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ARISTOTELES FRENTE AL FIN Y LA FINALIDAD


Enviado por   •  6 de Septiembre de 2012  •  Trabajos  •  7.133 Palabras (29 Páginas)  •  606 Visitas

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ARISTOTELES FRENTE AL FIN Y LA FINALIDAD

La finalidad o también llamado motivo de una acción.

Llamamos fin al término de una acción, al acabarse una actividad; pero en la filosofía aristotélica el sentido más importante de este concepto es otro: fin como aquello en virtud de lo cual se hace algo, como el motivo o finalidad de una acción. La noción de fin es muy importante en la física y ontología aristotélica pero también está presente con claridad en su antropología y en su ética. Así, por ejemplo, la teoría de la virtud se construye a partir de la reflexión relativa a la finalidad propia del alma humana y de sus partes, al igual que la concepción de la felicidad como el fin último de la actividad humana.

Cabe dividir el fin en fin final o perfecto y fin medio o imperfecto.

Todos los seres naturales y artificiales tienen fines, fines que están definidos a partir de lo que son en acto, a partir de su esencia y forma, y a cuya realización aspiran.

Fin Medio o Imperfecto

Es aquel fin que se quiere por otra cosa y no por sí mismo.

Es lo que nosotros llamamos ordinariamente medio. Un claro ejemplo de fin medio es realizar el examen de acceso a la Universidad: no es algo que se quiera por sí mismo sino porque es un requisito imprescindible para comenzar los estudios universitarios, y lo hacemos precisamente por ser un medio para ello; pero conviene caer en la cuenta de que también es un fin (es un fin medio) puesto que hemos hecho otras cosas con la intención de realizar dicha prueba (por ejemplo, matricularnos y superar el Bachiller). Una tesis fundamental de la ética aristotélica es la idea de que no puede ocurrir que todos nuestros fines sean fines medios, pues en tal caso, dice Aristóteles, la serie de nuestras intenciones se prolongaría indefinidamente y "el deseo sería vacío y vano".

Fin Final o Perfecto

Es aquél fin que se quiere por sí mismo y no por otra cosa.

Aunque en cierto sentido se puede hablar de la existencia de varios fines finales (podemos querer escuchar música, bailar, ver una película, leer, pasear, jugar... por las acciones mismas y no para conseguir otra cosa distinta con ellas) todos estos fines finales tienen un elemento común que es el placer, la satisfacción y, más en general, la felicidad. Por esta razón, Aristóteles defenderá la existencia de un fin final cuya realización es el máximo y principal afán humano y que hace que "el deseo no sea vacío y vano", y llamará felicidad a dicho fin.

Para Aristóteles causa es todo principio del ser, aquello de lo que de algún modo depende la existencia de un ente; todo factor al que nos tenemos que referir para explicar un proceso cualquiera. Para entender cualquier ente debemos fijarnos en cuatro aspectos fundamentales (cuatro causas):

1. la causa material o aquello de lo que esta hecho algo;

2. la causa formal o aquello que un objeto es;

3. la causa eficiente o aquello que ha producido ese algo;

4. y la causa final o aquello para lo que existe ese algo, a lo cual tiende o puede llegar a ser.

El fin o causa final es la finalidad o motivo de una acción, aquello en virtud de lo cual se hace algo. Esta noción, importante en la física y ontología aristotélica, también está presente en su antropología y en su ética. Así, p. ej., la teoría de la virtud se construye a partir de la reflexión relativa a la finalidad propia del alma humana y de sus partes, al igual que la concepción de la felicidad como el fin último de la actividad humana. Los filósofos han presentado dos teorías opuestas para la comprensión del cambio: la mecanicista y la finalista o teleológica. La explicación teleológica mantiene que sólo lo podemos comprender si nos referimos (además de a la causa eficiente, única causa aceptada por el mecanicismo) a la causa final. Según la filosofía aristotélica las cosas del mundo y los cambios que les ocurren pueden ser por naturaleza, por el arte o técnica, o por azar. Excluyendo los que ocurren por azar, los otros dos tipos de cosas y de cambios exigen la referencia a una finalidad: los seres artificiales tienen fines puesto que han sido construidos para algo, y lo que hacen lo hacen para cumplir su función; en el caso de las cosas naturales es importante observar que la finalidad no se limita a la esfera humana, en donde se muestra con claridad pues lo que los hombres hacemos lo hacemos por algo: Aristóteles defenderá la existencia de finalidad en todo objeto natural y en los cambios o movimientos naturales: así, el fin de la semilla es convertirse en árbol, como el fin del niño es ser hombre; cada ser natural tiene una finalidad que está determinada por su forma o esencia y a la cual aspira y de la que se dice que está en potencia. Incluso los seres inorgánicos manifiestan fines en sus movimientos pues “aspiran” a situarse en su lugar natural (cuando una piedra cae se mueve con la finalidad de estar en el suelo, que es su lugar natural, cuando el humo asciende lo hace para situarse arriba, que es su lugar natural...).

De acuerdo con el sistema filosófico de Aristóteles y sus seguidores, hay cuatro causas o razones que describen una cosa; éstas causas pueden ser analizadas para conseguir una solución a la paradoja. La Causa Formal o forma es el diseño de una cosa, mientras que la Causa Material es la materia de la que está hecha la cosa. El Barco de Teseo, en un sentido limitado, podría ser descrito como el mismo barco, debido a que la causa formal, o diseño, no cambia, incluso aunque el material usado para construirlo pueda variar con el tiempo. De la misma manera, un río tiene la misma causa formal, aunque la causa material (el agua contenida en él) cambie con el tiempo. Otra de las causas de Aristóteles es el fin o Causa Final, el cual es el propósito previsto de una cosa. El Barco de Teseo podría tener el mismo fin, esto es, transportar a Teseo, incluso pese a que su causa material pudiera cambiar con el tiempo. La Causa Eficiente es como y por quien está hecha una cosa, por ejemplo, como artesanos fabricaron y montaron alguna cosa; en el caso de El Barco de Teseo, los trabajadores que construyeron el barco en primer lugar podrían haber usado las mismas herramientas y técnicas para reemplazar los tablones en el barco.

El pensamiento griego no podía concebir que el fin del hombre estuviera fuera de sí mismo o fuera trascendente, por lo cual todas las acciones humanas se realizan con un fin posible que a su vez se supedita a otros hasta llegar a un fin último tras el cual no hay ninguno más y que da la razón o justificación a los otros. Este fin último es la felicidad o eudaimonía, y para Aristóteles todos los hombres están de acuerdo en perseguirla,

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