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Mis Rizos se encogen como espiral


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2023  •  Apuntes  •  1.766 Palabras (8 Páginas)  •  39 Visitas

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Mis rizos se encogen como espiral, eso manifestaba yo desde niña, corria el año 1998 y entre las montañas viajaba la brisa que bajaba, luego de chocar con el Tabor hacia la finca donde vivía en Cañaveral Municipio de San Carlos, para ese entonces ya tenia 8 años y veía entre juegos y risas que algo con ella no estaba bien.

A esa corta edad solo nos preocupaba el juego, recuerdo que me encantaba salir del colegio e irme a montar en los arboles de guayaba con mi hermano y con mis primos, mi prima siempre tenia el pelo liso y de color amarillo, sus ojos azuls resaltaban en tanto verde que tiene la vereda en donde crecí, no solo yo lo notaba, todos a mi alrededor lo hacían, eso no me incomodaba, de nos ser porque cuando estábamos juntas a ella le exaltaban su belleza, la tonalidad de su piel y el liso perfecto de su cabello, mientras  que a mi…. Pues que puedo decir….

Nacì en una familia humilde, como les dije antes entre las montañas de Antioquia, si, soy una niña de la vereda, de la vereda de Cañaveral muinicipio de San Carlos Antioquia, soy la penúltima de  cuatro hermanos,  recuerdo que mi padre murio estando muy niña, tuvo accidente de trabajo, y por consiguiente a mi madre se le empozó a enredar la vida, claro al no ingresar el dinero para sostener el hogar,  tuvo que tomar ese papel de proveedora, cosa que no sería fácil para ella, y en consecuencia para ninguno de nosotros, y no seria fácil pues mi madre nunca termino sus estudios y, bueno ya saben ustedes que entre menos estudio se tenga, pues menos posibilidades laborales con ingreso que pudieran sostener la demanda de cuatro hijos; fue así como mi madre tuvo que irse de la casa a trabajar en lo que saliera, pues que mas hacia?, el impulso interno de una madre por proteger a sus hijos a eso la llevo; pero como casi todo en la vida, cuando le pones cuidado a algo, descuidas algo mas.

Moneca, recuerdo que así me decían mis tios, luego de llegar de la jornada de tabajo en el campo, tipo 5 p.m. y cuando la familia se reunia a compartir la cena, ahí estaba yo, la moneca, una niña de dientes torcidos, flacucha, llena de pecas y con un pelo que parecía nido de oropendula, sobre todo por lo enredado, el ave oropendula o mochilero es el que hace los nidos colgantes en los arboles, entre las conversaciones de los tios y tias siempre salia a resaltar el cabello de mi prima versus mi cabello, con frases como con ese cabello liso, esa cara y esos ojos de está linda podría ser modelo, yo esperaba pacientemente que llegará mi halago,… mmmmm que pesar de la moneca, que problema con ese cabello, ahí va a tener su problema toda la vida, además los dientecitos no le ayudan mucho, y asintia otro, ni el cuerpo, está muchacha está muy flaca, es que no está comiendo bien?.

Y así transcurrio mi niñez entre juegos muy hermosos y entre escuchar que no era, según los estándares de belleza, una niña de revista, como si lo podía ser mi prima, son cosas que aunque parecen normales, a las que hemos vivido está situación, saben que nos va afectando poco a poco en nuestra estima y encuentro desarrollo emocional.

Llegaba la época de navidad, época hermosa para los niños, o al menos así lo sentía yo, en noche buena uno espera estar bien arreglado para que el “niño Dios” nos traiga los regalos, y mas porque todo el año nos portamos bien, bueno, algunas veces no levantaba a tiempo para ayudar a mi abuela a cocinar para 15 trabajadores, dejaba de hacer algunas tareas para jugar un poco mas, y me escondia a comer las galletas que guardaba mi abuel, de resto que mas de malo había hecho, pues nada, así que el regalo de papa Dios debía ser proporcional a eso. En el dia todos empezaban a organizar lo que seria la gran noche de navidad, bueno nada mas alejado de eso, se vestían, perseguían todo el dia un pobre marrano, sacaban las pobres gallinas de sus jaulas y llegan cajas de cerveza y agurdiente, un bafle gigante en el patio de la casa y hacer natilla; como les dije antes, mi madre trabajaba fuera de la ciudad y venia poco a vernos, por lo que estábamos al cuiado de la abuela, a mi prima ya le habían puesto el vestido nuevo, a mi primo también, los zapatos eran muy lindos, el vestido ni se diga y su cabello, brillaba y le caia sobre los hombros como una cascada amarilla, para nosotros no había eso, mi abuela no podía comprar esas cosas, sin embargo nos poníamos lo mejor que encontraban y para mi pelo una buena peinada con agua de panela para controlar ese frizz y que así lograra quedar mejor en la fotos, claro está que al compararme con las pintas de mis primos uno se sentía un poco, decepcionado, pero igual como vivía tan feliz en la finca, se me olvidaba a ratos, además lo importante era la llegada de los regalos, si como siempre a los primos el “niño Dios” les traía mejores regalos que a mi hemano y yo, mientras a mi me llegaba una muñeca, a ella le llegaban dos y mas vestidos y zapatos, a mi hermano le llego una volqueta y a mi primo un caballo de verdad, si un caballo, saben lo que es tener un caballo en una finca, es algo genial, incluso mi primo nos dejaba llevarlo del bozal mientras el cabalgaba, no lo hacia de mala fe y yo no me sentía utilizada, eso era mucho lo que corríamos detrás de ese animal, tanto así que me hacia olvidar la pregunta que racioanlemente uno se hace en esa noche, ¿Por qué a mi no me trae esos regalos el “niño Dios”? será que fui mala en todo el año, o sera que solo le dan regalos a los niños de pelo liso y cara perfecta?

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