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LA COMPETENCIA LINGÜÍSTICA GENERAL. SABER ELOCUTIVO


Enviado por   •  25 de Abril de 2016  •  Documentos de Investigación  •  5.710 Palabras (23 Páginas)  •  934 Visitas

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LA COMPETENCIA LINGÜÍSTICA GENERAL. SABER ELOCUTIVO

Este saber no hace distingo de las lenguas, es un conocimiento que nos permite saber cuándo estamos frente a un absurdo o incongruencia.

“El pensar no transcurre como simple sucesión de ocurrencias, sino que siempre es conducido por cometidos[1] y metas que se alcanzan por medio de operaciones mentales que se desarrollan según reglas y principios ordenados jerárquicamente”[2] La actividad del pensar ordenada de manera lógica la llamamos razonamiento. El discurso es el resultado del razonamiento. Para que el discurso resulte lógico hay que aprender a discurrir, a razonar. La actividad de la mente que precede al discurso, es decir el razonamiento debe ser preparado, ejercitado, educado.

Para la psicología el acto mental de razonar, es decir la inferencia, es una serie o una sucesión de juicios. Pero una simple sucesión de juicios no constituye un razonamiento, es necesario que los juicios dependan los unos de los otros, en virtud a lo que se quiere llegar a decir. Esta dependencia objetiva recibe el nombre de lógica.

La lógica estudia la coherencia o corrección de los razonamientos. “El razonamiento es aquella operación de la inteligencia por la cual a partir de unas verdades conocidas deducimos otras desconocidas[3].

La lógica no se aplica en juicios simples como ‘me gusta el pan’; ‘es una persona agradable’; ‘los hombres son mortales’. Lo que estudia la lógica es el razonamiento desde el punto de vista de la coherencia o corrección del pensamiento.

Ej. ‘Los hombres son mortales, Juan es un hombre, por lo tanto, es mortal. La lógica verá si es correcta la deducción.

Ejemplo de razonamiento ilógico, incorrecto:

“Al redactar voy a tener que aprender técnicas para poder hacerlo de una manera adecuada, es decir ser lógico al expresarme; para lo cual tendré que investigar y aprender, es decir, voy a incrementar mis conocimientos”.

Simplificando el razonamiento podemos ver su incongruencia:

Para redactar bien tengo que aprender técnicas  lo que equivale a ser lógico, lo que al mismo tiempo equivale a aumentar mis conocimientos.

Así el acto de razonar consiste no en sumar datos, ideas u opiniones, sino en ordenarlos de tal modo que se encadenen, se relacionen por un lazo necesario o incluso en ver simplemente su dependencia. Un razonamiento puede ser correcto, aunque sean falsas sus premisas: “el hombre es inmortal, y como Juan es hombre, entonces es inmortal” El conocimiento es lo que nos permite distinguir lo verdadero de lo falso. En general es la facultad de razonar, y nuestro conocimiento general del mundo lo que queda inscrito en la función “discursiva”[4].

Por otra parte, para entender el razonamiento es importante saber el motivo que guía los pensamientos que se desarrollan sucesivamente en las manifestaciones Lingüísticas. Señala Wygotski que en el pensamiento además de lo cognoscitivo hay tendencias afectivas y volitivas. La motivación es el núcleo del plano del pensar lingüístico. Construcciones lingüísticas idénticas pueden ser reconstruidas de manera muy distinta por diferentes personas, según sus experiencias[5]. Por ejemplo hablar de que los alumnos deben ser disciplinados, alguien puede relacionar el término con el encorsetamiento, la restricción del actuar, cuando un profesor puede estar pensando en la habituación que debe tener el alumno para organizarse en consonancia con sus propósitos.

El saber  “elocutivo” según Coseriu está referido a los principios del pensar, al conocimiento general de las cosas y a la interpretación de lo que le lengua particular permite aun como sistema abierto.

El conocimiento de los principios del pensamiento: el pensamiento está conducido por reglas.

  1. Principio de congruencia: referido a la identidad de la referencia[6]; una vez expresada no se puede contradecir o sustituir arbitrariamente. Ej. “Esto ha sido dicho en la ‘Historia de la lengua española’. Este autor sostiene...” o “El joven es un profesor en un centro, cuyo padre dirige” (Se trata aquí de una construcción llamada ‘anacoluto’, que señala en una dirección determinada y luego continúa en otra distinta”[7].

A menudo, se produce anacoluto porque el hablante enuncia un sintagma nominal que aparentemente va a ser el sujeto de la frase, pero después opta por una estructura sintáctica distinta, en la que el sujeto es otro:

Mi compañera, sus padres son de Murcia.

Nosotros, no nos gustan esas historias.

También es habitual el anacoluto en las oraciones de relativo, en las que el pronombre que las introduce resulta no tener función sintáctica clara:

Han sacado una pastilla que quien la toma es feliz para siempre.

  1. El principio de no contradicción: Una cosa no puede ser igual a sí misma y diferente al mismo tiempo. Ej.: “El conductor chantajeó al policía de tránsito con cien soles. El chofer amedrentado no denunció al policía”. “Todas las metáforas que se producen en los actos lingüísticos concretos se vuelven “lengua”, es decir que no todos penetran en la tradición de la comunidad”.

  1. El principio del tercio excluido: una afirmación es verdadera o falsa, no hay una tercera posibilidad. Ej.: ‘El alumno en el examen medio copió’. No puede ser: o copió o no copió, no hay una tercera posibilidad. Esto se aplica en los juicios de hechos, que es distinto en los juicios de valor donde se dan las matizaciones. Ej.: ‘gano. Pero fue un triunfo a medias porque ganó con un penal y lo dominaron durante todo el partido’. “La delincuencia está claro que no apareció de la noche a la mañana, al contrario fue expandiéndose lentamente ante una indiferencia de la sociedad”.
  1. El principio de no tautología: por el cual no incidimos en los mismo, aunque de otra manera: yo estaba en Israel, por tanto no estaba en Lima. A veces lo hacemos con efecto enfatizador o expresivo. Ej.: ‘es mío de mí’. En esos casos nos damos cuenta de la manera lúdica en la que se nos habla.

Se suponen determinados fundamentos del hablar, aunque en el caso concreto puedan darse eventualmente desviaciones de esos fundamentos. Las estructuras de conocimiento también forman parte de la habilidad lingüística comunicativa. La coherencia es racionalmente anterior a cualquier técnica histórica y se aplica intuitivamente a todo hablar. Hay que poseer esquemas cognitivos que nos permitan la comprensión de los textos y que sean supuestos para organizar nuestros mensajes.

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