La casa por la ventana

-Desarrollo social: Estudiante demuestra respeto a la comunidad universitaria, su postura frente a la diversidad y la dignidad humana es integradora y respetuosa. Participa satisfactoriamente en actividades académicas en equipo, presenta claridad al exponer sus ideas, sin denigrar las de sus pares, ante cualquier discrepancia utiliza la argumentación racional.

Participa en actividades extracurriculares, en las que se incluyen algunas relacionadas con la vinculación con el medio, apoyando trabajos de justicia social.

Pertenece a una clase socio-económica media-baja

-Desarrollo personal: Realiza actividades recreativas en las que incluye deporte y música (área de interés personal), tiene un positivo auto-concepto, el que fortalece con grupos de amistades dentro de la carrera, se destaca su pensamiento crítico, específicamente con respecto a la capacidad auto-critica.

En su discurso se evidencian conceptos como justicia, solidaridad, respeto, libertad, dignidad humana, interés general, entre otros, los que se ratifican con actitudes.

Se destaca su capacidad de dialogo y acuerdo, sin dejar de lado sus ideales.

-Desarrollo académico: Se constata perseverancia en los deberes universitarios, lo que se evidencia en sus calificaciones.

Es capaz de identificar, procesar, sintetizar y organizar información.

Se destaca su capacidad de interrelacionar las distintas cátedras y contenidos, sumado a su prolijidad didáctica e implementación de la música dentro de sus recursos más utilizados en trabajos prácticos.

También expone sus ideas de manera coherente y fundamentada.

Destaca por su pensamiento critico, no tan solo desde el punto de vista académico universitario, sino que también es capaz de integrar miradas familiares, sociales, culturales, etcétera, en sus análisis.

C)En la práctica la importancia del cumplimiento de la asistencia mínima obligatoria para que los estudiantes sean promovidos no tiene como objetivo primordial el proceso de enseñanza-aprendizaje, sino que se traduce un aporte pecuniario de parte del Estado o la falta del mismo, en este lamentable panorama foco de atención no recae en el estudiante en si mismo, al contrario, este es tan solo el medio hacia una subvención estatal, lo descrito recientemente se relaciona con un sistema educativo de mercado.

Asumiendo que la finalidad práctica de la asistencia es el fortalecimiento sistemático de habilidades, capacidades, contenidos, valores, entre otros, el no cumplimiento del proceso debe ser evaluado por docentes y directivos, fundamentando su decisión en criterios personalizados, los que dependen del contexto individual. Pero ¿qué sucede si se decide reprobar a los estudiantes por sus porcentajes de asistencia? El ministerio obviaría los bajos indices injustificados de inasistencias y la decisión de docentes y directivos para obligar al establecimiento a aprobar al estudiante, basándose en la normalización de la educación, evitar la deserción, evitar gastos adicionales y asegurar la inserción laboral el un futuro próximo. La asistencia como requisito de aprobación no se puede acotar al análisis superficial de una normativa, sino que debe relacionarse esta con la sociedad actual y los requerimientos de la misma.

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