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Cecilio Acosta


Enviado por   •  8 de Agosto de 2014  •  2.159 Palabras (9 Páginas)  •  520 Visitas

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINSITERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN POPULAR

2º AÑO CIENCIAS

Profesor (a) Integrante:

Carlos A. Leiby Santaella

Mariches, marzo de 2011

CECILIO ACOSTA

Nacimiento

Nació en una familia pobre, y su primera educación estuvo a cargo del presbítero Mariano Fernández Fortique

Infancia

La infancia de Cecilio Acosta transcurre en San Diego de los Altos (Edo. Miranda), aldea donde nace y vive hasta los trece años. Las primeras enseñanzas las recibe del Pbro. Mariano Fernández Fortique (1790-1866), párroco del lugar. La muerte prematura del padre de Acosta hace de la madre, doña Margarita Revete Martínez, el centro del hogar; de un hogar extremadamente pobre, donde sobra el afecto y el estímulo para la superación. Influido por su mentor, Acosta se encamina hacia el Seminario. En él permanece entre 1831 y 1840. Adquiere conocimientos de teología, religión, historia sagrada y latín. Lee a grandes pensadores y poetas de la Iglesia: Santo Tomás, Fray Luís de León, Santa Teresa de Jesús y Fray Luís de Granada.

Vida de Cecilio Acosta

Hacia 1839 asoma en Acosta una profunda crisis vocacional. Al año siguiente abandona el Seminario. Se inscribe en la Academia de Matemáticas fundada por Juan Manuel Cajigal (1803-1856), y obtiene el diploma de Agrimensor (1840). En septiembre de aquel año, asiste a la Facultad de Derecho de la Universidad Central. Al cabo de una lucha bizarra contra la estrechez económica y su endeble salud, recibe el título de Abogado (1848).

Siendo estudiante, divulga sus primeros escritos en periódicos caraqueños. Desde entonces escribe con frecuencia. La hoja del diario es uno de los medios que más utiliza para comunicar sus ideas. Deja constancia del aprecio que tiene por el periódico, o "el libro del pueblo", como él lo llama.

Fueron muy escasos los cargos públicos que desempeñó Acosta. Secretario de la Facultad de Humanidades de la Universidad Central (1848), Titular de la Cátedra de Legislación Universal, Civil y Criminal y de Economía Política (1853). En 1872, fue designado Miembro de la Comisión Codificadora por el Gral. Antonio Guzmán Blanco (1829-1899). Vivió, pues, apartado de compromisos burocráticos. Ganó con ello independencia de criterio y tiempo para estudiar y meditar. Tuvo la pobreza por compañera. En 1876, le escribe a su hermano Pablo: "Estoy muy pobre. No tengo para pagar esta carta para Ospino, que pondrás en la estafeta".

A la penuria económica hay que añadir las consecuencias de haberse enemistado, en sus últimos años, con Guzmán Blanco. Sólo escasos y fieles amigos se atrevían a visitarlo en su modesta vivienda. Pero entre sus ilustres contertulios se contaron José Martí y Lisandro Alvarado.

Obras

• Cosas sabidas y por saberse o Federación colombiana, tolerancia política, universidades e instrucción elemental y cuestión holandesa (1856)

• Caridad o frutos de la cooperación de todos al bien de todos (1855)

• Influencia del elemento histórico-político en la literatura dramática y en la novela (póstumo, 1887)

• Obras completas (1908 - 1909)

• Obras completas (ed. definitiva, 1981)

LA OBRA EN VERSO

Cecilio Acosta sólo escribe unos cuantos poemas, algunos ocasionales, para las páginas privadas del álbum. Se mueve entre el Neoclasicismo y el Romanticismo, con evidente predominio del primero de estos movimientos. Ejemplo de la inclinación neoclásica de Acosta lo constituye su poema de mayor extensión, La mujer (s.f.), del que sólo se conoce un fragmento. Por las octavas reales de este canto desfilan arquetipos femeninos eternos: Eva, Helena, Lavinia, Andrómaca, todas ellas, demasiado marmóreas y convencionales, hijas de la erudición antes que de la inspiración.

Cuando se vuelve sobre su propia circunstancia, logra una poesía de auténtica tonalidad romántica. El véspero (1881), escrito el año de su muerte, es un "farewell", el poema de la despedida suprema. Como el astro de la tarde, Acosta vive su hora crepuscular. La serenidad del lucero brilla tranquila en el confín remoto, e inunda de

paz el espíritu de quien se aproxima al reino de las sombras. Alcanza su mayor vuelo poético cuando escribe sobre una vida campesina, idílica y abundante, en contraste con la dura, airada y pobre existencia a que lo ha llevado su destino de hombre honesto, predicador de verdades que dolían a los poderosos.

La casita blanca (1872). El tema principal de este poema surge tres veces, cuando menos, en la obra de Cecilio Acosta. Cada vez, impregnado de una tonalidad espiritual diferente. En La casita blanca se aprecian los siguientes motivos: 1) Descripción idílica del paisaje rural donde está ubicada; 2) Una escena de cacería; 3) El acogedor ambiente hogareño que aguarda a los labriegos al caer la tarde; 4) Descripción arcádica de la abundancia, simbolizada por la blanca cuajada, el ordeño, la leche y el rubio grano; 5) Votos de paz, de abundancia y de amor.

Estas ideas poéticas aparecen dentro de la obra de Acosta, antes y después de La casita blanca a veces, como descripciones expresadas con las mismas palabras, si bien no con igual tonalidad. Todo ello revela que se trata de un tema recurrente, que parecía no abandonarlo. Donde primero irrumpen, como una nota alegre de las gratas diversiones campesinas, es en Cosas sabidas y cosas por saberse (1856). Ya para despedirse del amigo a quien dirige la extensa epístola, lo imagina disfrutando de la vida rural, así: Tú -supongo yo- te desquitarás ahora con la historia de tu campo. En las diversiones de cacería perseguirás, ora en los espesos matorrales a la lapa, ora en las tendidas lomas al venado, de la una parte los compañeros de monte desparramados en la falda, de la otra, los manchados perros saltando entre alegres ladridos la quebrada; mientras en la casa, que se mira desde lejos, se alza lentamente sobre el techo el humo de la lumbre del almuerzo.

Por segunda vez, el tema idílico aparece

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