Cuestion Agraria
Nidathing7 de Diciembre de 2014
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La cuestión agraria: Teorizando desde Chayanov a Whatmore. El caso de la agricultura en Chile.
Autor: Sandra Ríos
Introducción
Es evidente que la naturaleza de la agricultura y la producción de alimentos se ha movido desde un modelo tradicional basado en la producción familiar para mercados locales y nacionales, a lo que Whatmore (1994) ha llamado un ‘complejo agroalimenticio’ con un alcance global. Este complejo se ha definido como "el set de actividades y relaciones que interactúan para determinar qué, cuánto, y por qué método y para quién se producen y distribuyen los alimentos". Whatmore conceptualiza el sistema como compuesto de cuatro partes inter-relacionadas: la industria de la agrotecnología (A), la industria de los cultivos agrícolas (B), la industria alimenticia (C) y el consumidor de alimentos (D). Entre estos grupos, existen varios grupos de cuerpos reguladores; entre A y B se conceptualizan varias sucursales de extensión (comercio minorista, consultoría y crédito); estas actividades son realizadas por una combinación de agentes comerciales, estatales y reguladores. Entre B y C, cuerpos principalmente estatales regulan la calidad y comercialización, además de desempeñar otras actividades de intervención. Finalmente, entre C y D entidades, principalmente estatales, desempeñan labores reguladoras tales como la calidad y seguridad de los alimentos y las medidas de nutrición y salud.
Este texto fue presentado como ponencia al
PRIMER ENCUENTRO INTERNACIONAL SOBRE
Historia y teoría económica
celebrado del 6 al 24 de abril de 2006
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Desarrollo
En el sector agropecuario para comprender este proceso de acumulación de capital debemos desarrollar el concepto de cuestión agraria, es decir, el estado de la producción agropecuaria y las principales variables que inciden en la consecución de bienestar. Los principales avances del pensamiento económico se materializan hacia fines del siglo XVII y principios del XVIII, junto con el desarrollo del capitalismo. Así, el capital, el trabajo, el valor, el precio, la oferta, la demanda, la renta, el interés, la ganancia se incorpora como elementos importantes al análisis teórico. El sector agrícola ha sufrido metamorfosis en su origen desde esa época.
Inicialmente el desarrollo y consolidación del capitalismo y el nacimiento de la política económica clásica significaron que los sistemas de producción agrícola y el problema de la renta de la tierra se constituyeran en un punto central de análisis de la cuestión agraria. Existen dos propuestas antagónicas para explicar la cuestión agraria: para los clásicos, siguiendo a Ricardo y a Marx, la tierra es un recurso natural; el nivel de la renta está determinado por una relación social y no por la actividad económica del terrateniente. Este enfoque tiene como objetivo la eliminación del latifundio rentista, improductivo, a través de la implementación de la reforma agraria. Por otro lado para los neoclásicos, la tierra es un factor de producción; la actividad económica de su propietario contribuye al incremento de su ingreso. La renta corresponde al costo del uso del suelo, y su nivel depende esencialmente de factores económicos. Esta postura razona exclusivamente en términos de cálculo económico: sólo la propiedad permite dicho cálculo y por consiguiente, es necesaria para mejorar la eficacia de la producción. El mercado, y en particular el de los factores de la producción, regulará la actividad productiva. Las propuestas basadas en estas premisas se orientarán a mejorar el funcionamiento del mercado, en particular en lo que se refiere a su transparencia y fluidez.
Por un lado las corrientes de pensamiento económico socialista (Marx y Ricardo) veían en la estructura de la propiedad un impedimento para materializar el reemplazo del sistema capitalista por un Estado provisto de un derecho de disposición sobre los medios de producción y por otro, la economía neoclásica, el problema de la renta de la tierra sólo significaba un fenómeno económico más, dentro de las ciencias económicas. En América latina, los aportes de las distintas corrientes socialistas jugaron un rol muy importante en la discusión en torno al problema y la estructura agraria. Dentro de éstas, los postulados de Chayanov (1966) dejaron un valioso legado instrumental y teórico para la comprensión y el análisis de las economías campesinas, como una forma especial de organización productiva, las que aún predominan en muchos de nuestros países como Perú, Bolivia.
Sin embargo, a pesar de la postura clásica surge una postura en el S XX tratada por economistas como Phillip Mc Michael (1995) que afirma: “En un mundo en el que rápidamente se hacen evidentes los límites de los paradigmas industriales estamos redescubriendo el hecho histórico de que el control de la tierra y de los alimentos ha sido un elemento fundamental de la ecuación política, tanto dentro y entre estados, por una parte, como mediante la construcción y reconstrucción de las dietas alimenticias, por la otra. El pasaje a lo largo de este siglo de la cuestión de la tenencia de la tierra (cuestión agraria clásica y neoclásica) a las cuestiones alimentarias y verdes (cuestión agraria global ) aparece recurrente. O sea, que los movimientos globales que resisten el ideal autorregulado del mercado impulsado por las corporaciones, procuran reintegrar estas dos cuestiones que históricamente fueron separadas entre sí” (McMichael, 1995).
Los procesos de globalización sobre la cuestión agraria global (definida como la interacción del control de la tierra y de los alimentos), determinan una nueva ruralidad latinoamericana que afecta también a Chile. Esta cuestión agraria juega un nuevo papel donde en el marco del proceso de globalización, mucho de los fenómenos que se manifiestan en la actualidad en el medio rural están caracterizados por exclusión social, intensificación del dominio del capital sobre el agro en el marco de un proceso capitalista crecientemente globalizado (McMichael, 1995). También se generan fuertes cadenas de difusión creciente del trabajo asalariado, precarización del empleo rural, la multiocupación, la expulsión de pequeños productores del sector, las continuas migraciones campo-ciudad, la creciente orientación de la producción agropecuaria hacia los mercados, la articulación de los productores agrarios a complejos agroindustriales en los que predominan las decisiones de núcleos de poder vinculados a grandes empresas transnacionales. Todos estos procesos pueden ser relacionados con procesos de globalización, y con procesos tecnológicos asociados a ellos.
Los desafíos que enfrentan los campesinos, en general, asalariados o pequeños productores agrarios ( y sus familias) son consecuencia de los cambios ocurridos en el cambio de las reglas del juego y de los cambios experimentados por los sistemas agroalimentarios en particular, todo lo cual los obliga a actuar en un contexto de marcada polarización, creciente heterogeneidad y de marcada bipolaridad de los mercados rurales (Como por ejemplo el de crédito, tecnología, inversión y tierra entre otros). (Schetjman y Parada, 2003). Sin embargo, más allá de su significado mercantil el estudio de los procesos de producción y distribución de alimentos tiene un papel central para entender las transformaciones sufridas por las relaciones socioeconómicas en los últimos tiempos.
Todos los análisis que se han hecho de la globalización económica apelan a la dualidad entre lo global y lo local: el primero acrecienta su poder a expensas del segundo. Aquí entonces surge el concepto de Glocalización, que es un enfoque teórico de desarrollo local en el contexto de la integración económica y globalización. Fundamentalmente, el concepto surge de la interrelación de lo “Local” entendiéndolo como todo ámbito donde los agentes territoriales tienen capacidad de fijar el rumbo. Básicamente, remite a una direccionalidad “abajo-arriba”, a las capacidades emergentes de un sistema territorial, que serán más reconocibles cuanto más acotada sea la extensión del sistema en cuestión. (Boisier, 2000). El pensamiento económico imperante escindió la economía del territorio, al considerar la macroeconomía como la única dimensión relevante. También desenganchó la política del territorio, al colocar sólo al mercado como regulador de las relaciones sociales. Así, el triunfo de lo global, fue presentado como la derrota de los territorios, el fin de la geografía a partir de la constitución de un espacio planetario de tiempo presente. En varios aspectos la globalización confiere nuevos significados a individuos y sociedad, modos de vida y formas de cultura, a ciudades y regiones. Todo puede ganar otra luz cuando se ve desde la perspectiva
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