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Ensayo La Muerte De La Polillan


Enviado por   •  14 de Mayo de 2013  •  1.119 Palabras (5 Páginas)  •  594 Visitas

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LA MUERTE DE LA POLILLAN

Es propio llamar polillas a las que vuelan durante el día. No estimulan en nosotros esa placentera sensación de noches veraniegas oscuras y de hiedra en floración que la variedad más común, de alas secundaria samarillas y que duerme a la sombra de la cortina, nunca deja de provocarnos. Son criaturas híbridas, ni alegres como las mariposas ni sombrías como las de su propia especie. No obstante ello, el espécimen presente, con sus estrechas alas color paja, orladas con borlas del mismo color, parecía satisfecha con la vida. Era una mañana placentera a mediados de septiembre, suave, benigna y sin embargo con un aire más nítido que el de los meses de verano. El arado dejaba ya surcos en el campo frontero a la ventana y allí donde la reja había estado la tierra quedaba plana y brillaba de humedad. Tal vigor llegaba de los campos y de las colinas lejanas, que era difícil la exigencia de mantener los ojos sobre el libro. También las cornejas se dedicaban a una de sus festividades anuales; planeando sobre las copas de los árboles hasta simular que una red vasta, hecha con miles de nudos negros, había sido lanzada al aire; la cual, tras algunos momentos, se hundía lentamente enlos árboles, hasta que cada rama parecía tener un nudo negro en la punta.Mas de pronto la red era lanzada al aire de nuevo, en un círculo mayorahora, en medio de un clamor y una vociferación extremos, como si el verse lanzado al aire y vuelto con lentitud a las copas de los árboles fuerauna experiencia tremendamente excitante.La misma energía que inspiraba a las cornejas, a los labriegos, a loscaballos e incluso, se diría, a las leves colinas desnudas, enviaba a lapolilla, en plena agitación, de un lado al otro del cuadrado formado por elpanel de la ventana. Era imposible no observarla. Se estaba, de hecho,consciente de un extraño sentimiento de piedad por ella. Esa mañana lasposibilidades de gozo parecían tan enormes y tan variadas, que sólo teneren la vida el papel de polilla, y encima de una polilla diurna, sonaba a undestino duro, como patético era su celo de disfrutar en plenitud esasmagras oportunidades. Volaba con energía hasta una esquina de sucompartimento y, tras aguardar allí un segundo, hacia la opuesta. ¿Qué lequedaba sino volar hasta la tercera esquina y luego la cuarta? Era lo únicoque podía hacer a pesar del tamaño de las colinas, la anchura del cielo, elhumo lejano de las casas y, de vez en cuando, la voz romántica de unvapor allá en el mar. Lo que podía hacer lo hacía. Observándola, se diría

que una fibra, muy delgada pero muy pura, de la enorme energía delmundo había sido introducida en ese cuerpo débil y diminuto. Tan amenudo como ella cruzaba el panel podía yo imaginar que se hacía visibleun hilo de la luz vital. Era apenas o solamente vida.Sin embargo, por ser una forma tan pequeña y tan sencilla de la energíaque se iba introduciendo por la ventana abierta y forzando su curso portantos corredores estrechos e intrincados de mi cerebro y del de otrosseres humanos, algo había en ella de maravilloso y a la vez patético. Escomo si alguien hubiera tomado un abalorio de pura vida para dotarlo, delmodo más ligero posible, de vello y plumas, poniéndolo a danzar y azigzaguear para mostrarnos la verdadera naturaleza de la vida. Asíexpuesto, era imposible olvidar la maravilla de todo aquello. Se es proclivea olvidarse de la vida, viéndola encorvada

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