E.E. CARLA MARLEN MENDOZA SANTIAGO
Carlii28Ensayo29 de Octubre de 2017
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UNIVERSIDAD VERACRUZANA
Facultad de Enfermería
Maestría en Enfermería
ENSAYO: MUERTE DIGNA
Asignatura:
EPISTEMOLOGÍA
Docente:
DR. SERAFÍN FLORES DE LA CRUZ
Alumna:
E.E. CARLA MARLEN MENDOZA SANTIAGO
Xalapa, Ver. a 03 de Junio de 2017
En el presente ensayo sobre la muerte digna, se trata de exponer los diferentes argumentos a favor o en contra de esta, con los juicios y las acciones pero de una manera respetuosa al tratar con la dignidad de ellos, sin necesidad de apelar a convicciones religiosas, políticas o ideológicas que tenga cada uno, porque esto es tan inevitable como necesario en una sociedad como la nuestra.
Puedo argumentar que si el vivir dignamente es un derecho que tenemos los seres humanos, debemos mantener esa misma dignidad hasta la hora de nuestra muerte y sobre todo, en el acto de morir. La familia o el cuidador más cercano debe estar preparado para afrontar la muerte de su familiar y el personal de enfermería debe estar capacitado y listo para enfrentar la muerte de sus pacientes, tendríamos que poder proporcionar cuidados integrales, holísticos y de calidad que beneficien el desenlace de una muerte digna. Todo esto me ha motivado a investigar y realizar una intervención con esta problemática.
Siempre me he preguntado hasta donde está permitido alargarle la vida a un paciente, y hacer todo lo que en nuestras manos sea posible para poder mantenerlo aquí en este mundo. He visto tantos paciente morir a pesar de tanta lucha, porque medicamente ya no son recuperables, pero para la familia es muy difícil aceptar que la hora de partir de su familiar llegó, por lo regular ellos siempre buscaran alternativas para que su paciente no muera.
El miedo a la muerte ha estado siempre presente en cualquier persona, no existe nadie o casi nadie que diga no tengo miedo a morir o no tengo miedo de que mi mamá, papá, hijos etc. mueran y se vayan de este mundo. En el paciente, la familia y en nosotros mismos como cuidadores, existe ese miedo y es algo que en la mayoría de las veces hace que nos alejemos del paciente terminal y los profesionales de la salud en especial enfermería, porque el ver y vivir la muerte de un paciente nos puede recordar la nuestra propia, o la de un ser querido. Asi que de tal forma aprendemos y logramos afrontar la muerte, y enseñamos a no tener miedo a morir, podremos aceptar mejor la pérdida de un ser querido o la nuestra propia, y por consiguiente acercarnos más a ese paciente moribundo, y poder darle unos cuidados óptimos y de calidad.
La muerte es algo de lo que nadie se escapa. Nacemos, crecemos, nos desarrollamos y morimos. Es el ciclo de la vida. Aprender a morir es aprender a vivir.
Es más fácil ver la muerte ajena, la del vecino, la del desconocido, más no la de quienes amamos. Y cuando presenciamos de cerca algún deceso, sentimientos encontrados nos invaden: por una parte la pena por el que muere y por su doliente, y por otra el placer de saber que a uno no le ha pasado nada. (“89 Aspectos eticos.pdf,” n.d.)
No existe la menor duda que el dolor más grande que un ser humano puede experimentar es el de perder a un ser querido. Se piensa que es algo con lo que no se podrá vivir sin embargo es algo que podemos curar y desde luego manejar si es una muerte anticipada, me refiero a que si es un paciente terminal podemos ir trabajando sobre ello, a cuando es una muerte repentina, y aun así existe cura para todo.
El morir dignamente es un tema que toma relevancia en la sociedad, es un derecho al que tenemos todos los seres humanos. A pesar de lo polémico que suele resultar este tema, la muerte digna deja de ser un derecho para convertirse en la necesidad de morir de la mejor manera posible, aunque suene absurdo se trata de morir bien, es una realidad que se vive todos los días en la práctica clínica hospitalaria; pero realmente es algo que está muy lejos de ocurrir en los hospitales. (Sanmartín, Castelos, Castelos, & Martínez, 2005)
Los conceptos morir con dignidad o derecho a una muerte digna han propiciado una gran controversia ya que la gente los ha malinterpretado, porque no es lo mismo morir dignamente que decidir cuándo morir, son dos cosas completamente distintas. Las personas creen que tienen la facultad de decidir sobre ellas ósea decidir hasta cuando quieren vivir y poner en práctica lo tan conocido como eutanasia, mejor conocido como suicidio asistido, aunque algunos si han comprendido que la muerte digna comprende el poder partir de este mundo sin sentir dolor alguno, con tranquilidad, siendo acompañados por las personas más allegadas a ellos, teniendo una conexión interior con ellos mismo y respaldado por las creencias religiosas que mejor les parezca o les convenga. (Rueda, 2015) (Salas, 2004)
Para poder hablar de muerte digna es necesario saber que para cada individuo tiene un significado diferente, el cual está influido por su manera de pensar, sus creencias, culturas e incluso el nivel socioeconómico.
Hay una gran polémica que gira sobre la forma en la cual debemos morir o como debemos morir, muchos de nosotros desearíamos morir con dignidad, de la mejor manera que se pueda mas no siempre es así. Esto se debe a que cada día aumenta las formas de como poder prolongar la vida en situaciones complicadas como lo son enfermedades crónico degenerativas o enfermedades “incurables” como lo son el cáncer, que a pesar del sin fin de tratamientos que este pueda tener, llegara el día en que a los pacientes que lo padecieron en algún momento y se recuperaron, los aceche de nuevo y finalmente terminen falleciendo. Básicamente la esperanza de vida ha aumentado ya no es como antes que te detectaban algo incurable y pues terminabas muriendo, día a día la ciencia ha ido avanzando y pues ha hecho que este tipo de enfermedades se vuelvan casi curables, pero habría que preguntarse a costa de que y de cómo podemos sobrevivir a esto.
En lo particular no estoy de acuerdo con hacer sufrir al paciente más de lo que ya está pasando o ha cursado con su enfermedad, sin duda estar aislado en un hospital es de lo más feo que le puede ocurrir a una persona, se está lejos de amigos, familia, prácticamente está solo y a pesar de todos los esfuerzos que se realizan para que el salga adelante, termina partiendo y ¿cómo? ¿De qué manera? Solo en una cama fría de un nosocomio.
Concuerdo con lo citado en este artículo, ya que el profesional de la salud en especial enfermería que es el pilar más importante, ya que es el que acompaña al paciente durante toda su estancia hasta que da su ultimo respiro, no está capacitado y peor aún no tienen la sensibilidad para proporcionar un trato digno a dichos paciente, quizá están tan acostumbrados a la muerte o al ver a miles de gentes enfermas que uno más o uno menos no se les hace sorpresa. Con esto no quiero decir que todos los enfermeros sean así pero si la gran mayoría tiene un indiferencia hacia este punto, pero quizá sea por falta de conocimiento sobre este tema.
Hablar de morir en en domicilio es algo de igual manera difícil si la familia no está preparada para este hecho. Requerimos de cuidados médicos fundamentales, así como de cuidados de enfermería, pero de una forma muy específica de acompañamiento emocional y afectivo, si no caeríamos en la misma polémica que el morir en una cama de hospital, se supone que el morir en casa debería ser más reconfortarle para la persona en cuestión. En este caso la familia debe estar activa completamente ya que se requerirá no solo de la familia directa si no de varios familiares para poder llevar a cabo este trabajo como lo es el acompañamiento teratológico (Maglio, Wierzba, Belli, & Somers, 2016).
Aunado a todo esto debemos saber cuál es la voluntad del paciente en cuestión, si es que los deseos del mismo era terminar su vida en casa o simplemente quería que fuera en un hospital, porque hay de los dos caso, lamentablemente o siempre se lleva a cabo la última voluntad de la persona, dado a que la familia se aferra a que el paciente permanezca en este mundo a costa de lo que sea.
Hablemos un poco de lo que es el ensañamiento terapéutico como lo cita el artículo (Gómez, Xavier, Gómez, & Ortega, 2008) se ha transformado en un problema ético de primer orden para las ciencias de la salud, una vez que un conjunto de procesos biológicos que tenían alta probabilidad de muerte, pasaron a ser pasibles de control mediante los avances tecnológico-médicos.
El ensañamiento terapéutico, lejos de ayudar produce una gran problemática tanto al paciente como al familiar, amenazan la vida del enfermo en un plazo de meses donde las condiciones se vuelven infrahumanas, conectados a un respirador artificial, quizá recibiendo terapias de hemodiálisis, sonda nasogástrica o gástrica para ser alimentados, sonda vesical para poder vaciar su vejiga, catéter venoso central para administrar líquidos parenterales y postrados a una cama sin poderse mover, sabiendo que con el tiempo comenzaran problemas de ulceras por presión y la integridad de su piel se verá afectada. Aparte de hacer más larga, se ven afectados psicológicamente ya que algunos de ellos en su gran mayoría escuchan y pueden darse cuenta de cada una de las cosas que nosotros les realizamos, aparte también se producen sentimientos en la familia al verlos presos de tantas cosas, al verlos invadidos de todo su cuerpo por sondas y maquinas que solo les ayudan a permanecer más tiempo en la tierra pero sin esperanzas de curarse.
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