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El Perfil Docente Que Requiere Nuestra Sociedad Actual, Retos Y Realidades


Enviado por   •  24 de Mayo de 2013  •  2.195 Palabras (9 Páginas)  •  1.312 Visitas

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INTRODUCCIÓN

En el análisis de la situación de una comunidad en desarrollo, se recae en varios ámbitos que son de suma importancia para realizar la valoración adecuada. El aspecto pedagógico es uno de los más observados, en donde algunos sectores de la población tienen puestas todas sus esperanzas para la mejora en este mundo tan competitivo. Pero otros critican cada acción realizada por el sistema educativo y por sus actores en cada nivel estructural, emitiendo juicios con desconocimiento de causa y carecientes de propuestas reales que impacten positivamente en la misma sociedad.

El que se enfrenta directamente en la tarea de educar, es el docente. En el que recae esta gran responsabilidad, es por ello que se tiene que auto valorar como profesionista, desarrollando habilidades que lo fortalezcan en su servicio de formar integralmente a las personas que se ponen a su disposición.

Mediante el presente ensayo analítico, se exponen las características reales de la profesión docente, de igual manera se hace mención de los retos por alcanzar, basándose en distintos autores que proponen y describen el perfil de los profesores que la sociedad actual requiere. Los fundamentos se remiten desde los grandes pedagogos que iniciaron con las primeras acciones formales de enseñar, hasta teorías de investigadores contemporáneos, que analizan la situación global educativa.

EL PERFIL DOCENTE QUE REQUIERE NUESTRA SOCIEDAD ACTUAL, RETOS Y REALIDADES.

En la sociedad del siglo XXI el conocimiento y las capacidades de los ciudadanos integran el capital humano que permite el sustento de las naciones y el bienestar globalizado. Para hacer frente a los problemas sociales, económicos, políticos, educativos y culturales las personas emplean sus competencias. Es por ello que la profesión docente ha adquirido una enorme relevancia, debido a la situación compleja del mundo actual. Los maestros como profesionales de la educación fortalecen las capacidades intelectuales de los estudiantes, potencian aprendizajes significativos, favorecen el desarrollo del pensamiento crítico e intervienen para adquirir nuevas formas de convivencia democrática.

Según John Dewey, el problema central de los métodos educativos convencionales es que generan pasividad en los alumnos, cuestión que no ayuda a la formación del pensamiento crítico. Fomentar mentes activas en la escuela es lo que está en el fondo de la capacidad de aprendizaje permanente, pues éste surge de un genuino gusto y curiosidad por el conocimiento y el aprendizaje, elementos básicos para la vida profesional, especialmente, si se quiere formar personas que “sepan pensar” en las sociedades del conocimiento.

Con lo anterior el filósofo y pedagogo norteamericano, cita las características particulares de la escuela y el actuar docente del siglo XX, y aunque ha transcurrido más de una década en este siglo XXI, las actitudes y la organización aplicada por decenas de años continua latente en muchos lugares, en otros se está gestando esa transformación tan merecedora y en algunos espacios, tal vez en pocos, ya existe la influencia de los grandes investigadores que en pro del desarrollo humano dedicaron toda una vida, heredando a las nuevas generaciones teorías fundamentadas para formular una filosofía distinta sobre la pedagogía.

Aunque están presentes reformas a nivel nacional, con el fin de reestructurar el sistema educativo, aún hay gran número de maestros que se niegan a cambiar su metodología de trabajo, la experiencia obtenida a través de los años arraiga un estilo totalmente conductista, en donde el discurso y el proceder mecánico es la herramienta principal para el desarrollo de conocimientos, además de conceptualizar al alumno como un depósito en el cual se han de vaciar, significados, teorías, sin preocuparse si se comprendió o no la información recibida, y más aún dejando a un lado la puesta en práctica de todo adquirido o desarrollado de manera autónoma o colectiva.

Es de relevancia para el desarrollo del intelecto, la humildad intelectual, ya que tiene un importante papel al permitir el entendimiento de que el hombre por naturaleza es un ser imperfecto y que puede aprender, e incluso crecer al observar y analizar sus propios errores. Como señala el filósofo Edgar Morín;…nuestros sistemas de ideas (teorías, doctrinas, ideologías) no sólo están sujetos al error si no que también protegen los errores e ilusiones que están inscritos en ellos, pues forma parte de la lógica organizadora de cualquier sistema de ideas el hecho de resistir a la información que no conviene o que no se puede integrar…

Intelectual es el individuo capaz de descontextualizarse y mirar el registro desde afuera, libre pensador defensor de su autonomía de conciencia y opinión. La metacognición como autorregulación de los procesos mentales, se da en base a un esfuerzo y ejercicio del pensamiento, lo cual se logra mediante el estudio constante y el empleo-reflexión de los aprendizajes.

La vivacidad de la sociedad contemporánea requiere, que las personas mantengan mentes abiertas, racionales, críticas, reflexivas, aptas para la reforma y la autorreforma. El contribuir a eso es labor de todas las instituciones de una nación, desde las más grandes y estructuradas, como son el Estado, Sistema Educativo, sector privado, hasta concluir en la más común y sencilla, pero con profunda importancia social, la familia.

Giroux 1990, hace la reflexión, que los docentes han de ser intelectuales, retornando su pedagogía hacia una crítica del aprendizaje, realizada hacia ellos mismos de manera analítica, propiciando así esta actitud en sus educandos. Es lo que se reconoce como teoría liberadora que nos cita este autor, la cual requiere práctica y compromiso constante.

La finalidad de la profesión educativa es desarrollar en los estudiantes las competencias para que continúen con su aprendizaje a lo largo de la vida, teniendo un entendimiento más integral del mundo. Es por ello que esta labor no es sencilla, hoy más que nunca la sociedad exige del docente conocimientos y competencias que van más allá de su formación inicial y de la propia experiencia. Se requiere entre muchas otras cosas; de nuevas capacidades para el pensamiento complejo, conocer los contenidos curriculares; planificar, desarrollar y evaluar formativamente el proceso de enseñanza y aprendizaje.

“Un profesor trabaja para la eternidad; nadie puede predecir dónde acabará su influencia” H.B. Adams. Tal y como lo cita este pensador, el quehacer docente permeará por generaciones en la sociedad, desencadenando un efecto sinérgico sobre los individuos y el desarrollo de los mismos. Es por ello que en su reflexión

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