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Desarrollo sustentable.CONCEPTO DE LA INTEGRACIÓN

Alejandro Rosas GuzmánDocumentos de Investigación7 de Marzo de 2018

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INTRODUCCIÓN

Si bien siempre resulta difícil e inexacto hacer generalizaciones y hablar de una región como un todo, por las diferencias que existen entre los países que la conforman, esto resulta particularmente cierto por la gran cantidad de países que la integran y su heterogeneidad.

El presente trabajo aborda la integración económica en la región en diferentes países, proceso que posee especificidades dadas por factores de diversa índole: el extenso territorio y población que posee la región; el gran número de países que la conforman con una amplia diferencia de tamaños y niveles de desarrollo, y gran diversidad de estructuras económicas, políticas y sociales. En algunos países prevalecen relaciones económicas tradicionales particularmente atrasadas, sobre todo por problemas estructurales, y en otros, los más dinámicos, puede hablarse de un “modelo de desarrollo” común, que se caracteriza por una estrategia en la que el elemento distintivo más importante es el papel activo del Estado. Este ha sido primordial en el apoyo al sector privado, la promoción de la tecnología y la innovación, y el énfasis en la inversión en recursos humanos.

3.1. CONCEPTO DE LA INTEGRACIÓN

3.1.1. ASPECTOS GENERALES

En la actualidad se habla de la integración como aquel proceso el cual dos o más mercados nacionales o internacionales previamente separados se unen para formar un solo mercado (mercado común) con algunas barreras que interfieren con el libre comercio entre sus respectivos mercados, pero sin extensión, esto es conocido como la formación de bloques económicos. Por consiguiente la integración ha desarrollado un papel fundamental en las economías locales e internacionales, por ende, causan hoy gran interés puesto que los organismos regionales son los motores populares para alcanzar las metas y objetivos que una nación se propone con el fin de obtener beneficios económicos. Por lo tanto es importante entender el génesis de la integración, para poder generar estrategias que permitan la colaboración aceptada y eficiente de las regiones. Varios autores consideran que el precursor del tema de la integración propiamente dicho es David Mitrany (1943), a través de la teoría del Funcionalismo. Dicha teoría en términos muy generales resalta las capacidades que tiene una sociedad para suplir las necesidades humanas.  

En contraparte surge Neofuncionalismo a través de las debilidades y sustento de la teoría anterior, esta de la mano de autores como Ernst Haas (1964), Joseph Nye y Robert Keohane (1971, 1977), teoría que considera que la eficiencia de la integración estará más supeditada a la magnitud de los beneficios que reciban los Estados que a los propósitos en sí mismos. El Neofuncionalismo explica la integración haciendo énfasis en el proceso, es decir, en el que haya una integración progresiva, y no en el objetivo de construir una estructura federal o supranacional (Morata, 1999).

En algunos países prevalecen relaciones económicas tradicionales particularmente atrasadas, sobre todo por problemas estructurales, y en otros, los más dinámicos, puede hablarse de un “modelo de desarrollo” común, que se caracteriza por una estrategia en la que el elemento distintivo más importante es el papel activo del Estado. Este ha sido primordial en el apoyo al sector privado, la promoción de la tecnología y la innovación, y el énfasis en la inversión en recursos humanos.

Al finalizar de la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos creó una organización gubernamental llamada “Economic Cooperation Administration”[1]. Quien la encabezaba Paul Hoffman, que a través de esta incentivaba a los europeos a una unión económica para favorecer el crecimiento de estos países. Si bien la integración económica es entendía como aquel proceso donde interviene varias regiones para crear beneficios económicos, como se menciona con anterioridad. El Premio Nobel Jan Tinbergen (1954: 2) publicó un libro donde relaciona a la integración económica internacional con el libre comercio mundial, en productos tanto industriales como agropecuarios. Este autor dice que la integración económica es la creación de la estructura de la economía más deseable a través de la cual se eliminan las barreras artificiales para la operación óptima e introduce deliberadamente todos los elementos deseables para la coordinación y unificación, también distingue entre integración negativa e integración positiva: las medidas negativas suponen eliminar los obstáculos que separan las economías y son, generalmente, las más fáciles de definir y adoptar por ejemplo, suprimir los aranceles entre países miembros; las medidas positivas entrañan mecanismos de cooperación (por ejemplo, armonizar políticas macroeconómicas) que se van ampliando conforme la integración avanza y que resultan, normalmente, más complicadas de poner en práctica. (Primera, 2014)

 De esta manera, podemos definir la integración regional como la capacidad que tiene dos o más regiones para implementar políticas eficientes y generar las condiciones necesarias como: organización, eliminación de barreras arancelarias, construcción de mercados comunes para edificar una economía con crecimiento y desarrollo. Asociado a lo anterior el estudio de la integración regional busca explicar cómo y por qué los Estados dejan de ser totalmente soberanos al involucrarse con las regiones vecinas para obtener nuevas técnicas para resolver los conflictos de la política económica interna y así lograr un vínculo fuerte para obtener beneficios económicos que se derivan de los bloques.

Es evidente que la apertura de la integración entre regiones se da mediante una integración económica y el movimiento de los factores de producción, el uso coordinado de los instrumentos de la política económica nacional y la eficiencia en la asignación de los recursos, con la finalidad de crear economías de escalas, para desarrollo de la misma. En consecuencia no solo es importante analizarla desde el enfoque económico como motor de crecimiento y desarrollo, sino también en el político y el social.

Es suficiente capacidad de unificar a la región y que conste de una estructura sólida y eficiente que se perpetúe en el tiempo. Por lo tanto, sostenemos que la integración es posible en cuanto se logren acercamientos significativos en materia política, teniendo en cuenta que este mismo aspecto ha sido uno de los mayores obstáculos que ha enfrentado América Latina en sus diversos intentos integracionistas (Cabarcas, 2013).

Bajo esta óptica se considera implementar e impulsar a una integración regional a los 15 municipios del estado de Hidalgo mencionados en capítulos anteriores como parte de una estrategia comercial a nivel local que permita la creación empleos, el uso de nuevas tecnologías y reducir los niveles de pobreza con la inserción de clusters y encadenamiento productivos, incentivando los sectores de actividad económica insuficientes y promover la innovación del sector agro-industrial[2].

3.2. INTEGRACIÓN ECONÓMICA

La integración económica inicialmente es considerada como una segunda rama del estudio de las economías internacionales, de tal manera se dice que no es un fenómeno moderno ya que varios países del continente europeo se construyeron a partir de un proceso integrador, eliminando barreras que separaban distintos mercados de origen regional con el propósito de generar beneficios mutuos.

Después de la segunda guerra Mundial la integración económica surge como estrategia popular en la que diversas regiones pueden generar bloques comerciales para así facilitar el libre tránsito de sus productos impulsando el comercio internacional por lo que la integración económica internacional es un medio, no un fin (Robson, 1980). En la práctica, muchas "agrupaciones económicas" se instituyen por la voluntad política, y por eso es que no se puede subestimar el elemento político como uno de los factores para entender el progreso de la integración económica. Es importante mencionar que el proceso de integración regional es resultado de las deficiencias de una política del bienestar[3], por ende, es esencial que haya voluntad política y cohesión social para que se pueda desarrollar acuerdos políticos que beneficie a la sociedad en su conjunto. Si bien en el análisis económico es necesario identificar y cuantificar los efectos económicos de la integración, de modo que se provea un fundamento para que los oficiales o autoridades de la política económica "policy makers"[4] puedan evaluar si los argumentos económicos refuerzan o cancelan las consideraciones políticas.  

Según algunos estudiosos del tema argumentan que los partícipes de un proceso de integración aceptan voluntariamente pertenecer a él, pero, a diferencia de lo que ocurre en las formas de cooperación internacional como (las Naciones Unidas, la OCDE, el Fondo Monetario Internacional, etc.), pierden parte de su capacidad de decisión propia o autónoma, especialmente a la hora de adoptar decisiones aprobadas de forma común con respecto a las cuales mantengan discrepancias. De tal manera que estos procesos regionales traes dos visiones que es son importantes mencionar la integración negativa y positiva, la primera alude a la eliminación de obstáculos, restricciones y discriminaciones al movimiento de bienes, servicios y factores productivos, es decir a una liberación entre ambos países. En contraste la segunda arguye relativa a la modificación de instrumentos e instituciones ya existentes, y a la creación de otros nuevos a nivel supranacional, con el fin de que el mercado funcione con suficiente armonía y se promuevan objetivos más amplios de política económica. (Galduf, 2008)

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