Historia de Carlos Felipa

Historia de CARLO FELIPA

Había una vez, ni dos ni tres, solo una vez., había una vez y mentira no es, la historia de un niño, llamado Carlos que jugaba con espadas y caballos, soñando algún día con ser un gran militar y usar el uniforme de la patria.

Dieciocho años, pasaron y luego de prepararse intensamente, viajar desde su natal Chimbote a una gran Ciudad y extraña para él, y luego de rigurosos exámenes físico, medico, psicotécnico, de ciencias y letras, llega a ser aceptado como cadete en la Escuela militar, usando con orgullo el Uniforme de paño negro con brandemburgos y 33 botones dorados, en honor a las 33 batallas ganadas por Napoleón, así como su quepí, con penacho francés, egresando luego de cinco años de esfuerzo como oficial del Ejercito del Perú.

Los primeros años de su carrera llegarían y pasarían como un sueño, conociendo lo bello que es su País, el Perú, aplicando sus conocimientos militares, y transmitiendo valores a sus soldados como el orden, la disciplina, la responsabilidad y el deseo de superación, pero también superando carencias y necesidades con un alto sentido de responsabilidad, cultivando otra de sus pasiones, el deporte.

Hasta aquí todo le iba bien, ya era un flamante Capitán una excelente carrera, una bella esposa y un querido hijo llegaron a su vida, al parecer lo tenía todo, que más podía pedir.

Sin embargo, un doce (12) de noviembre del 2010,  la vida, le pondría el más grande de todos sus retos, durante un patrullaje en zona de emergencia, vuela por los aires al explosionar una carga de dinamita, producto de una cobarde emboscada terrorista, lluvia de metrallas y explosiones le siguieron, pero el, recuperado del estupor inicial, recobra el Comando de sus hombres y se dispone disparar, sin embargo se cae al suelo, lo intenta nuevamente, las balas iban y venían, así es que lo intenta nuevamente pero otra vez vuelve a caer, es allí, cuando mira debajo de su cuerpo y se da cuenta que le faltaba una pierna, la adrenalina, y su preocupación por sus hombres, le hicieron que perdiera la noción del dolor, por lo que tuvo que arrastrarse hasta un agujero, donde termino replegando el ataque, hasta la llegada de refuerzos, siendo evacuado posteriormente a Lima en un helicóptero en estado grave.

¿Por la mente de Carlos Felipa, pasaron rápidamente imágenes de su vida, que sería ahora de él y su familia, como se podría recuperar de esto, pensaba?  

Luego de 12 operaciones quirúrgicas, injertos de piel para cubrir el muñón que le quedaba, horas de recuperación, y principalmente el apoyo Psicológico y mental de su familia y amigos, que le permitieron salir del hospital, no sin antes recibir unas palabras de un bisoño médico, quien pretendió hacerle un favor, pero que las recordaría por siempre “Carlos no podrás volver a caminar, pero te daremos la mejor silla de ruedas de todas”.

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