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Manuela Espejo


Enviado por   •  2 de Enero de 2013  •  2.523 Palabras (11 Páginas)  •  5.678 Visitas

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MANUELA DE SANTA CRUZ Y ESPEJO.BIOGRAFÍA.

Nació en 1757, aunque algunos historiadores dicen que fue en 1753. Era la hermana menor del doctor Eugenio Espejo, uno de los más importantes ilustrados y patriotas de la Audiencia de Quito, y de Juan Pablo Espejo, sacerdote y patriota. Su hermana mayor, María, había fallecido siendo aún pequeña. Los padres de Manuela fueron el cajamarquino Luis Espejo y la quiteña María Catalina Aldás. Nació y creció en una casa ubicada muy cerca dela Plaza de Santo Domingo, en el corazón de la ciudad. Ella ha sido, como todas las mujeres ilustradas de su época, olvidada y ocultada las N referencias históricas. Sin embargo, es evidente que debió tener un papel destacado, no sólo por su proximidad al ámbito de las ciencias naturales y la medicina, sino también por sus convicciones patrióticas, que estaban alimentadas cotidianamente con la febril actividad de sus hermanos y, más tarde, de José Mejía Lequerica, su esposo y discípulo de su hermano Eugenio en inquietudes filosóficas, científicas y políticas. Cecilia Ansaldo, periodista y escritora ecuatoriana de la actualidad, dice de ella:

Que una mujer pueda ser considerada también como una representante de la etapa de la Ilustración en nuestro país, ya es carta

de presentación de las cualidades que la adornaron. Años de ramalazos de luz en medio de las oscuridades de la Colonia. Edad de recuperación, cuando las ideas irán a catapultar procesos de quiebra y transformación. Todo el proceso de independencia ecuatoriana podría seguirse en la vida de esta mujer excepcional, si tuviéramos información suficiente, porque vivió entre 1757y tal vez 1829, por tanto, vio morir la Colonia y nacer la República... Su culto al conocimiento, al arte, justifica el seudónimo que, al parecer su mismo hermano Eugenio utilizaba para llamarla.

Erophilia significa amante del amor y la sabiduría. ¿Por qué no figura su nombre en los libros de historia, por qué no es un referente habitual para la mujer ecuatoriana? ¿Será porque, como dice Paladines, «ella, la primera periodista de la Audiencia de Quito, la primera mujer que se atrevió a escribir en público, la primera que enfrentó a su medio con la palabra... fue a su vez de las primeras víctimas del silencio y de la prensa.

Sabemos que Manuela se educó conjuntamente con su hermano, Eugenio de Santa Cruz y Espejo, bajo las sabias enseñanzas de su padre, en las prácticas relacionadas con la curación de enfermedades, aunque esto no era lo más común en la Colonia. También

es conocido el hecho de que Manuela tuvo gran pasión por la lectura y resulta obvio que aprovechó la gran oportunidad que para ella significaba el hecho de que su hermano fuera el director de la más importante biblioteca de la Audiencia de Quito. Manuela expresó al respecto: “En efecto, tengo mis libros que leo apasionadamente, y pido prestados los otros que no poseo», demostrando así su amor a la lectura. Manuela escribió para el primer periódico que tuvo la Audiencia de Quito, llamado Primicias de la Cultura, y para ello utilizó el seudónimo de Erophilia.

Por eso ella ha sido considerada como «la primera periodista de la Audiencia de Quitó, la primera mujer que se atrevió a escribir en público, la primera que enfrentó a su medio con la palabra, que trató de pasar de lo oral a lo escrito, que marcó una ruptura con la tradición verbalista de ese entonces... Su columna no pudo mantenerse mucho tiempo y, al igual que el primer periódico de la Audiencia, a sus palabras se las llevó el viento. Manuela tenía gran admiración por su hermano Eugenio y estuvo pendiente de su situación durante el largo período de su cautiverio, no sólo en aspectos relacionados con su atención, sino también en una serie de solicitudes y diligencias para que

se le permitiera salir de la cárcel ante su deteriorado estado de salud. Posteriormente, en 1798, tres años después de la muerte del Precursor, ella, a sus 40 años de edad, contraerá matrimonio con José Mejía Lequerica, un joven de apenas 23 años. Hemos encontrado en los archivos un documento que revela que el 29 de marzo de 1799, Manuela interpuso una demanda por daños y perjuicios causados por el Estado colonial contra la honra de su hermano Eugenio y contra la economía familiar, al habérsele privado de los altos ingresos que percibía el doctor Espejo como médico. Esta demanda muestra el valor y la audacia de Manuela, que actuaba auspiciada legalmente por el doctor Luis Quijano. El presidente de la Audiencia, Barón de Carondelet, rechazó los términos de la demanda, que consideró ofensivos para Muñoz de Guzmán y otras autoridades, y condenó a la demandante a pagar las costas del juicio instaurado, declarando que se trataba de una «temeraria demanda e jurídica querella. Agregó Carondelet en su sentencia: «A doña Manuela Espejo se la apercibe igualmente a la moderación de vida y al respeto correspondiente para con los sujetos del carácter del señor Muñoz». Finalmente, Carondelet dispuso que se borrasen todas las expresiones injuriosas

que contenía la demanda contra el expresidente de la Audiencia, Muñoz de Guzmán, quien se encontraba entonces bajo juicio de residencia, También se observó al abogado Luis Quijano por haber actuado con exceso, por lo que se ordenó: «Deberá comparecer en este juzgado, para que a presencia del presente escribano y del de Gobierno se le dé la reprehensión que merece». Manuela Espejo apeló la nulidad de la sentencia ante el Tribunal de la Audiencia, apelación que, a su vez, le fue denegada por temeraria. Después apeló ante el rey y, finalmente, consiguió el efecto suspensivo del pago de costas del juicio.

Manuela sobrevivió también a la muerte de su esposo, José Mejía Lequerica, que ocurrió en Cádiz, en 1813, y la hallamos más tarde declarándose heredera universal de José y cuidando con amor no sólo los libros dejados por su hermano Eugenio, sino también los de su esposo. En los últimos años, la figura de Manuela Espejo ha comenzado a ser rescatada del olvido, con el libro del destacado historiador Carlos Paladines Erophilia, conjeturas sobre Manuela Espejo, y con la creación del premio Manuela Espejo, por parte del Ilustre Municipio de Quito, para distinguir a las mujeres destacadas por su labor en el ámbito social, cultural o educativo.

Manuela Espejo: Grande de América

Manuela Espejo, hermana de Eugenio de Santa Cruz y Espejo, siempre tuvo acceso a los libros que pertenecían a su hermano, convirtiéndose así en una de las mujeres más cultas de la época.

Existen estudios que dicen que era Manuela de Santa Cruz y Espejo quien escribía en Primicias de la Cultura de Quito bajo el seudónimo de Erophilia,

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