Acerca del "vínculo". Más psicología para la revolución
lerangelg14 de Enero de 2014
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ACERCA DEL “VÍNCULO”.
MÁS PSICOLOGÍA PARA LA REVOLUCIÓN.
IINTRODUCCIÓN AL “VÍNCULO”
Tratando de visualizar cuáles son las variables psicológicas que toman parte en esta revolución, nos encontramos con el “Vínculo”, ese extraño mecanismo que ha sido obliterado durante toda la historia de la humanidad.
Recordamos que los arquetipos modelan y dirigen la conducta desde las profundidades del inconsciente. Jung reconocía al arquetipo como aquel complejo de energías psicológicas que delinean pautas conductuales. Es como el guión de una película, antes de que el individuo se desarrolle, ya los arquetipos habitan su inconsciente. Tal vez la definición más bella y completa que he encontrado de arquetipo es la que hace Eremile Zolla y dice: “los arquetipos son sueños que sueñan e imágenes que imaginan”. Refiriendo, con una poética extraordinaria, el carácter ductor de los arquetipos. Son energías psicológicas que generan conductas.
Las figuras y formas que toman los arquetipos están referidas por los mitos, cuentos, representaciones religiosas y el folklor de toda la humanidad. Por ejemplo: al hacer el análisis comparado de las mitologías, nos damos cuenta que las culturas, independientemente del momento histórico o del lugar geográfico que ocupen, comparten elementos similares e intercambiables de una a otra. En este sentido, la energía psicológica del enamoramiento esta representada en la mitología griega por Afrodita, que en la mitología romana es Venus, que en la mitología vikinga es Freya y Ochum en la Lucumí, por solo nombrar algunas mitologías y religiones. La energía que identifica a cada uno de estos personajes es la misma. Es decir, esta energía subyacente en cada uno, es el arquetipo.
Como los arquetipos están presentes en todas las culturas (con ropajes distintos) decimos que son colectivos, y están como olvidados en nuestro inconsciente. Es decir, no sabemos que los tenemos; no tenemos conciencia de que los tenemos, por eso decimos que son inconscientes. Como habíamos dicho antes, los arquetipos están presentes en todas las culturas, por ello forman parte del “Inconciente colectivo”.
Este concepto lo introdujo Carl Jung, el padre de la Psicología Profunda o Arquetipal, de la cual tomamos el marco conceptual de este análisis. Jung pensaba “que los mitos son los sueños de la cultura”. Es decir, así como los sueños son una herramienta valiosísima para el análisis en psicoterapia, los mitos representan una magnífica vía para el estudio de las culturas y el del hombre mismo. En este respecto Joseph Cambell, gran estudioso de la ideas de Jung, explicaba: “Como los sueños, los mitos son producto de la imaginación humana. Sus imágenes en consecuencia, a pesar de oriundas del mundo material y de su supuesta historia son, como los sueños, revelaciones de las más profundas esperanzas, deseos y temores, potencialidades y conflictos de la voluntad humana... ...O sea, todo mito intencionalmente o no es psicológicamente simbólico. Sus narrativas e imágenes deben ser entendidas, pues, no literalmente, pero si como metáforas”
Los arquetipos al representar pautas de comportamiento, funcionan como un ADN psicológico. Esto es, inherente en el ADN de una semilla de naranja, existe el árbol de naranja. El ADN tiene un objetivo “en mente”, es decir, aquel cuadro invisible de un modo todavía no realizado de un acontecimiento futuro llamado naranjo. Al ser los Arquetipos de la misma naturaleza de las ideas inherentes y estando mas allá del tiempo y el espacio, estos agentes formativos activarían ciertos objetivos mas allá del marco temporo-espacial.
Jung descubrió que muchos de los símbolos son de naturaleza universal y pueden ser encontrados en los mitos y cuentos de hadas de todos los pueblos. Muestran un "conocimiento" o "sabiduría" común a toda la humanidad. Por eso Jung llamó a estos símbolos Imágenes Primordiales o Arquetipos. Las imágenes primordiales no pueden ser descritas con precisión. Liz Greene las ve como patrones de energía que están expresados en todo nuestro entorno. A pesar de que no tienen formas claras, se expresan en los símbolos del mundo que nos rodea.
Así que no debemos extrañarnos cuando nos veamos reflejados en historias que la humanidad ha recogido desde hace miles de años. ¿Quién puede negar que Ares, anda todavía haciendo estragos? Homero llamaba al dios griego de la guerra “el homicida Ares” o “el furibundo Ares”. Todavía se le puede ver a Ares, claro que ya no vestido con una túnica en el monte Olimpo, sino vestido de mariner y en Irak.
Los arquetipos al formar parte del inconsciente colectivo dictan pautas de conductas a colectividades enteras. En este punto vamos a hacer contacto co la idea con la que abrimos este escrito: “El Vínculo”. El arquetipo que ha representado el amor es “Eros”, el dios griego quien unía corazones con sus flechas. La representación simbólica de unir dos cosas con una flecha, refiere algo que queda firmemente unido, eso es el vínculo. El vínculo es la consecuencia conductual del amor, y la manifestación más clara del vínculo es la REUNION. Cuando los seres humanos se reúnen, empieza a funcionar el vínculo. El “Vínculo” es una energía maravillosa que une a la gente y reporta gratificación para quien la recibe. Así que podemos adelantar una ecuación como la siguiente:
Amor- Vínculo-Reunión
Donde Amor, es la energía arquetipal en el inconsciente colectivo
Vínculo es la consecuencia de la puesta en práctica de esa energía
Reunión es la manifestación conductual.
Sucede que en la democracia participativa, la “reunión” de los ciudadanos es imprescindible. Para la consecución de las reivindicaciones sociales, la organización popular (derivada a partir de la “reunión”), es determinante. Por eso es que siempre señalo que la revolución Bolivariana es la revolución del amor, porque produce reunión, produce vínculo.
Diversas mitologías han sugerido que en realidad, todos somos parte de una inteligencia superior, es decir, de Dios o del “Uno”. Puede llamarse Jehová o los diversos nombres que las diferentes culturas le han puesto a lo largo de la historia. En el mito Quetchua de la Pachamama, la madre tierra avizoraba el momento cuando todos volveríamos a la “Casa Grande”. La religión Católica nos habla de la historia de Adán que fue el padre físico de toda la humanidad. Adán fue creado por Jehová, por tanto si somos hijos de Adán, todos somos parte de la creación de Jehová. En el Génesis se lee: “entonces Jehová formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Gn. 2,7). De nuevo la idea de que todos somos parte de una única gran creación. El “Kalévala” texto poético de la mitología Finlandesa nos dice que todo el universo estaba contenido en el “Huevo Cósmico”, del cual, obviamente todas las cosas, el universo y los seres vivientes, forman parte. La cosmogonía Maya-Quiché está descrita en el “Popol Vuh”, en ella se cuenta que Tepeu y Gucumátz (el creador, el formador) que conformaban el corazón del cielo, crearon al hombre. Hicieron varios intentos, que pasaron por la formación del hombre de lodo, el de madera y finalmente el de maíz. Tepeu y Gucumatz consintieron en la creación de cuatro hombres que se llamaban: Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah y por último, Iquí-Balam. Que son los nombres de “nuestros primeros padres y madres”, de manera tal que la idea de una raíz común también está presente en la mitología Maya. Las Eddas Vikingas describen que la creación del hombre ocurrió cuando los hijos de Bor (Odín, Hoener y Loder) se paseaban por la orilla del mar, encontraron dos árboles y de ella formaron la primera pareja humana (hombre y mujer). Odín les dio vida y espíritu, Hoener razonamiento y movimiento, y Loder sangre, oído, vista y una bella tez. Llamaron al hombre Ask y a la mujer Embla, vivieron en el Migdard y de ellos ha descendido toda la raza humana.
¿Qué es lo que hace que diversas culturas a través del tiempo y de la geografía, coincidan en afirmar que todos los seres humanos son parte de un algo?
Indudablemente existe una idea arquetipal, una idea primigenia, algo que nuestros ancestros conceptualizaron y estructuraron en mito, que se refiere a que todos los seres humanos somos parte de un algo. Esta idea se relaciona con el carácter gregario del hombre. Implica la idea de que el hombre es sociable por naturaleza y que el vínculo es la primera necesidad entre los seres humanos. Por eso aparece el vínculo (el amor) como uno de los elementos más inmanentes en la naturaleza humana.
Haga el siguiente ejercicio: imagine que todos los seres humanos somos parte de un algo. Que somos parte de Dios, de una energía superior o como quiera llamarlo. Imagine que Ud. es una parte y su vecino es otra parte, y su pareja es otra parte, y sus hijos son otra, y sus compañeros son otra y así toda la humanidad. ¿No le embarga un sentimiento de bienestar al saber que Ud. no está solo? ¿No es grato saber que somos muchos? ¿No le produce sosiego el concienciar que cualquier cosa que le pase a Ud. va a tener resonancia en todos? ¿No le reconforta saber que no tiene que aguantar solo las desventuras de la vida? ¿No le invade una gran satisfacción al imaginar todas las consecuencias de esta idea?
Estas
...