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Diabetes y cultura alimenticia


Enviado por   •  26 de Mayo de 2014  •  Tutoriales  •  2.498 Palabras (10 Páginas)  •  294 Visitas

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Diabetes en México

Durante las últimas décadas el número de personas que padecen diabetes en México se ha incrementado y actualmente figura entre las primeras causas de muerte en el país. Los datos de la ENSANUT 2012 identifican a 6.4 millones de adultos mexicanos con diabetes, es decir, 9.2% de los adultos en México han recibido ya un diagnóstico de diabetes. El total de personas adultas con diabetes podría ser incluso el doble, de acuerdo a la evidencia previa sobre el porcentaje de diabéticos que no conocen su condición. Del total de personas que se identificaron como diabéticas en la ENSANUT 2012, 16% (poco más de un millón) son del grupo que reportan no contar con protección en salud, en tanto que 42% (2.7 millones) son derecho habientes del IMSS, 12% (800 mil) de otras instituciones de seguridad social y 30% (1.9 millones) refieren estar afiliados al SPSS. Del total de diabéticos diagnosticados, 14.2% (poco más de 900 mil), dijeron no haber acudido al médico para el control de la diabetes en los 12 meses previos a la entrevista, es decir, se puede considerar que no se encuentran en tratamiento y por lo tanto están retrasando acciones de prevención de complicaciones. (ENSANUT, 2012)

Yo creo que las cifras que se muestran en la ENSANUT, son alarmantes ya que 9.2% de los adultos de este país, están diagnosticados con la enfermedad, pero que pasa con aquellos, que aun no se han diagnosticado, tenemos que recordar que el ser diabético también involucra el estilo de vida de una familia y que esa familia también tiene riesgo de padecerlo y más aun cuando hablamos de lo padres, que genéticamente tienen un porcentaje de transmitir una condición predisponente a sus hijos, tenemos que ver el trasfondo de estas cifras y darnos cuenta que estas pueden estar más elevadas en estos, momentos y si a esto aunamos que México ocupa el primer lugar en obesidad infantil y que esos niños están copiando los estilos de vida de los padres, aunado a los golpes fuertes que está sufriendo la economía, muy probablemente esta cifra de diabéticos, aumente y lo más alarmante en adultos jóvenes o hasta diabetes infantil.

En cuanto a la falta de chequeos rutinarios, no existe una cultura social para exigir al personal de salud, que se realicen los estudios pertinentes y es una falta de compromiso de los médicos el no mandar a realizar el seguimiento que todo paciente diabético tiene que llevar a cabo, de acuerdo a todas las posibles complicaciones de la enfermedad, para que esta historia natural de la enfermedad se alargue y las complicaciones ocurran después de muchos años de cursar con la misma.

Diabetes y cultura alimenticia

“Una alimentación adecuada y la actividad física muchas veces son suficientes para mantener al paciente bajo control bioquímico.

El problema no es únicamente cuestión de educación, de interés por ser obedientes o de ser racionales para adherirse al tratamiento médico. Un aspecto importante que está influyendo en que la diabetes no haya podido ser controlada, aun cuando se cuente con los recursos científicos y tecnológicos para tal efecto, es que no se ha considerado la cultura alimentaria de la persona con diabetes como un aspecto más que debe ser atendido por la terapéutica médica. Resignificar algunas reglas de la cultura alimentaria es imprescindible porque éstas configuran e instituyen estilos de vida que son contrapuestos a los requeridos en la prescripción médica. Son como una fuerza invisible que ejerce control sobre el comportamiento de las personas Particularmente, el estilo de alimentación, eje central para el control de la diabetes, no puede ser modificado fácilmente porque la comida tiene un valor intrínseco determinado culturalmente. Las personas con diabetes han acostumbrado un tipo particular de comida porque su medio se los ha propiciado, pero, además, la comida ha adquirido una significación única en ellos, porque está asociada con experiencias gratas o desagradables. Especialmente la comida de su predilección, la cual conforma básicamente su estilo de alimentación, ha resultado difícil sustituir porque está asociada con personas importantes de su grupo familiar y social como padres, hermanos, amistades, etcétera, en ocasiones especiales, como festividades nacionales, aniversarios, entre otros.(Cardozo, 2006)

Yo creo que la cultura alimentaria de nuestro país siempre ha sido un gra problema ya que la mayoría de la población, no ha sabido controlarse y hemos caído en los excesos, al tener una enfermedad que confronta nuestros sentimientos, comportamientos y pensamientos que rodean nuestro estilo de alimentación, es cuan tarea imposible el cambia lo que comemos, y no es el hecho de que seamos disciplinaos y que sigamos las costumbres del médico o nutriólogos, si no que nuestro entorno nos obliga a seguir comiendo de la misma manera ya que son estereotipos que están aceptados en nuestra sociedad y porque con ellos van implícitas emociones y sentimientos de los cuales dependemos en gran medida.

Diabetes y familia

A través de la red familiar, además de los amigos, es posible encontrar apoyo emocional; por ello, la influencia de las relaciones familiares ha suscitado considerable interés entre los profesionales interesados en el control de la diabetes, y hay consenso en que el comportamiento de los miembros de la familia puede favorecer la adherencia al tratamiento, pero también interferir su cumplimiento. En otras palabras, si la familia refuerza positivamente las conductas adecuadas del paciente con respecto a su tratamiento, se obtendrá un apoyo positivo sobre la salud; pero cuando el apoyo social potencia comportamientos inadaptados de salud, el efecto funcional producirá una influencia negativa. Así pues, es necesario distinguir entre los efectos funcionales positivos de los negativos. La familia, la pareja, los compañeros de trabajo o de estudios, el personal de salud y las relaciones sociales en general son fuentes importantes de apoyo. La cronicidad de la diabetes no sólo afecta al paciente sino también a la familia y a todos cuantos lo rodean; por eso resulta muy conveniente aprender a vivir con un diabético. (Martínez, et al., 2007)

Desde mis perspectiva creo que es muy importante que la familia conozca todos los aspectos que conlleva la enfermedad, ya que de esta manera podrá apoyar al paciente diabético de todas las maneras posibles, lo fundamental es acepatarlo y saber que hacer en determinadas condiciones, así mismo es necesario reforzar los vínculos familiares y darse apoyo mutuo.

Otro punto a considerar es quién de los dos progenitores este enfermo, ya que en un país como México la

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