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Ensayo de Médico de Cuerpos y Almas, por Taylor Caldwell

lalo1212Resumen28 de Abril de 2014

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Ensayo de Médico de Cuerpos y Almas, por Taylor Caldwell.

Este libro trata acerca de la vida de Lucano, hijo de Iris y Eneas. Y sus travesías por el mundo, su pasión por curar a los pobres, esclavos, desvalidos y desamparados…

Tristemente su pasión por sanar, nace de un “odio” hacia Dios, ya que como es destino común, Lucano va perdiendo a las personas que ama: a sus únicos dos amores, a su padre biológico, a sus respetados y queridos maestros y amigos. Su venganza hacia Dios es para Lucano el declarar vida donde Él declare muerte, golpear Su mano cuando la extienda para alcanzar a un niño para que se retire. Y así derrotarlo.

Junto con esta derrota Lucano intenta alejarse de su familia, y como consecuencia se siente vacío por dentro, y con miedo de volver a amar como amó a Rubria, y temor a que le quiten lo que ama de sus brazos. Teme encariñarse con las personas, por miedo a salir lastimado, y no se da cuenta que él mismo aleja a las personas de su alrededor, y que a pesar de la distancia la gente le sigue guardando respeto y cariño.

Desde unos ojos humildes, apasionados y llenos de fe, ésta historia nos hace navegar por las historias que llevaron a Lucano, hijo de un humilde liberto (antes esclavo), a ser Lucano el médico griego y evangelista cristiano, compasivo, milagroso, muy respetado y querido por grandes personas.

La historia empieza narrando los lazos familiares que se guardan unos con otros. A final de cuentas es una gran familia que tiene unas bases en el amor, respeto, justicia e igualdad. Esta última muy marcada por el manejo de esclavos, que a pesar de que Diodoro sí los tenía, no marcaba diferencia alguna con respeto al trato que recibían, eran queridos y respetados, y no eran considerados esclavos, el respeto visto desde una postura austera, incluía el no acompañamiento de prostitutas, ni ir a ver a los gladiadores, y ser fiel a su mujer, así como a su patria. Diodoro creía fielmente que para él la patria era primero, ya que si se dedicaba a los hijos lo que ellos heredarían sería amor, sin duda, pero con un gobierno deshecho y no merecido, así al ser primero la patria veía por el futuro tanto de sus hijos como de toda su generación, dejar un legado del cual se sintieran orgullosos. El amor se manifiesta de varias maneras, Diodoro ama a su esposa y a su hija, pero siempre ha amado a Iris, su compañera de juegos, a quien la madre de Diodoro consideraba como su hija, quien contrajo matrimonio con Eneas, esclavo del padre de Diodoro y liberto de éste.

A pesar de respetar en cuerpo y alma a su esposa, su espíritu está inquieto, ya que siente que le es infiel. Y Aurelia, esposa de Diodoro, le ama con infinito cariño, pero lamentablemente se da cuenta de lo que siente su esposa por Iris, quien es también su mejor amiga, y confidente. Sin embargo, no dice algo, porque es muy bondadosa y comprensible, y sabe que también la ama a ella.

Diodoro ve a Lucano como un hijo, y tanto es así que le promete mandarlo a Alejandría a estudiar medicina, ya que ve la pasión de éste y la gran inteligencia, y sabiduría de Lucano desde niño.

En una ocasión y como precedente de la decisión de mandarlo a Alejandría, y como una de las escenas más importantes de la historia, una Estrella aparece en el cielo y a todos llamó la atención, para esto Lucano estaba en la fuente del patio de Diodoro, y sostenía una piedra entre sus manos, y rezaba por Rubria, hija de Diodoro, durante esa escena Lucano le habló a Diodoro sobre el Dios Desconocido, y era tanta la emoción que sintió Diodoro al escucharlo que creyó estar escuchando a un sabio y no al niño inocente que tenía sentado a un costado suyo.

En esa conversación Lucano le confiesa su gran devoción a ese dios, y le dice que refiere a él como Padre, que es misericordioso, que ama a todos los hombres, sus hijos, que es amable y que cuidaría de su hija, Rubria. Diodoro lo acompaña a su casa, y Lucano le encarga llevarle la piedra brillosa, y una bolsita de hierbas a Rubria, le dice que las hierbas deben ser vertidas en vino caliente y que la niña las debe beber. A continuación, Diodoro siente curiosidad por el futuro del niño, y éste le contesta que quiere servirle a Dios a través de la medicina. Le dice Lucano que Dios le ayudaría a entrar a la universidad de Alejandría y que se lo pagaría con su devoción durante toda su vida. Y conmovido por la plática y la inocencia del niño, decide mandarlo a la universidad de Alejandría cuando sea mayor, y mientras Keptah, el médico familiar, será su tutor.

A partir de ese día toma clases junto con Rubria, y su amor crece cada día más. Con ayuda de las hierbas que le dio en la fuente Lucano a Diodoro, controlan el dolor de la pequeña, pero tanto Keptah como Lucano saben que su muerte está próxima. Lucano, maldice a Dios, y no lo entiende, no comprende por qué hace que las personas sufren, ni por qué tienen que ser personas inocentes.

Durante clases con Cusa, su tutor filosófico, un huracán toma lugar y Lucano pierde a su padre, pero no se siente afligido, ni siente dolor, sino vergüenza de sí mismo, por haberle tratado como inferior, y por haberse alejado tanto de él.

Después del fallecimiento de Rubria, su madre Aurelia, espera un hijo, pero Diodoro está tan devastado por la muerte de su hija que abandona a su esposa espiritualmente, ya no sale de su biblioteca y se encierra en sus escritos, Lucano va a hablar con él y de alguna manera Diodoro siente que le llevó el mensaje que estaba esperando, se dio cuenta que no tiene que llorar por los muertos, sino disfrutar a los que aun viven. Y la admiración hacia Lucano sigue creciendo.

Lamentablemente Aurelia se pone mal, Keptah y Lucano le atienden, pero solo pueden salvar a uno; si salvan a la madre, es posible que se desangre, y si salvan al pequeño es posible que no sobreviva por ser tan prematuro. Tanto el médico como su aprendiz se encuentran en un dilema, al decirle a su esposo, elige a su esposa, ya que sin esposa no podría cuidar del hijo. Después de una cansada operación se da por muertos a ambos, madre y niño. Lucano toma al frágil niño en sus manos y empieza a darle respiración y a hacer latir su corazoncito, con sus suaves dedos colocados en su pecho. El niño vive.

Diodoro siente el corazón destrozado, ya que falleció su hija y su esposa, y murió sabiendo que amaba a su mejor amiga, es lo que más le pesa. Se retira a Roma, para alejarse de todo eso. El pequeño Prisco, se queda bajo el cuidado de Iris, a quien Aurelia confió todo en su lecho de muerte.

Después de aceptar que se aman, y se han amado desde niños, y ambos están viudos, contraen matrimonio, adoptando así a Lucano y a Prisco como de ese matrimonio. Iris tiene otros dos hijos, Cayo Octavio, y Aurelia.

Lucano está ya en la universidad, y ya le falta muy poco para terminar, decide que no quiere regresar con su familia, por el temor a perder a más seres queridos.

En la universidad es muy apreciado por los maestros, y varios de éstos intentan convencerlo de estudiar otras cosas como: arte, deportes o filosofía, ya que es muy inteligente y bueno en todo lo que hace. Él siente un cariño especial por uno de sus maestros José ben Gamliel, judío con quien comparte opiniones acerca de las enfermedades del espíritu que afectan al cuerpo. José le pide de favor ir a ver a un amigo suyo, que ya está muy enfermo y cercano a la muerte, Lucano se rehúsa a atender a un hombre rico, con lo cual no se da cuenta que está contradiciendo sus creencias, al no ver a los ricos como hombres también, a fin de cuentas José lo convence aunque no de curarlo, de darle consuelo. Lucano siente triste al darse cuenta de que él mismo es inconsolable.

Eleazar ben Salomón ayudaba con su dinero a obras de caridad y a redimir a cuantos judíos esclavos encontraba. Y no tenía esclavos en ninguna de sus casas. Y cuanto más daba más le concedía Dios. Al llegar a la casa de Eleazar ben Salomón se encuentra con la hija de éste, una joven bella, quien le roba el corazón. Sara bas Eleazar. En la plática que tiene con Eleazar, éste le dice a Lucano que tiene que encontrar a su hijo, Arieh, quien fue robado cuando tenía dos años, le hace prometerlo. Lucano sale muy perturbado de la gran casa, y decide irse caminando.

En el camino se pierde y encuentra a una pareja que está escapando porque el señor tiene lepra, y lo habían mandado a morir solo al desierto, pero regresó para ver a su familia. La esposa no le quiere dejar y Lucano los ayuda a escapar, le da su manto, capucha, sandalias, su bolsa y la daga que llevaba con él. Cuando se despiden, Lucano pone sus manos sobre los hombros de Sira, el señor. Al irse Lucano, la pareja se da cuenta de que el señor ya no tiene la lepra, pero Lucano no se da cuenta que lo curó.

Lucano decide viajar por el mundo ofreciendo sus servicios a la gente que lo necesita y que no puede pagar por los servicios. Al despedirse de su maestro José ben Gamliel, éste le cuenta la historia en la que su hijo fue asesinado por Herodes la noche en la que la Estrella apareció en el cielo, la cual significaba que el Rey de los judíos había nacido y por temor a perder el trono mandó matar a cual niño hubiese nacido ese día. Fue tanto el dolor de la madre que también ésta murió. También le cuenta que vio a Jesús de pequeño, y le cuenta que su aspecto era angelical, y que tan solo su presencia era tranquilizante, igual el de su madre, María.

Al siguiente día, Lucano sale en un barco dirigido a Italia, acompañado

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