Símbolo de la vanidad y la locura conectado subliminalmente con la imagen de la veleta
hbccejjTrabajo21 de Agosto de 2011
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engaño el es el tema principal en el burlador de sevillaPues el viento es, a su vez, símbolo de la vanidad y la locura conectado subliminalmente con la imagen de la veleta.
En otro lugar, don Pedro Tenorio, en su hipócrita versión de los hechos, utiliza metáforas para referirse al engañador de Isabela (su propio sobrino, como él sabe):
A las voces y al ruido / acudió, duque, el rey propio; / halló a Isabela en los brazos / de algún hombre poderoso; / mas quien al cielo se atreve / sin duda es gigante o monstruo.
En realidad la ampulosa retórica de don Pedro intenta enmascarar la falsía de sus palabras. Irónicamente lo que él concibe como mera alusión lexicalizada a los gigantes de la mitología clásica que quisieron escalar el cielo y fueron fulminados por Júpiter (construida sobre la imagen tópica del rey como sol, o dios, palacio como cielo), alcanza un valor premonitorio del posterior desenlance, en el que don Juan se atreve al cielo (no ya metafórico literario, sino religioso) y cae fulminado en el fuego eterno. Irónica multiplicación de sentidos que resulta inasequible a la perspectiva parcial del personaje, pero que el espectador o lector atento, desde su visión global del drama está en condiciones de captar.
Igual valor prenomitorio alcanza el episodio de Tisbea. Su monólogo lírico, muchas veces criticando como inverosímil y pesada degresión, establece el motivo de la desdeñosa que se burla de los pretendientes, necesario para justificar el castigo de su exceso (sufrir ella misma la burla del don Juan):
Yo soy la que hacía siempre / de los hombres burla tanta, / que siempre las que hacen burla / vienen a quedar burladas
Es difícil, dada la omnipresencia del término Burla y derivados, en el ámbito de don Juan, no interpretar estos versos de Tisbea como un avance premonitorio de lo que espera al burlador por antonomasio: también élacabará burlado. Lo que Coridón dice de Tisbea:
Tal fin la soberbia tiene./ Su locura y confianza / paró en esto
Se puede fácilmente aplicar a don Juan, otro loco cuya confianza en el “tan largo me lo fiáis” le conducirá a su perdicion.
Examinado desde este punto de vista, el engaño sufrido por Mota se puede analizar como otro caso más de “burlador burlado”. En efecto, cuando el marqués se dirige a dar un perro muerto (es decir, una burla) a la tal Beatri, don Juan le pide que le ceda a él la diversión. Mora,tonto y magnánimo, le traspasa el perro y le presta la capa para que lo dé mejor: don Juan se va, claro, no a casa de la complaciente Beatriz, sino a la de doña Ana, amante de Mora. Pero si el Marqués es un burlador burlado, como Tisbea, en esta dinámica de sucesivos errores pagados, todo confluye en la sugerencia del final.
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Interesante es elanálisis del motivo “dar la mano”, que ha sido interpretado como aplicación del principio vindicativo de la “counter passion” [es decir, aplicar al pecador un castigo correspondiente al pecado cometido como en el Infierno de Dante”], y que sin duda cohesiona con su reiteración la estructura de la comedia. Cada vez que don Juan engaña a una mujer le da la mano en señal de matrimonio, y como acto codificado que asegura la firmeza de sus juramentos:
Detente; / dame, duquesa, la mano / Esta es mi mano y mi fe / Ahora bien, dame esa mano
Cuando más adelante es la estatua la que pide la mano a don Juan, como sigo de compromiso, el burlador la entrega de nuevo sin percatarse de que no es ya un gesto vacío edificado sobre el perjurio, y de que la estatua no regresa del más allá precisamente en calidad de víctima. Don Juan no conecta este gesto que le exige el muerto con las ocasiones anteriores, conexión que le permitiría quizá un nuevo y último aviso, se le propone una meditación sobre el gesto simbólico que tantas veces ha traicionado. Rechazada esta oportunidad, la siguiente vez que la estatua le pida la mano serà la definitiva: el compromiso ya es irrevocable, aunque don Juan quiera, como siempre, anular su significado.
Resulta sorprendente que se haya acusado de impericia y de incorrecta construcción a una obra como el Burlador, donde cada detalle obedece a un designio artístico bien calibrado.
Muy significativa es la explotación poética de las metáforas y alusiones al mito de Troya, las imágenes en torno al campo semántico del fuego, la oposición luz/oscuridad, o el sistema, más o menos lexicalizado, sobre la idea de “pagar”.
Tisbea compara, por ejemplo, a don Juan que salva del mar a Catalinón con Eneas que salvó de la destrucción de Troya a su padre Anquises; del mar, en justa correspondencia se dice que “está hecho Troya”, en una metáfora conceptista que entra en la categoría de agudeza por contrariedad e improporción:pues Troya pareció por el fuego (a la cabaña de Tisbea, destruida por la pasión burlada se aplicará esta imagen de Troya), y el mar es una Troya de agua (elemento opuesto al fuego). Esta tensa contrariedad ínsita en la imagen troyana que corresponde a don Juan no es, en todo caso, la del Eneas salvador, sino la del paladión, el caballo destructor, imagen que ella misma, sin comprendere su implicaciones, le aplica más adelante:
Precéis caballo griego / que el mar a mis pies desagua, / pues venís formado de agua / y estáis preñado de fuego.
La misma comparación con Eneas resulta premonitoria si se sabe elegir la connotación significativa, que es aquí no la salvación de Anquises, sino el abandono de la reina Dido de Cartago1. El mismo don Juan completa es sistema alusivo dando esta misma interpretación al mito:
1 L’altra è colei che s’ancise amorosa, e ruppe fede al cener di Sicheo…
Dante, Inferno V 61-62
Secondo la leggenda delle origini Didone era la figlia di Belo, re di Tiro. Costretta a fuggire dalla sua patria, seguita da una nutrita schiera di nobili a lei fedeli, riparò nel territorio di Cartagine e qui chiese al re del luogo, Iarba, il permesso di fondare una città. Il re, deridendola, le rispose che le avrebbe concesso tanta terra quanta avrebbe potuto contenerne una pelle di bue, allora Didone tagliò la pelle a striscioline sottili, le legò fra loro ed ottenne una lunga corda con la quale circoscrisse un’area sufficiente ad edificare una nuova città, Cartagine, che, in breve tempo, divenne così florida da attirare le mire di Iarba, che pretendeva la mano ed il regno di Didone, minacciandola di muovere guerra se non avesse accettato. Allora la regina, pur di non cedere, preferì sacrificare la sua vita, immolandosi sul rogo funebre al cospetto del suo popolo che, da quel momento, la venerò come una divinità. Virgilio nell’Eneide s’impadronì di questa leggenda e, nonostante fra la caduta di Troia e la fondazione di Cartagine intercorressero più di tre secoli, elaborò la storia d’amore fra Enea e Didone, raccontando che il famoso progenitore dei Romani, il duce troiano scampato alla distruzione della sua città con numerosi compagni, scaraventato dalla furia del mare sulla costa libica, era stato dalla regina accolto ed amato tanto da unirsi a lei, ma, anche se tormentato dalla passione d’amore, spinto dal volere degli dei, aveva dovuto riprendere il mare verso l’Italia, cui era fatalmente destinato. Allora Didone, disperata, sconvolta, vedendo andarsene via per sempre colui al quale era ormai legata da profondo amore, e con il quale aveva pure ipotizzato nuove nozze,
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Buen pago / a su hospedaje deseas. / Necio, lo mismo hizo Eneas / con la reina de Cartago.
Las imágenes de Troya se relacionan con el motivo del fuego y su poder destructivo, que resulta a su vez símbolo de la pasión amorosa (instrumento y base de los engaños de don Juan) y del castigo eterno. De nuevo, las reiteraciones de imágenes y vocablos refuerzan la coherencia estructural: el fuego será para Tisbea expresión del amor (“ven y será la cabaña/tálamo de nuestro fuego) pero también de su desesperación en el abandono deshonroso (“fuego, fuego que me quemo,/que mi cabaña se abrasa”). Don Juan responsable de estos dos fuegos perecerá a su vez abrasado, en justa correspondencia:
Que me abraso. No me avrases / con tu fuego/ Este es poco / para el fuego que buscaste
Que las imágenes poéticas sirven al desarrollo drámatico sin limitarse a ser un adorno de bello lenguaje externo resulta evidente incluso en pasajes a menudo maltratados por la crítica.
Sin embargo el discurso de Tisbea integra toda una serie de motivos premonitorios que expresan irónicamente lo frágil de su libertad y preparan el marco de la burla.
El romancillo de tisbea se abre con un motivo nuclear, el de su libertad amorosa, no mera resistencia pasiva, sino vanidoso dominio del que presume, frente al universal poder del amor, que afecta a las pescadoras (entregada a la pasión) y pescadores (pretendientes desdeñadas de Tisbea), y también a los seres de la naturaleza circundante:
Oyendo de las aves / las quejas amorosas, / y los combates dulces / del agua entre las rocas
Sola de amor exenta, tirana, segura de sí, incurre ella también como otros personajes de la comedia, en una falta de lucidez que provoca su caída. El contraste que establece entre sí misma y el “necio pececillo” que se dispone a pescar, alcanza resonancias irónicas puesto en relación con el desenlace del episodio. Pero antes de su engaño avanza inconscientemente indicios claros para el espectador. Así, su cabaña alberga en el pajizo techo nidos de “tortolillas locas” aves que simbolizan el amor en la tradición poética y su honor “conserva en pajas” como la fruta y el vidrio. No hay que insistir en las connotaciones de fragilidad de estas imágenes, máxime si se recuerda
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