Resumen Del Libro Contra La Historia
iva_vn22 de Mayo de 2014
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contra la historia oficial” del autor José Antonio Crespo es un libro que aborda un planteamiento político a partir de la historia de México, cuestionando el uso político que se le ha dado a esta, que abarca algunos héroes y villanos mexicanos que nos han sido presentados desde pequeños en la escuela y que la historia que se dice de ellos son mitos pues omiten algunas características, algunos participantes de nuestra historia de los cuales mencionan son, Cortés, Madero, Moctezuma, Cuauhtémoc, Santa Anna, Benito Juárez, Porfirio Díaz entre otros; y con estos héroes se va haciendo una historia oficial conveniente al uso político, lo que el autor trata de decir es que hay que reflexionar sobre la historia que se enseña pues no todo lo que se dice de ella es cierto y que omiten algunos acontecimientos.
El autor hace mención de algunos pasajes de la historia oficial, escenas que tenemos presentes, frente a nuestra realidad, un ejemplo, la independencia de México, pues nos han dicho que esta se hizo porque triunfo el movimiento de miguel hidalgo, cuando en realidad ya estaba derrocado, la independencia fue resultado de la victoria de los insurgentes.
También advierte la necesidad de una interpretación del pasado mexicano menos épica y personalista. Organiza sus capítulos en torno a los vicios de los héroes y las virtudes de los villanos, la astucia de Cortés, la crueldad de Hidalgo, el arrojo de Santa Anna, la arbitrariedad de Juárez, la buena voluntad de Maximiliano, la ingenuidad de Madero, con la intención de mostrarlos “como lo que fueron”, sin exagerar sus logros ni ocultar sus fallos. Sucede, no obstante, que desde esa perspectiva el proceso histórico mexicano. Que no aparecen como santos ni demonios, cierto, pero que siguen ejerciendo como únicos motores de la historia en detrimento de otro tipo de enfoques (institucionales, sociales, económicos, culturales o incluso políticos en un sentido más amplio) que permitirían pensar la historia como algo distinto a la sola voluntad de los grandes hombres, y en la que los mexicanos podrían desempeñar otro papel que el de simples acarreados o víctimas del caudillo en turno.
Contra la historia oficial aspira a una comprensión de la historia “más apegada a la realidad, que refleje lo que en verdad hemos sido más que lo que hubiéramos querido ser”. Crespo, sin embargo, pierde la paciencia tan pronto como sus prohombres pierden la compostura de monumentos, y no escatima en regañarlos por recurrir a la fuerza, por no negociar con sus adversarios, por no respetar los resultados electorales, por aferrarse al poder, por ser o demasiado duros o demasiado blandos; en fin, por ser como fueron y no como debieron, según la privilegiada retrospección del autor. Así, por ejemplo, mientras el cura Hidalgo aparece como el sanguinario artífice de una “estrategia genocida”, como un intolerante redentor de la violencia, Madero se presenta como un “pésimo político y peor revolucionario” que no supo actuar con la severidad que exigían los tiempos, como el tibio que sucumbió por ser incapaz de pasar por las armas a sus enemigos –“cosa que cualquier revolucionario que se respete hubiera hecho”.
Por último, tras su enjundiosa diatriba contra la manipulación política del pasado, contra el autoritarismo implícito en la noción de una verdad histórica oficialmente sancionada, Crespo concluye proponiendo, sin asomo de ironía, “una historia oficial para la democracia”. Más democrática porque retrataría a los próceres en su modesta condición humana, sin el aura de lo sagrado ni de lo maldito, pero todavía tan “oficial” que no sabe representarse la enseñanza de la historia más que como una lección sobre los mandamases que nos dieron patria, no vislumbra la posibilidad de que convivan en el aula una pluralidad de historias no oficiales, ni contempla tampoco a los
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