comúnmente es aprendido por modelaje y viene a influir en el contexto o sistema familiar, y la gravedad de ella puede estar dada tanto en el maltrato físico, psicológico o moral y en las consecuencias a largo plazo, ante la dificultad que se genera para cerrar historias o cambiarlas por experiencias positivas que permitan superar aquellas que crearon traumas.

NUESTRAS ESCUELAS:

Hemos citado la teoría anterior con el propósito de clarificar este tan entramado concepto y tan complejo tema, para detallar los tipos de violencia que cotidianamente vivimos en nuestras escuelas. Iniciaremos explicando un poco del contexto de cada una de ellas. Pues mientras una de nosotros trabaja en el medio rural en un centro escolar bidocente, otra en el medio urbano en una colonia proletaria muy céntrica pero muy conflictiva y reconocida a nivel local y regional por los fenómenos sociales como son la drogadicción, prostitución, el pandillerismo y el narcomenudeo por diferentes grupos del crimen organizados que en esta colonia imperan.

Aunque los medios distan demasiado físicamente en lo que corresponde a su ubicación, su infraestructura, su organización etc., coincidimos en muchas de las manifestaciones de la violencia que se da en nuestras escuelas y en las causas que la originan; entendiendo la teoría anterior la hemos de detallar de la siguiente forma.

El maltrato entre iguales

Entre las características más destacadas del bullying son las siguientes: 1) Tiene diferentes manifestaciones: maltrato verbal (insultos y rumores), robo, amenazas, agresiones y aislamiento social.

2) En el caso de los chicos su forma más frecuente es la agresión física y verbal, mientras que en el de las chicas su manifestación es más indirecta, tomando frecuentemente la forma de aislamiento de la víctima o exclusión social.

3) Tiende a disminuir con la edad y su mayor nivel de incidencia se da entre los 11 y los 13 años.

4) Finalmente, su escenario más frecuente suele ser el patio de recreo (en primaria), que se amplía a otros contextos (aulas, pasillos...).

Mora Merchán (2001) señala en su Tesis Doctoral que el número de alumnos afectados por el Bullying se sitúa alrededor de 11%, dato consistente con las investigaciones desarrolladas en otros países de nuestro entorno.

En todo nuestro entorno cultural, existe una sensibilización creciente ante el problema del maltrato entre iguales y de la violencia escolar en general, programas. Una preocupación de ver como la mayoría de nuestros alumnos han adoptado la violencia como sus estilo de vida, se analiza la incidencia de un total de trece actos violentos: insultar, hablar mal, ignorar, poner motes, esconder cosas, no dejar participar, amenazar para meter miedo, pegar, robar, romper cosas, acosar sexualmente, amenazar con armas y obligar a hacer cosas.

Los profesores, nos mantenemos preocupados más por los problemas de aprendizaje que por el desarrollo de la inteligencia emocional de los estudiantes, no somos conscientes de la gravedad y causas del Bullying, que achacan a factores individuales o sociofamiliares ajenos al centro escolar, y que muy frecuentemente abordan de forma inadecuada: o no hacemos nada ante el problema o respondemos con pautas de agresión similares a las de los alumnos; non mantenemos suficientemente abiertos los canales de comunicación con los estudiantes y sus familias; se resisten a los cambios imprescindibles en aulas y centros para hacer frente al problema; desconfían de las tutorías e ignoran al Departamento de Orientación; no valoran la ayuda de los expertos y presentan resistencias a la formación permanente.

1. 2. Violencia de los alumnos hacia los profesores

Los problemas de disciplina han sido siempre un componente de la escuela (Ortega y Cols., 1998). Esta engloba todo un conjunto de reglas, hábitos de relación y convenciones sociales... que si no están bien asumidos e integrados por los diferentes miembros de la comunidad escolar entorpecen la convivencia, convirtiéndose en una fuente de conflictos, de manera que podríamos afirmar que en la disciplina se refleja el carácter democrático o no de la convivencia escolar. La falta de disciplina se puede manifestar de muy diversas formas, entorpeciendo la vida diaria de las aulas, los procesos y tareas educativas que en ellas se desarrollan y su clima relacional.

Según Elzo (1999) en las aulas el alboroto y la indisciplina son muy frecuentes, estando también presente la violencia hacia los profesores, que se manifiesta en forma de presiones, insultos y agresiones por parte de los alumnos e incluso de las familias. Esta situación de presión, conflictividad y tensión que se vive frecuentemente en los centros escolares, se refleja en el malestar y en el estrés laboral del profesorado (Esteve, 1984; 1995) (Trianes Torres y otras, 2001).

1. 3. Violencia de la escuela hacia los alumnos

Hemos analizado la violencia entre alumnos y la violencia de los alumnos hacia los profesores, pero no todo queda ahí. Hay una dimensión, que es la de la violencia contra los niños (Sanmartín, 1999), que también está presente en las aulas por lo que debemos tenerla en cuenta a la hora de estudiar las causas y los modelos de intervención ante la violencia de los escolares.

La violencia hacia los estudiantes se manifiesta a través de formas más o menos sutiles o directas. A veces se manifiesta en un clima de clase tenso, en falta de democracia, de participación, en normas de convivencia y pautas de comportamiento inadecuadas o no consensuadas...; otras veces, las prohibiciones, la arbitrariedad, los castigos, el autoritarismo y el no reconocimiento de los derechos de los estudiantes, son moneda común. Otra manifestación de violencia hacia los estudiantes es el stress (Trianes Torres, 1999), los exámenes, la sobrecarga de trabajos... y, por supuesto, el alto grado de fracaso escolar existente en el sistema educativo, que conduce a muchos alumnos hacia la exclusión escolar y más tarde social, que denota que no se está abordando el problema desde una perspectiva global.

La violencia psicológica a través de la ridiculización, el insulto, el desprecio y el abandono también está presente en nuestras escuelas y provoca en los estudiantes vivencias muy negativas. Lo más grave de este tipo de agresión es que los chicos pasan a convertirse en objeto de rechazo, de burla y agresión por parte de sus propios compañeros.

Causas de la violencia escolar

La sociedad en la que vivimos destila violencia y agresividad, que impregna todos los ambientes en que se mueven nuestros niños y adolescentes, que se ven afectados —especialmente los adolescentes— por ella. Hay una serie muy numerosa de factores y causas condicionantes de las conductas violentas en la escuela y fuera de ella. De un lado, la agresividad puede ser la expresión de factores relativamente independientes de la escuela, como los problemas personales, los trastornos de relación, la influencia del grupo de amigos o la familia. De otro, podemos decir que la conducta agresiva de los niños está condicionada por la estructura escolar y sus métodos pedagógicos, así como por todo un conjunto de factores políticos, económicos y sociales. En la mayor parte de los casos, intervienen todos o varios de estos factores, pues las interacciones y las relaciones interpersonales sólo pueden entenderse contemplando de una forma global las condiciones sociales e institucionales en que se producen, siendo por otra parte las personas quienes intervienen con sus interacciones en la configuración de los sistemas e instituciones sociales. En definitiva, existe un estrecho lazo entre problemas sociales, familiares, escolares y personales en el origen de la violencia escolar.

2. 1. Causas individuales

Rodríguez Sacristán (1995 ) dice que existen una serie de factores personales que juegan un papel importante en la conducta agresiva de los niños y Train (2001) agrega que hay ciertas patologías infantiles que pueden estar relacionadas con la agresividad: niños con dificultades para el autocontrol, con baja tolerancia a la frustración, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), toxicomanías, problemas de autoestima, depresión, stress, trastornos psiquiátricos...; otras veces nos encontramos ante niños de carácter difícil, oposicionistas ante las demandas de los adultos, o con niños con dificultades para controlar su agresividad... Y Echeburúa (1994) dice que a veces se trata de niños maltratados que se convierten en maltratadores a través de un proceso de aprendizaje por imitación, o de niños con falta de afecto y cuidado. Otras veces se trata de niños que encuentran en la rebeldía y en la conducta agresiva un modelo masculino de conducta.

En definitiva, los problemas de disciplina y agresión que manifiestan la mayoría de nuestros alumnos, tienen su origen en dificultades, que en muchas ocasiones no son más que síntomas de situaciones conflictivas o marginales de socialización, tanto para el niño como para el grupo social o familiar al que éste pertenece. Por todo ello es necesaria una intervención conjunta de la familia, y de psicólogos, maestros, directivos, trabajadores sociales, y otros profesionales para abordar la problemática de una manera interdisciplinar y global.

Un factor muy importante en la determinación de la agresividad escolar que, conectado al género, queremos resaltar aquí, es la cultura machista y la exaltación de los modelos duros y agresivos imperantes en nuestra sociedad. Numerosas investigaciones señalan que existe una mayor incidencia de indisciplina y violencia escolar entre los chicos, lo que probablemente se deba a las siguientes causas:

Podemos afirmar también que los chicos, gracias a la influencia de la televisión, el cine, los videojuegos... y de la sociedad en general, suelen identificarse con modelos más agresivos y rebeldes. En esta línea, según Rojas Marcos (1995), un elemento que desempeña un papel muy importante en la violencia, es la exaltación del machismo y los estereotipos duros en nuestra sociedad que conducen a asumir conductas identificadas con tales estereotipos. Así, muchos niños encuentran su autoestima adoptando conductas alejadas de los valores y requerimientos escolares; algunos son partidarios de resolver los problemas a través de la violencia; otros son intolerantes e insolidarios..., mientras que otros se comportan de forma conflictiva, porque temen ser considerados poco “machos”.

Causas familiares

La familia es el primer entorno en que el niño se socializa, adquiere normas de conducta y convivencia y forma su personalidad, de manera que ésta es fundamental para su ajuste personal, escolar y social, estando en el origen de muchos de los problemas de agresividad que se reflejan en el entorno escolar. Analizando el contexto familiar de nuestros niños y adolescentes podemos encontrar algunos modelos familiares que actúan como factores de riesgo que desencadenan conductas agresivas: familias desintegradas, muchas veces con problemas de drogas o alcohol, y por si fuera poco en extrema pobreza, con conflictos de pareja, con problemas de delincuencia, con bajo nivel educativo... Hay familias en las que se da falta de cuidado y afecto, abandono, maltrato y abuso hacia la mayoría de nuestros alumnos.

Como ya hemos señalado con anterioridad, la violencia contra los niños es un caldo de cultivo capaz de convertirlos en maltratadores y agresivos, pues el aprendizaje social les conduce a resolver los conflictos a través de la agresión física o verbal. Así pues la familia, fuente primaria de seguridad y estabilidad, espacio natural para la convivencia y el afecto, e imprescindible para un desarrollo sano y equilibrado del niño, es también, de forma paradójica, el lugar donde se producen muchas de las agresiones que sufren los menores. En otras ocasiones nos encontramos con niños que viven en familias muy autoritarias o punitivas, en las que aprenden que el más fuerte ejerce el poder y que no es necesario recurrir al diálogo o la negociación para resolver los conflictos. A veces los niños viven en familias muy permisivas o con disciplina inconsistente, que no ponen límite a sus deseos. Al no haber internalizado ningún tipo de normas, estos niños viven bajo la primacía del principio del placer, por lo que frecuentemente reaccionan con violencia ante las frustraciones y exigencias de la realidad. Finalmente, nos encontramos con niños o adolescentes cuyas familias están muy alejadas socioestructuralmente de la organización escolar y sus objetivos, lo que provoca en ellos falta de motivación, pues piensan que los objetivos escolares son inalcanzables para ellos. Los alumnos expresan en la escuela todos estos conflictos y además reflejan en ella pautas sociales aprendidas que fomentan el racismo y la xenofobia, el sexismo o la intolerancia, siendo sus compañeros o los profesores las víctimas de sus agresiones, insultos y amenazas. Por todo ello, creemos que la escuela debe ser especialmente sensible a estas situaciones que no son más que un fiel reflejo de los problemas familiares que sufren nuestros niños y adolescentes.

Pantallas y violencia

Vivimos instalados en una cultura icónica, cuya presencia es cada vez más fuerte. Las pantallas del cine, la televisión, internet o los videojuegos, nos bombardean constantemente con todo tipo de imágenes violentas. Son muchos los estudios, proyectos, publicaciones, investigaciones o congresos, que se ocupan de analizar la influencia de las pantallas sobre las actitudes, comportamientos y formación de niños y adolescentes. En el caso de la televisión, es tal la cantidad de escenas violentas que puede contemplar un niño o adolescente cada día, que es posible que éstos lleguen a la conclusión de que es normal matar, disparar o violar, insensibilizándose ante el dolor del otro, creyendo que cada vez más que «quien utiliza la fuerza tiene razón”

Según un reciente estudio realizado por Lola Lara y Javo Rodríguez, que lleva por título ¿Qué televisión ven los niños?, el 28% del contenido de la programación infantil de la TV analizada estuvo íntegramente dedicada a imágenes violentas. Además, y según este estudio, la programación infantil de todas las televisiones emitió, durante tan sólo una semana, hasta 101 escenas que reflejan actitudes sexistas o que atentan contra la dignidad de las mujeres, lo que conduce a que los niños construyan una imagen sesgada del rol de éstas en nuestra sociedad. En televisión se presenta la violencia como algo «cotidiano y normal» para resolver situaciones conflictivas, y a los violentos como ganadores y como dominadores de los demás. La televisión favorece de esta forma el aprendizaje de la violencia por modelo, reforzando la conducta agresiva de niños y jóvenes.

La escuela y la violencia

La escuela juega un papel muy importante en la génesis de la violencia escolar. La convivencia en la escuela está condicionada por todo un conjunto de normas y reglas, oficiales unas, oficiosas otras. Los reglamentos, que a veces no se aplican y que en otras ocasiones son una especie de «tablas de la ley» o «códigos penales» Cerrón, (2000) que imponen normas de conducta y disciplina, pueden hacer difícil la convivencia y/o provocar reacciones agresivas de los estudiantes o de los profesores.

Todo el contexto escolar condiciona el trabajo y la convivencia. La escuela, con sus actuaciones, puede fomentar la competitividad y los conflictos entre sus miembros, o favorecer la cooperación y el entendimiento de todos.

Podríamos añadir, además, otra serie de factores que son germen de conflicto y agresividad en la escuela y que señalamos a continuación:

1) La crisis de valores de la propia institución escolar, que propicia una disparidad de respuestas y puntos de vista dentro de la comunidad educativa; y que se manifiesta a través de la falta de aceptación de normas, valores y reglamentos escolares por parte de los estudiantes.

2) El énfasis en el rendimiento de los estudiantes y en listones uniformes de referencia que todos deben superar, generan barreras de exclusión y entorpece la atención a la diversidad.

3) La escasa atención a los valores de minorías étnicas, religiosas o de cualquier otro signo... no coincidentes con los dominantes en la institución escolar. Éstas entre otras

4 ) Las relaciones entre profesores crean muchas veces un clima enrarecido que en nada favorece la convivencia y buen funcionamiento del centro. Quizá los problemas más frecuentes son las dificultades para trabajar en equipo, la falta de respeto hacia otros profesores, la existencia de bandos enfrentados en cuestiones fundamentales, la crítica destructiva y la marginación o victimización de algunos profesores por sus propios compañeros o por la dirección del centro.

5 ) Finalmente, las relaciones entre alumnos, uno de los espejos más importantes en que se miran niños y adolescentes (especialmente estos últimos), pueden ejercer una tremenda influencia en el clima del centro y del aula. Las relaciones entre alumnos pueden contribuir al enrarecimiento del clima escolar y a la generación de violencia en contextos educativos, especialmente cuando éstas son difíciles o conflictivas, cuando hay grupos dominantes y de presión, cuando hay falta de respeto o solidaridad, o cuando se producen agresiones y victimización.

PONENCIAS

Por todo lo anterior creemos tener la facultad de proponer algunas líneas de acción por parte de la sociedad, gobierno y escuela como las siguientes:

1.-Primeramente debemos hablar de la importancia que tiene la organización de la escuela, el currículum escolar, los estilos democráticos, autoritarios o permisivos de gestión, los métodos y estilos de enseñanza y aprendizaje, la estructura cooperativa o competitiva, la forma de organizar los espacios y el tiempo, los valores que se fomentan o critican, las normas y reglamentos... y, por supuesto, el modo en que el profesorado resuelve los conflictos y problemas.

2.-Es necesario que la escuela cultive actitudes, valores y habilidades de tipo social que permitan mejorar la convivencia en la escuela y prevenir la violencia en ella. Por ello es necesario luchar contra la utilización de la violencia como espectáculo por parte de la televisión, cuyas programaciones más agresivas invaden incluso las franjas y espacios dedicados a los niños. Además, en televisión se presenta todo lo relacionado con la cultura como algo ridículo, aburrido, carente de interés y sin posibilidad de despertar la curiosidad infantil. Por todo ello, dada la gravedad del problema y considerando que la televisión actúa sobre la opinión pública como conformadora de conciencias, orientadora de conductas y deformadora de la realidad (Sánchez Moro, 1996), se hace imprescindible una regulación de las programaciones, especialmente durante el horario infantil, así como una mejor formación de profesores y estudiantes, para que aprendan a descifrar, criticar y autocontrolarse ante el mundo de la televisión. Otro tanto podríamos decir de los videojuegos o de Internet, pantallas en las que aparecen, también de forma muy frecuente, escenas y temas cargados de violencia, que exigen una llamada de atención a la prudencia en su uso, dada su contribución al desarrollo de conductas agresivas y de prejuicios sexistas.

3.-Por otra parte, las relaciones interpersonales en la escuela son fundamentales para la creación de climas más o menos propicios a la convivencia. Las relaciones entre profesores y estudiantes requerirían un cambio de los roles tradicionales asociados a ambos y un incremento de los niveles de comunicación. La violencia escolar se ve favorecida, en el caso de los estudiantes, por la falta de motivación e interés, por los problemas de autoestima, por las dificultades de comunicación personal, por las conductas disruptivas, por el fracaso escolar...

En el caso de los profesores, son las relaciones verticales de poder, las metodologías rutinarias, la poca sensibilidad hacia lo relacional y afectivo, o las dificultades de comunicación, algunos de los elementos que favorecen la violencia escolar. Teniendo en consideración todos los elementos que hemos señalado con anterioridad, se hace imprescindible una formación del profesorado y de toda la comunidad educativa que contribuya a prevenir los problemas de disciplina y agresividad que puedan surgir en el contexto escolar.

4.-En este sentido en nuestro país están activados, en la práctica totalidad de las Comunidades Autónomas una serie de programas que de una u otra forma se centran en el papel de la escuela en la prevención de la violencia a través de la gestión democrática, del trabajo cooperativo y de la enseñanza de comportamientos y valores y de la educación de la afectividad.

Destacamos, entre ellos, los desarrollados por Rosario Ortega, María Victoria Trianes, María José Díaz Aguado, Isabel Fernández, Nélida Zaitegui... y sus correspondientes equipos.

Dejamos constancia también de la labor de las «Comunidades de Aprendizaje», así como de todas aquellas otras experiencias pedagógicas que favorecen la creación de climas globales de convivencia escolar y social.

Conclusiones

• La violencia en las escuelas es un reflejo del carácter y los problemas de una sociedad. Se manifiesta de formas variadas (extremas, más sutiles y sistémica).

• Las concepciones, los métodos, los procedimientos y el tipo de relación que se establecen durante los procesos de enseñanza-aprendizaje y durante la evaluación en particular, están matizados frecuentemente por la violencia sistémica, con un impacto negativo en el clima escolar y en el equilibrio emocional y la paz interior de los alumnos.

• La escuela tiene el deber de formar individuos válidos, los que han de sentir y reflejar lo moralmente bueno. Velar por la equidad, la democracia y la solidaridad entre los alumnos.

• La ciencia y la tecnología, son procesos sociales cada vez más convergentes y no neutrales, permeados de valores e intereses sociales marcados por la civilización donde han crecido y por la filosofía que los nutre y orienta.

• Los grandes poderes políticos y militares, las gestiones comerciales y los medios de difusión masiva, descansan y se refuerzan sobre la base del desarrollo científico y tecnológico; modelando a la vez la cultura de cada país.

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