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Aristóteles, nació en la ciudad griega de Estagira, en Tracia, el año 384-3 a. C., de su población natal procede una designación habitual para referirse al filósofo: el Estagirita


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2016  •  Biografías  •  2.457 Palabras (10 Páginas)  •  397 Visitas

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Aristóteles, nació en la ciudad griega de Estagira, en Tracia, el año 384-3 a. C., de su población natal procede una designación habitual para referirse al filósofo: el Estagirita

Mi madre era, Phaéstis, una matrona de la isla de Evia y mi padre Nicómaco, que era el médico del Rey Amintas III de Macedonia, padre de Filipo II de Macedonia y, por tanto, abuelo de Alejandro Magno. 

Nicómaco pertenecía a la familia de los Asclepíades, que se reclamaba descendiente del dios fundador de la medicina y cuyo saber se transmitía de generación en generación. No solo su padre fue médico, sino también sus antepasados, viniendo de una familia con numerosas dinastías médicas en su haber. Ello invita a pensar que Aristóteles fue iniciado de niño en los secretos de la medicina, y que de ahí le vino su afición a la investigación experimental y a la ciencia positiva. Y en consecuencia me comprometi muy seriamente a los estudios de anatomía y farmacología.

Poco sabemos de la educación recibida por Aristóteles en su juventud, aunque debió ser la propia de los jóvenes griegos de su época  aunque parte de esa juventud la paso en el libertinaje, y disipó de esta manera sus bienes. Tomó partido en el ejército, pero no conviniéndole la carrera de las armas, pasó a Delfos, a consultar al oráculo, para saber qué giro había de tomar. El oráculo le respondió que fuese a Atenas a estudiar la filosofía.

“El oráculo de Delfos, situado en el templo dedicado a Apolo del santuario del mismo nombre al pie del monte Parnaso, en Grecia, era uno de los centros religiosos más importantes del mundo helénico. Para consultarlo había que trasladarse hasta el recinto sagrado, ofrecer a Apolo una tarta hecha con miel y sacrificar una cabra, que se quemaba en una hoguera rociándola con agua. SI el cuerpo del pobre animal temblaba durante la ofrenda, significaba que Apolo accedería a hablar.

El oráculo estaba a cargo de una anciana, la Pitia, y un hombre, el Profeta. Tras la pregunta que le hacía el solicitante, la sacerdotisa, instalada en la cripta del templo e inclinada sobre su trípode, entraba en comunicación con el dios. Mientras, masticaba hojas de laurel, espolvoreaba harina y bebía largos tragos del agua que manaba de la fuente sagrada. Si sus palabras, como sucedía a menudo, resultaban absurdas o ininteligibles, el Profeta estaba allí para ayudar a interpretarlas.”

A la muerte de mi padre y de mi madre, Festis, y después de mi único hermano Arimnesto, a la edad de 17 años me traslado a la ciudad de Atarneo. Allí tuve como tutor a Próxeno.

Proxenes de Atarnea se encargó del cuidado de su educación e hizo que estudiara las ciencias

en 367 a.C. Viajo a Atenas, por entonces un importante centro intelectual del mundo griego, para que estudiase en la Academia de Platón donde permaneció por veinte años y se convirtió en uno de los discípulos mas brillantes de la Platon dentro de la Academia.

Durante el viaje tuve que hacer uso de mis conocimientos médicos para salvar a un ciudadano adinerado de una infección sanguínea, y con 17 años ya era considerado como un excelente doctor.

 Comía poco y dormía menos. Su afición al estudio era tan grande que para que el sueño no le venciese, ponía un gran cubo de agua junto a su cama y agarraba en la mano una bola de hierro, conservando la mano fuera de la cama, de modo que cuando empezaba a dormirse, el ruido que hacia la bola al caer en el agua le despertaba.

Diógenes Laercio fue un importante historiador griego de filosofía clásica que, se cree, nació en el siglo III d. C., durante el reinado de Alejandro Severo 

Laercio dice que tenía la voz agria, los ojos pequeños, las piernas delgadas, y que gustaba de vestirse con magnificencia. Era de ingenio muy sutil, por manera que comprendía fácilmente las cuestiones más complicadas. Hizo grandes progresos en la escuela de Platón, y no tardó en sobresalir entre todos los Académicos, los cuales no decidían ninguna cuestión sin consultarle, aunque muchas veces su opinión era contraria a la de Platón. Sus condiscípulos le miraban como un genio extraordinario, y aun algunos preferían su opinión, contraria a la del maestro

Tras dos años de duro trabajo y esfuerzo ya era capaz de impartir lecturas en retorica, me gane la confianza de Platon y el derecho a unirme al circulo de los filósofos mas sabios, los platónicos.

Por la manera en que me dedicaba a entonces profundizar, no solo los tesoros de los filósofos anteriores, sino también todos los de la literatura griega, Platon, me llamaba el Lector, y me distinguia de Jenocrates diciendo, que uno necesitaba freno, y el otro aguijon.

Se me acusa de haber sido ingrato con mi maestro, atribuyendo a que Platón mostró su preferencia por otros discípulos menos distinguidos, pero más fieles a sus doctrinas, con cuyo motivo se refieren varias anécdotas: por ejemplo, que Platón no me quería a causa de mis costumbres y manera de vivir; que le desagradaba el excesivo esmero que empleaba en el adorno exterior para ocultar las imperfecciones del cuerpo.

Apreciaba a mi mentor, pero también hacia criticas a sus puntos de vista.

Admiraba la profundidad de sus pensamientos y de sus razonamientos filosóficos, la corrección moral de su vida y de sus sentimientos, pero juzgaba más importante la verdad que la fidelidad a una persona.

Un ejemplo fueron las palabras que escribi:

Amicus Plato sed magis amica veritas

“Amigo es Platon, pero mas amiga, es la verdad”

Tras 20 años de impartir clases en la Academia de Platon, hice escritos sobre lógica,física,retoritca y tratados sobre la vida y el alma.

A la muerte de Platón, en el 348 a.C., Espeusipo, sobrino de Platón, se hizo cargo de la dirección de la Academia, bien por designación directa de éste o bien por decisión de sus condiscípulos, imprimiendo una orientación de carácter místico-religioso a las actividades de la Academia, lo que no fue de mi agrado,  por lo tanto abandone la carrera, y es absolutamente falsa la leyenda según la cual me marche de Atenas despechado porque Platón, a su muerte, designase a su sobrino Espeusipo para hacerse cargo de la Academia: por mi condición de macedonio, no era legalmente elegible para ese puesto.

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