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CUALES SON LAS CAPACIDADES FISICO MOTRICES INTERMEDIAS


Enviado por   •  30 de Agosto de 2017  •  Resúmenes  •  1.988 Palabras (8 Páginas)  •  739 Visitas

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Habilidades abiertas y cerradas.

Durante un partido de vóley el jugador de posición 5 del equipo “A”, recepciona el saque enviando la pelota a posición 3. El jugador de posición 3 le “levanta” la pelota al jugador de posición 2 para que remate. Él lo hace, logrando un punto para el equipo “A”.

En este caso, es una habilidad abierta ya que se da en un entorno inestable. El vóley es un deporte en equipo y la presencia de otros jugadores colabora con esta inestabilidad. El control  motor es de bucle cerrado, debido a que el jugador deberá modificar su postura o su acción según la trayectoria de la pelota.

 

  Capacidades perceptivo motrices
3. Organizar un matrizado de la información brindada en el módulo respecto de las características de cada noción para cada etapa.

 

Etapa

CORPORALIDAD

ESPACIALIDAD

TERMPORALIDAD

OBJETOS

CUERPO VIVIDO
(0 A 3 AÑOS)

El niño no diferencia su cuerpo ni sus contornos del mundo externo. Esta percepción de sí mismo es a la vez total y fragmentada.

En los próximos meses el cuerpo es experimentado como el receptor y transmisor de señales emocionales determinadas por las necesidades biológicas y se expresan a través del tono muscular. Producto de la ambivalencia entre los estados de satisfacción-insatisfacción, sueño – vigilia, hambre- saciedad, se asocia la presencia o ausencia de la madre. El niño comienza a establecer relaciones condicionadas entre dicha persona, sus olores, sus ritmos, sus tonos musculares etc. A esto se le llama “dialogo tónico”. Producto de esta construcción vincular, el niño estará en condiciones de reconocer un objeto estable, proveedor de placer y ante cuya ausencia reaccionara con angustia: la mamá.

La búsqueda voluntaria del rostro o el cuerpo de la madre, será elemento organizador de los primeros esquemas de acción corporal.

La coordinación y diferenciación de esquemas de acción empleados va en evolución, hasta el momento (18 a 20 meses) en que dichos esquemas son factibles de ser interiorizados al tiempo que los objetos del mundo externo adquieren características de permanencia e independencia, construyendo por lo tanto un mundo exterior a mí, permitiendo la discriminación yo – no yo y de la aparición de la función simbólica, alrededor de los 20-24 meses.

La orientación espacial comprende la construcción de las relaciones espaciales topológicas que caracterizan al espacio perceptivo o figurativo. Permite la adaptación práctica del niño al medio ambiente físico.

Durante los primeros 3 o 4 meses, los diferentes espacios sensoriales no pueden coordinarse entre sí. La adquisición de los primeros esquemas de acción voluntarios, suponen la primitiva coordinación de los espacios táctiles y visuales. La exploración de objetos, va permitiendo la constatación práctica de las formas y volúmenes. La conquista de la verticalidad en la posición de sentado otorga al niño un principio de estabilidad en la actividad perceptiva. El dominio de la marcha le confiere un nuevo poder exploratorio: el espacio recorrido, al comienzo bucal se torna manipulativo, gracias a la conquista de la prensión y luego locomotor.

En el curso de los primeros 12 a 15 meses: todos esos cuadros percibidos no pueden organizarse como una estructura en conjunto y se organizan como imágenes que aparecen y desaparecen superponiéndose y yuxtaponiéndose.

Alrededor de los 2 años el niño construye una de las primeras nociones topológicas: la discriminación entre el yo y el mundo externo y la discriminación de relaciones entre objetos: relaciones de proximidad, separación, adentro-afuera, arriba-abajo, adelante-atrás.

El universo inicial del niño está caracterizado por un estado de indiferenciación yo – mundo externo, en el que todas las percepciones relativas al propio cuerpo y al mundo externo funcionan como cuadros móviles e inconsistentes, el propio cuerpo es percibido visualmente como actuando en espacios troceados, indiferenciandose de las cosas sobre las cuales actúa. Hasta los 3 meses, el lactante produce una suerte de egocentrismo tan radical que el niño es inconsciente del mismo. Todo el comportamiento se orienta en función de las necesidades biológicas y afectivas.

A los 3-4 meses ocurre la ruptura de la simbiosis primitiva, que implica el reconocimiento o distinción de un primer primer objeto significativo dentro del caos perceptual inicial. El niño comienza a establecer correspondencias y asociaciones entre configuraciones perceptuales de estímulos auditivos, visuales, kinestésicos y afectivos. Esto le permite al niño la distinción de una Gestalt de estímulos entre otras totalidades, reaccionando ante la presencia o ausencia de la figura.

Alrededor de los 8 meses, se constituye el organizador primitivo de la actividad intencional dirigida hacia el exterior del niño: las acciones de esta etapa están constituidas por conductas motrices de búsqueda de la figura de la madre o por búsquedas de objetos que la sustituyen. Estas conductas de búsqueda son las matrices básicas donde se generan los esquemas de acción que constituyen posteriormente la habilidad motora.

Alrededor de los 24 meses los objetos llegan a percibirse como permanentes, independientes de la acción propia. La noción de permanencia e independencia del objeto permiote4 que se constituya en el niño una estructura que permanece inmutable a pesar de las manipulaciones y movimientos a los que sometamos a los objetos y a pesar de los desplazamientos de nuestro cuerpo.  

CUERPO PERCIBIDO
(3 A 7 AÑOS)

Alrededor de los 2 años, la imagen mental del propio cuerpo se corresponde con la diferenciación yo – no yo.

En adelante, desde los 2 a los 7 años aprox. Gracias a la interacción entre las aferencias sensoriales exteroceptivas, propioceptivas, e interoceptivas, el niño progresara desde:
- La posesión provisoria, de una imagen global de sí mismo, vinculada a un sentimiento de identidad proveniente del trabajo de percepción unificante de las sensaciones visuales y propioceptivas.
- Hacia la posesión de una imagen de sí mismo con cierto grado de articulación interna, desarrollada conciencia de los segmentos corporales y una adecuada representación topológica de su cuerpo orientado espacio-temporalmente.

Esta imagen del cuerpo que caracteriza al niño de 6-7 años es una imagen estática y reproductora de sí mismo. El niño ha adquirido las nociones vinculadas al cuerpo y ha logrado una representación  articulada del mismo, pero aun no puede “operar” con las nociones implicadas. Pese a ello, ha accedido al “Universo Orientado”, la organización de las relaciones de su cuerpo en el espacio, tomando como referencia el propio cuerpo.  Esta adquisición le permitirá situar sus acciones en el espacio – tiempo a la vez que el empleo de conceptos ligados a la orientación, la situación, las formas geométricas, la velocidad, la simultaneidad y la sucesión.

Entre los 2 y los 6-7 años el niño posee nuevas construcciones en el orden de las nociones topológicas, ahora ya no dependientes exclusivamente de la presencia y manipulación del objeto en cuestión, sino posibilitadas por el desarrollo de la función simbólica: el niño puede representar mentalmente a los objetos ausentes, construyendo un cuadro nocional de las relaciones espaciales topológicas que lo vinculan entre sí o con un cuerpo. Paralelamente, son posibles las primeras transposiciones del plano grafico al plano locomotor y viceversa. Todas estas adquisiciones ahora son factibles de coordinarse en un cuadro de conjunto, visible en la expresión gráfica del niño y en su organización psicomotriz. Sin embargo solo pueden organizarse a partir del punto de vista del propio niño: las relaciones topológicas siempre son utilizadas por el niño tomándose a sí mismo como referencia.  El espacio topológico es un espacio egocéntrico y a los 6-7 años ocurre la descentración, el niño comienza a asumir el punto de vista de los demás en las diferentes dimensiones afectivo -social – cognitivo – motriz. El niño se encuentra orientado en el mundo: organiza sus acciones corporales con arreglo a las relaciones topológicas principales, reconoce su lado derecho e izquierdo y ha afirmado el uso preferente de uno de sus lados del cuerpo.

La percepción del niño se orienta a la apropiación de las relaciones espaciales con coordinación de dos o más perspectivas. El niño adquiere progresivamente la capacidad de construir figuras geométricas. La construcción del rombo exige del niño la consideración de dos rectas paralelas pero oblicuas a los ejes vertical y horizontal considerados simultáneamente. Dibujar un plano supone la consideración simultánea de medidas de longitud, volumen, distancia, líneas paralelas, ángulos, respetando un sistema de proporciones de conjunto.

Las nociones de permanencia e independencia de los objetos son acompañadas de un dominio práctico de los objetos. Los niños experimentan toda suerte de manipulaciones con los objetos de su interés, que provocan y estimulan a las formas de la sensibilidad discriminativa y que unidas a la experiencia kinestésica del propio cuerpo, permiten la ampliación incesante y paralela de los saberes prácticos ligados al cuerpo propio y a los objetos. Hasta los 7-8 años, dichos saberes prácticos, son factibles de un progresivo trabajo de interiorización mediante el cual el niño construye las nociones ligadas a la forma, tamaño, cantidad, textura, consistencia, temperatura y peso.

Tanto la exploración práctica del mundo objetal, como la interiorización de las nociones, esta activada por las asociaciones conscientes e inconscientes que los objetos suscitan en el registro de lo simbólico, en la cadena de significantes y por el carácter de mediadores de las relaciones interpersonales.  Los esquemas cognitivos y motrices que el niño adquiere se desarrollan e instalan a partir de .la energética emocional y afectivo – social que los impulsa. El uso de objetos atractivos e interesantes para el niño permite el ejercicio de una motricidad desinhibida.  

Las significaciones que recaen sobre el objeto son determinadas por la historia personal del niño, características del objeto, características que han sido producías por la historia social del uso del objeto.

CUERPO OPERATORIO
(7 A 12 AÑOS)

Se caracteriza por la capacidad que tiene el niño de imaginar transformaciones en las relaciones entre las partes de su cuerpo y en las relaciones espacio – temporales. Así el niño puede, por adelantado a la acción, mantener mentalmente estables determinados componentes de la misma mientras imagina diferentes formas de efectuar una acción dada. Puede modificar en el plano cognitivo, modificando “virtualmente” los esquemas de acción. El niño puede operar con las nociones relativas al espacio, al cuerpo, al tiempo y a los objetos.

El niño construye relaciones proyectivas y euclidianas entre los objetos del mundo y en relación al propio cuerpo. Mediante las relaciones proyectivas se torna capaz de organizar la percepción de las relaciones topológicas según un punto de vista distinto al suyo. La organización de estas relaciones exige al niño la capacidad de operar mentalmente con las nociones, conservando en las operaciones alguno de los elementos de la situación percibida y transformarlo mentalmente en alguno de los otros. El objeto es visto bajo puntos de vista múltiples, producto de una secuencia de operaciones mentales que el niño realiza sobre el objeto. Estas operaciones son acciones motrices interiorizadas, realizadas en forma anticipada.

A partir de los 7 años y sobre todo a los 9-10 años, es capaz de utilizar y conservar en la reproducción de una maqueta las relaciones de orden derecha-izquierda, delante-atrás, integrando las distancias en la distribución.

A los 7-8 años evidencian la capacidad el niño para utilizar la representación anticipadora para combinar mentalmente las consecuencias de su acción con las trayectorias de los móviles y la de sus compañeros de juego.

 

Las representaciones mentales de sí mismo y de los objetos evolucionan de ser representaciones ligadas a las acciones propias en la etapa de 3 a 6 años a ser representaciones que pueden ser ubicadas en un cuadro objetivo independiente de la acción propia (desde los 7 años en adelante)

Las representaciones de las nociones ligadas a los objetos se refieren a sus estados inmediatamente perceptibles, facilitando el surgimiento y la interiorización de la noción, presenta a los niños los principales contrastes entre los dos estados polares del objeto que hacen a la noción.

El niño es capaz de realizar prácticamente clasificaciones sencillas, seriaciones y correspondencias sobre la base de comparaciones término a término. Estas clasificaciones, seriaciones y correspondencias operatorias suponen la capacidad de la noción en cuestión y la reversibilidad.

El niño construye una serie de agrupamientos progresivos que permite representar mentalmente el conjunto y la posición de cada elemento.

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