HÉCTOR ESCALONA, UN CASO A ESTUDIAR UN SUPERYO POR CONVENIENCIA

HÉCTOR ESCALONA, UN CASO A ESTUDIAR

UN SUPERYO POR CONVENIENCIA

La noche está comenzando a generar trastornos de sueño en Rancagua. Mientras aquello se produce, un grupo de estudiantes trata de colocar todas sus ganas para colocar atención a un trabajo que está dando a conocer su profesora, Francia. Se ha elegido a un ‘Sujeto de Estudio’, a quien se le pide salir de la sala para poder generar el caso que se le quiere presentar para observar su respuesta.

Héctor Escalona es el elegido. Al ingresar a la sala, Héctor se observa nervioso y su sonrisa temblorosa ratifica aquella observación. La ansiedad se demuestra en cada paso que él da dentro de la sala.Es sentado y su silla está rodeada por sus compañeros, quien en un círculo no le dejan visión al escape. Frente a él está Francia, quien con un pequeño preámbulo comienza a exponer el caso, el que se trata sobre colocar a Héctor en una fiesta, junto a su esposa y que pasadas las horas (y las copas) su Jefe, amigo íntimo del ‘Sujeto de Estudio’ se sobrepasaba con su mujer ¿Lo enfrentas? Señala la profesora del módulo Gestión de Personas.

Héctor hace una contrapregunta: ¿Yo estoy con copas? Aquella indicación del caso ya había sido indicada, lo que demuestra que su Yo busca más tiempo para poder tener una respuesta acorde a las expectativas de sus compañeros.  Al ser ratificada aquella duda, Héctor (o Tito, como es conocido por sus amigos) comienza su respuesta con dudas, ya que manifiesta que él “le solicitaría a su jefe un tiempo para conversar en el próximo día laboral”. Su tono de voz es tembloroso, y al tratar de ser serio, su tonalidad en más aguda, lo que hace perder credibilidad en quienes lo escuchan, cuando la noche ya casi llega a las 22 horas.

“Le pediría que debemos hablar pero afuera del trabajo, ya que es un tema personal. Lógicamente debo hablar primero con él y después con mi señora”, vuelve a comentar nervioso. En esta frase queda de manifiesto que la emocionalidad de Héctor está trastocada, ya que el primer paso debería ser conversar con su mujer y manifiesta que lo primero es conversar con su jefe. El dolor de la traición que él observó en aquella fiesta le hace perder la confianza en su esposa, tema de orgullo masculino y que su Yo no acepta. Ahí entonces, encontramos la primera respuesta a su posición (que es más bien rígida en su asiento), su voz aguda y su voz temblorosa.

La estructura psíquica de  Héctor es ‘criada a la antigua’. Él jamás aceptaría una traición de su esposa o pareja, pero justificaría una traición de un amigo o cercano (hombre) debido a que fue enseñado con un machismo acérrimo. Es por eso que él trabaja su personalidad en base a un aspecto más bien intrapersonal, en donde no comunica sus sentimientos y es por eso que la escena ya comienza a incomodarle, más aún al darse cuenta que sus compañeros están observando solo su figura y escuchando atentamente sus respuestas.

Ante la consulta de qué pasa si ambos le niegan lo que él supone haber visto, Tito no oculta una característica que tiene: evitar los conflictos. La respuesta fue que él renunciaría a su trabajo, “yo sé que es verdad lo que pasó y fue así”, asegura con un Superyo que comienza a pedir permiso para ser un invitado más en esta conversación.

En el diálogo se suman los compañeros  de Héctor con preguntas. La primera es qué pasaría si su señora fue quien dio pie a que comenzara aquella escena de engaño y Tio menciona que no se separaría de su señora ya que “tengo una relación mucho más difícil de terminar. En el trabajo es más simple, ya que firmo finiquito y listo, pero con mi esposa están los hijos de por medio. Los hijos son protegidos, incluso esta situación yo no la divulgaría; solo la mantengo entre los tres involucrados”. Esta es una de las respuestas más seguras de Héctor. En la conversación siempre se vio dubitativo, pero es en este momento de la noche en donde su Yo floreció y dejó atrás al SuperYo predominante  e invocó a su Inteligencia Emocional para poder, sin nerviosismo ni dudas en sus palabras, responder con autoridad. Su ansiedad Moral fue mayor a su Ansiedad de Realidad.

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