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El Arte De Resolver Problemas

jose23221 de Octubre de 2013

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Resumen

Hay una abundante literatura acerca de los métodos y estrategias de resolución de problemas para diferentes

disciplinas. Sin embargo, hay poco escrito acerca de los hábitos cotidianos del sujeto y su relación con las

estrategias que emplea para resolver problemas (por no hablar de sus creencias, valores y actitudes). Este ensayo

presenta algunas de las prácticas diarias (más algunos principios) que intervienen en el arte de resolver problemas;

suponemos que, difícilmente podrá resolver un problema, quien no ha incorporado las variables de aprendizaje a su

quehacer cotidiano. Concluye con algunos comentarios de personas creativas acerca de su proceso de resolución de

problemas.

2 Introducción

2.1 Antecedentes

El término "arte" proviene del griego y significa "habilidad, capacidad". De aquí que "inercia" sea la incapacidad de

cambiar el propio estado de movimiento (o de reposo). Elegí el término "arte" como título no sólo por el sentido

estético implícito sino, también porque, como en cualquier arte, sólo se pueden dar principios de ejecución, de

ningún modo reglas precisas e inflexibles.

Por otro lado, la palabra "problema" viene del griego pro que significa "hacia adelante" y bállein "arrojar". Otras

palabras afines son "metabolismo" (arrojar más allá), "catabolismo" (arrojar hacia abajo), "parábola" (arrojar a un

lado). Sin alejarnos del original sentido etimológico consideraremos "problema" como un "obstáculo", esto es: algo

que detiene la marcha normal de la inteligencia, obliga a detenerse y a considerar cómo eliminar (o rodear) al

obstáculo. Y si hay un obstáculo, perdónese la obviedad, es que hay una meta. Pero… las metas del estudiante que

se enfrenta a problemas (de tarea, de examen) son muy diferentes a las del profesor. Luego, las habilidades que

pondrá en juego cada quien dependen de las metas. Como lo ilustra el siguiente diálogo:

-¿Quieres decirme, por favor, qué camino debo tomar para salir de aquí?

-Eso depende mucho de a dónde quieres ir --respondió el Gato.

-Poco me preocupa a dónde ir --dijo Alicia.

-Entonces, poco importa el camino que tomes --replicó el Gato.

-Con tal que conduzca a alguna parte --añadió Alicia como conclusión.

-¡Oh! Puedes estar segura de que llegarás a alguna parte --dijo el Gato-- si caminas lo suficiente.

Alicia en el país de las maravillas

Añadamos a lo dicho que en la escuela la resolución de problemas suele verse como una actividad adicional a las

sesiones de exposición; éstas son responsabilidad del maestro, las otras, del ayudante. No hablemos de la ideología

detrás de esta división del trabajo. Pero supone dos etapas bien definidas en el aprendizaje: la recepción (en el aula)

y la organización (en la sesión de problemas). O bien, el estudio de la teoría, y luego, la aplicación de ésta en

problemas. ¡Como si el entender no fuera un problema! ¡Como si sólo lo fuera el aplicar la teoría!

Ahora bien, la resolución de problemas (guardadas las proporciones) es una investigación, un juego donde no se

conoce el desenlace pero se disfruta el mero ejercicio de las facultades junto con la sorpresa y la pasión; por ello

debe encararse con ánimo deportivo. Nadie disfruta un juego si no hay entrenamiento ni esfuerzo, ni lo disfruta si

conoce el resultado final.

Por ello son sumamente limitadas las propuestas que apuntan únicamente a "un mejor aprendizaje", o "el éxito en

los negocios" o "resolución efectiva y eficiente de problemas". La principal limitación de tal enfoque está en el

Resumido y adaptado por MV

peso dado al producto, al resultado y la solución. ¡Se olvida precisamente el placer de la acción y del proceso! No es

raro que en un entorno pragmático como el dominante, sólo se atienda a los resultados y que éstos deban lograrse

con el menor esfuerzo, con la mayor eficiencia, con la mayor competitividad que permita un posicionamiento dentro

de las demandas del mercado laboral y globalizador, bla bla blá.

Y mal hará la escuela al adoptar esta aproximación utilitarista y frívola a la resolución de problemas pues es

importante, y no poco, el placer de enfrentarse a un problema, de ponerse a prueba a uno mismo. Reconozcamos,

sin embargo, que quien busca comprender más que aprobar, disfrutar más que repetir, pensar más que aplaudir, está

fuera de la norma. La independencia de pensamiento siempre ha sido subversiva, sí, pero también ha sido esencial

al pensamiento científico.

En lo que sigue me referiré sólo a los problemas cuya necesidad es sentida interiormente, esto es, los problemas que

producen una comezón intelectual, los que no son impuestos desde fuera, los que recurrentemente aparecen en el

campo consciente del sujeto, los que, aún sin haber llegado a “la solución” (supuesto que la haya) producen placer y

tensión.

Lo anterior implica “sensibilidad a los problemas” donde “problema” es una categoría muy amplia. Lo mismo se

refiere a contradicciones e inconsistencias (p.ej. entre lo ya conocido y lo que se acaba de conocer, entre lo esperado

y lo obtenido), pero también a discordancias, desarmonías (en sentido estético), a huecos y a explicaciones poco

elegantes.

Sea profesor, investigador o alumno las habilidades puestas en juego son fundamentalmente las mismas (caso que

sean metas intelectuales y no promocionales):

1. curiosidad

2. imaginación

3. perseverancia

4. espíritu lúdico

5. manejo de códigos, de lenguajes

6. dominio de automatismos

7. narcisismo

8. memoria

La resolución de problemas lleva a una sensación de logro, de satisfacción, placer, resultado de la búsqueda de

orden y estructura donde no la había (al menos para uno). Tal sensación aumenta la autoestima y la conciencia de

sí.

Hay diferentes estudios, p. ej. los de Robert Merton y Max Weber, acerca de la influencia de la matriz cultural en

los valores, actitudes y hábitos de las personas. Ciertamente nuestras raíces han influido en las instituciones

educativas que, a querer o no, propician la obediencia en lugar de la crítica, la resignación en lugar de la superación,

la simulación en lugar de la honestidad, la memorización en lugar de la comprensión.

Hay, repetimos, una fuerte condicionante para el desarrollo de la inteligencia, por el contexto cultural y social. Y

otra más por los hábitos que uno mismo tiene; hábitos que son respuesta adaptativa al contexto. Paradójicamente la

inteligencia se ve constreñida por los avances tecnológicos pues la tecnología que usamos responde al modelo de

vida occidental: resultados inmediatos, mayor ganancia, menor esfuerzo, en consecuencia el aprendizaje, que no es

ni instantáneo, ni confortable, ni lucrativo, será objeto de poca atención.

2.2 Obstáculos

Como concluirá el lector los hábitos negativos forman parte de los obstáculos internos para el aprendizaje, y

siempre que uno resuelve un problema, aprende. Pero también hay obstáculos de tipo intelectual; la literatura

especializada los nombra obstáculos epistemológicos, prenociones, concepciones alternativas, ideas previas,

etcétera.

Resumido y adaptado por MV

Uno muy conocido es el paradigma; significa el conjunto de teorías, métodos y problemas válidos para una

comunidad científica. El paradigma define cuáles son los problemas interesantes, cuáles son los procedimientos

válidos y, por supuesto, cuáles son las instituciones (y personajes) que definen lo anterior en caso de duda.

Un ejemplo de paradigma:

El principio de inercia fue formulado por Galileo en 1600. Sin embargo, para los chinos del 600 a.n.e. el que “un

cuerpo en movimiento se mantiene en movimiento hasta que algo lo detenga” era “tan obvio como que un caballo

es un caballo”.

Lo podemos entender en términos del paradigma oriental del Yin-Yang; según éste lo natural es el movimiento y,

en consecuencia, lo que requiere explicación es el reposo. Para la filosofía griega, por el contrario, lo natural es el

reposo y, en consecuencia, lo que necesita explicación

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