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Lazaro Cárdenas Del Río


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2013  •  1.415 Palabras (6 Páginas)  •  871 Visitas

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Lázaro Cárdenas del Río

1895-1970

Nació en Jiquilpan, Michoacán, en 1895. Estudió en la escuela primaria de Jiquilpan, de donde egresó a los 14 años. Fue empleado del recaudador de rentas local Donaciano Carreón quien lo aficionó a la lectura y más tarde lo llevó como cajista a una imprenta. En 1911 cuando ya dominaba el oficio de impresor, quedó huérfano de padre. En mayo de 1913, el general revolucionario José Rentaría tomó la plaza de Zamora y sus tropas avanzaron hasta Jiquilpan, ahí le encargaron a Cárdenas la impresión de un manifiesto para el día siguiente. Cuando iba a entregarlo, los rebeldes fueron atacados y vencidos por soldados de Victoriano Huerta, el manifiesto impreso por Cárdenas cayó en manos del enemigo. Cárdenas huyó pero los soldados destruyeron la imprenta, este hecho hizo que se decidiera a incorporarse a las fuerzas revolucionarias del general Guillermo García Aragón en julio del mismo año. En octubre, cuando su partida fue emboscada y dispersada, huyó hacia Guadalajara para después ir a refugiarse en Jiquilpan. Ahí se integró a las tropas del general José Morales Ibarra con quien permaneció hasta agosto de 1914, cuando presenció la derrota del ejército huertista en Teoloyucan. Posteriormente fue a la capital y se sumó a las fuerzas de Álvaro Obregón para combatir a Zapata, quien no reconocía a Carranza como primer jefe. En noviembre, como mayor del ejército constitucionalista y bajo las órdenes de Lucio Blanco, salió de México para reunirse con Maytorena, gobernador de Sonora. Cuando éste decidió apoyar al villismo, Cárdenas se dirigió con su regimiento a Agua Prieta donde conoció al general Plutarco Elías Calles. Con él combatió a Villa y presenció su derrota definitiva, en noviembre de 1915.

En 1918 se enfrentó a los yaquis sublevados y luego, junto con Calles, marchó hacia Michoacán y Nayarit para luchar contra el rebelde José Inés Chávez García. En 1920, abraza el Plan de Agua Prieta y el presidente provisional, Adolfo de la Huerta, le confiere el grado de general brigadier.

En diciembre de 1923, es enviado a combatir al rebelde delahuertista Enrique Estrada, quien lo vence en Huejotitlán, Jalisco. Herido, Cárdenas es conducido preso a Guadalajara donde recibe atención médica, pero recupera su libertad el 20 de febrero de 1924 al fracasar el levantamiento. En 1925 fue comandante del sector militar de Tampico en donde vio de cerca los abusos de las compañías petroleras.

El 10 de enero de 1928, presentó su candidatura al gobierno de Michoacán y en septiembre de ese mismo año, tomó posesión de la gubernatura del estado. En enero de 1929, tiene que separarse brevemente del cargo para controlar brotes de la rebelión cristera, lo que resolvió casi sin derramamiento de sangre, conferenciando con los líderes del movimiento dentro de sus terrenos y persuadiéndolos de que se rindieran.

De regreso a sus deberes como gobernador, abrió 100 escuelas con cargo al erario y 300 a cargo de particulares; repartió tierras a campesinos, democratizó el sistema universitario, instauró el crédito rural y promovió la organización sindical. Cárdenas se caracterizó por ser un gobernante realmente interesado en los problemas de la población, viajó por todo el estado escuchando de cerca la problemática social; inició una intensa campaña contra el alcoholismo y reunificó a los grupos políticos.

De octubre de 1930 a agosto de 1931, deja otra vez la gubernatura temporalmente para encargarse de la dirigencia del recientemente creado PNR, en donde hizo campañas tanto en contra del alcoholismo como en favor del deporte. Organizó también un sistema de plebiscitos para la designación de candidatos, y mantuvo un equilibrio político entre la presidencia de Ortiz Rubio y el poder e influencia de Calles.

Del 28 de agosto al 15 de octubre de 1931, fue secretario de Gobernación en el gobierno del presidente Pascual Ortiz Rubio. En 1932, al término de su periodo como gobernador, fue comisionado como Jefe de operaciones en Puebla y luego, de enero a mediados de junio de 1933, secretario de Guerra y Marina. El 15 de junio aceptó la candidatura a la presidencia de la república por el PNR. El 4 de julio de 1934, fue elegido presidente de México, tomando posesión el 1° de diciembre siguiente. Su presidencia comenzó sin el poder real que le correspondía ya que la influencia de Calles se hacía sentir en las decisiones de gobierno. Sin embargo, desde el inicio de su administración, Cárdenas llevó al terreno de lo práctico los ideales de la Revolución, alentó la creación de sindicatos y centrales obreras y apoyó sus luchas. También, en su gobierno se abrieron espacios para la atención de campesinos, obreros e indígenas.

Aunque siempre se le ha reconocido a Cárdenas un genuino interés por las causas populares, toda esta atención al pueblo le granjeó una fama y un capital político que utilizó en su momento para enfrentar a Calles y eliminar su influencia política. Durante el cardenismo, el reparto agrario fue una realidad, las antiguas haciendas y latifundios fueron distribuidos como ejidos a miles de campesinos. Al igual que en sus tiempos de gobernador en Michoacán, el presidente Cárdenas recorrió el país para oír de viva voz lo que los mexicanos tenían que decir.

Se instauró también el llamado nacionalismo revolucionario como respuesta a cualquier amenaza de intromisión de instancias extranjeras en los asuntos mexicanos. Esta política reveló su importancia frente al reto de la expropiación petrolera. Las grandes compañías explotadoras del petróleo mexicano habían sido intocables hasta el momento, apoyadas por sus respectivos gobiernos y siempre al margen de los acontecimientos de la vida nacional. La oportunidad de acabar con dicha situación llegó para Cárdenas con una movilización obrera en demanda de mejores salarios y condiciones laborales. Las autoridades mexicanas fallaron a favor de los trabajadores y, como siempre lo habían hecho, las compañías se negaron a acatar las resoluciones. Esta fue la justificación que necesitaba el presidente Cárdenas, la noche del 18 de marzo de 1938, en un mensaje a la nación, hizo saber su decisión de expropiar la industria petrolera a favor de los mexicanos. Esta acción recibió el entusiasta apoyo de todos los sectores sociales.

Por iniciativa de Cárdenas, el 30 de marzo de 1938, el Partido Nacional Revolucionario cambió su nombre por el de Partido de la Revolución Mexicana. Pero no sólo cambió de nombre sino que también su estructura cambió profundamente. El partido se dividió en sectores: el obrero representado por la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM), que agrupaba a todos los sindicatos; y el sector campesino representado por la Confederación Nacional Campesina (CNC). Se unieron también los sectores de trabajadores burócratas y el sector militar. Durante su gestión nacieron organismos políticos de oposición como la Unión Nacional Sinarquista, Acción Revolucionaria Mexicanista (Los Dorados), Acción Nacional, y los partidos de Salvación Pública.

El Castillo de Chapultepec dejó de ser la residencia de los presidentes para convertirse en el Museo de Historia Nacional. Además cerró las casas de juego y, contrariamente a la política callista, acabó con las hostilidades en contra de la Iglesia Católica. En el ámbito de la educación superior, fundó el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). También nacionalizó los Ferrocarriles Nacionales de México por causa de utilidad pública, creó la Comisión Federal de Electricidad como medida para desplazar paulatinamente a las compañías extranjeras y, bajo su mandato, se creó Petróleos Mexicanos (PEMEX).

Durante el gobierno de Cárdenas, México abrió sus puertas a perseguidos y refugiados de guerras y gobiernos totalitarios, como son los casos de León Trotsky y de los refugiados de la Guerra Civil española.

Cárdenas dejó su mandato en 1940, sin embargo su prestigio y ascendiente duró mucho tiempo después, tuvo mucha influencia en la vida pública mexicana sin llegar a constituirse en un “caudillo”.

Estuvo al mando de la región militar del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, y--como parte de la estrategia de unidad nacional seguida por su sucesor-- fue secretario de la Defensa Nacional durante el gobierno del presidente Ávila Camacho hasta el fin del conflicto. Después fue presidente de administración de la Siderúrgica Las Truchas, hoy Lázaro Cárdenas.

Murió en la Ciudad de México, el 19 de octubre de 1970, sus restos descansan en el monumento a la Revolución.

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