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Estrategias Didacticas Para La Enseñanza Del Idioma Ingles

Molinari201124 de Septiembre de 2011

9.932 Palabras (40 Páginas)1.344 Visitas

Página 1 de 40

EL

PUNTO

CRUCIAL

Ciencia, sociedad y cultura naciente

Fritjof Capra

Editorial & Estaciones

Título del original en inglés

The turning point.

Publicado por Simon & Schuster. New York.

Copyright © 1982, Fritjof Capra

© by Editorial Troquel S. A., 1992

Pichincha 969 (C1219ACI)

Buenos Aires, Argentina

e-mail: info@troquel.com.ar

www.troquel.com.ar/edu

Traducido por Graciela de Luis

Correcciones: Francesc Gutiérrez

Diseño de tapa: Manuel Ressia

ISBN: 950-16-0209-5

Queda hecho el depósito que establece la ley 11.723

Printed in Argentina

Impreso en Argentina

Todos los derechos reservados. No puede reproducirse

ninguna parte de este libro por ningún medio electrónico o mecánico, incluyendo fotocopiado, grabado y xerografiado, o cualquier almacenaje

ÍNDICE

Nota del autor

Agradecimientos

Prólogo

I. CRISIS Y TRANSFORMACIÓN

I. El cambio de rumbo

II. LOS DOS PARADIGMAS

2. La máquina newtoniana del mundo

3. La nueva física

III. LA INFLUENCIA DEL PENSAMIENTO CARTESIANO-NEWTONIANO

4. La visión mecanicista de la vida

5. El modelo biomédico

6. La psicología newtoniana

7. El callejón sin salida de la economía

8. La cara oculta del desarrollo

IV. LA NUEVA VISIÓN DE LA REALIDAD

9. La visión integral de la vida

10. Integridad y salud

11. Viajes más allá del tiempo y del espacio

12. La transición a la era solar

Notas

Bibliografía

Tras un tiempo de decadencia llega el punto crucial. Retorna la poderosa claridad olvidada. Existe un movimiento, pero no se pone de manifiesto a través de la fuerza... El movimiento es na¬tural, elevándose espontáneamente. Esa es la razón por la cual la transformación de lo viejo deviene fácil y simple. Lo viejo se descarta y lo nuevo se introduce. Y en ambos casos de acuerdo con el tiempo, por lo que no se darán resultados perjudiciales.

(I Ching)

A las mujeres de mi vida,

y especialmente a mi abuela y a mi madre

por su amor, apoyo y sabiduría.

Nota del Autor

Tengo el privilegio y el placer de agradecer aquí la ayuda y los consejos, de:

Stanislav Grof

Hazel Handerson

Margaret Lock

Y Carl Simonton

Ellos, como asesores técnicos en sus campos de especialización, escribieron los ensayos generales que luego he incorporado al texto de esta obra y pasaron mucho tiempo conmigo en discusiones que grabamos en cintas y que después fueron transcritas con el mismo fin. Stanislav Grof, en particular, ha contribuido de este modo a los capítulos 6 y 9, Hazel Hen¬derson a los capítulos 7 y 12, y Margaret Lock y Carl Simonton a los capítulos 5 y 10.

Antes de comenzar a escribir el libro, me reuní con estas cuatro personas y con Gregory Bateson, Antonio Dimalanta y Leonard Shlain durante cuatro días, para discutir el contenido y la estructura de la obra. Las discusiones que mantuvimos —no desprovistas de episodios dramáticos— fueron en extremo estimulantes e instructivas para mí y las recordaré siempre como uno de los momentos más significativos de mi vida.

Estoy muy agradecido a todas las personas arriba mencionadas, que me han prodigado in¬formación y consejos durante toda la redacción del libro y que con sentido crítico han leído varias partes del manuscrito. Quisiera reconocer especialmente mi gratitud a Leonard Shlain por haber clarificado muchos problemas relacionados con la medicina y a Antonio Dimalanta por haberme introducido en los últimos desarrollos de la terapia familiar.

También quisiera mostrar mi agradecimiento a Robert Livingston, a quien tuve el gusto de conocer cuando mi libro ya se encontraba en una fase avanzada, por sus valiosos consejos sobre las partes del libro en las que trato el tema de la biología.

Gregory Bateson influyó profundamente en las ideas que enuncio a lo largo de esta obra. Cuando me hallaba ante un problema que no podía relacionar con ninguna disciplina o escuela de pensamiento, solía anotar en el margen del manuscrito: ¡preguntarle a Bateson!». Des¬graciadamente, varias de estas preguntas aún no tienen respuesta. Gregory Bateson falleció antes de que pudiese enseñarle el manuscrito. Los primeros párrafos del capítulo 9, que están fuertemente influidos por su obra, fueron escritos el día después de su funeral, en el acantilado de la costa del Gran Sur donde sus cenizas fueron dispersadas en el océano. Siempre agradeceré haber tenido el privilegio de conocerlo.

Agradecimientos

Quisiera expresar mi profundo agradecimiento a las muchas personas que me han ayudado y apoyado durante los cuatro años que he tra¬bajado en este libro. Me es imposible mencionar el nombre de todas ellas. No obstante, quisiera dar las gracias especialmente a:

– Geoffrey Chew, por el continuo intercambio de ideas que man¬tuvimos, que ha sido mi fuente más rica de conocimiento e infor¬mación, y David Bohm y Henry Stapp por sus estimulantes discu¬siones sobre cuestiones fundamentales de la física.

– Jonathan Ashmore, Robert Edgar y Horace Judson por las ex¬plicaciones, verbales y escritas, que me dieron sobre la biología con¬temporánea.

– Erich Jantsch, por su interesante conversación y por haber com¬partido generosamente conmigo sus conocimientos y sus recursos.

– Virginia Reed, por haberme abierto los ojos sobre los movimien¬tos expresivos del cuerpo humano y por haber ampliado mis ideas sobre la salud y la curación.

– Martha Rogers y sus alumnos de la Universidad de Nueva York, y especialmente a Gretchen Randolph, por sus reveladoras explica¬ciones sobre el papel desempeñado por los enfermeros en el arte de la curación.

– Rick Chilgren y David Sobel, por su generosa ayuda en el campo de la literatura médica.

– George Vithoulkas, por haberme introducido en la teoría de la homeopatía y por su generosa hospitalidad, y Dana Ullman por ha¬berme ayudado con sus consejos y recursos.

– Stephen Salinger, por sus interesantes explicaciones sobre la re¬lación entre la física y el psicoanálisis.

– Virginia Senders, Verona Fonté y Craig Brod, por haber aclarado numerosos temas relacionados con la historia de la psicología.

– R. D. Laing, por sus fascinantes conversaciones sobre la enfer¬medad mental y la naturaleza de la conciencia, y por haber desafiado mi pensamiento científico hasta en su misma base.

– Marie Louise von Franz y June Singer, por sus reveladoras ex¬plicaciones sobre la psicología de Jung.

– Frances Vaughn, Barbara Green, Frank Rubenfeld, Lynn Kahn y Mari Krieger, por sus instructivas discusiones sobre psicoterapia.

– Carl Rogers, por su inspiración, apoyo y generosidad.

– James Robertson y Lucia Dunn, por sus conversaciones y cartas sobre economía.

– E.F. Schumacher, por una hermosa tarde que pasamos discutiendo gran cantidad de conceptos, desde economía y política hasta filo¬sofía, ética y espiritualidad.

– el Maestro Chiang Yun-Chung, mi profesor de tai-chi y mi mé¬dico, por la experiencia que me ha dado sobre la filosofía, el arte y la ciencia de la China, y por haberme proporcionado amablemente la caligrafía de la página 5.

– John Lennon, Gordon Onslow-Ford y Gary Snyder, por ha¬berme inspirado con su arte y con sus vidas, y Bob Dylan por veinte años de música y poesía.

– Daniel Cohn-Bendit, Angela Davis, Victor Jara, Herbert Marcuse y Adrienne Rich, por haber suscitado mi conciencia política.

– Charlene Spretnak y Miriam Monasch, por su amistad y apoyo y por haber agudizado mi conciencia feminista en la teoría y en la prác¬tica.

– mi hermano, Bernt Capra, mi editor inglés, Oliver Caldecott y mi amiga Lenore Weiss, por haber leído todo el manuscrito y haberme dado sus consejos y sugerencias.

– todas las personas que asistieron a mis conferencias y a mis se¬minarios, por haberme proporcionado el ambiente estimulante que me indujo a escribir este libro.

– la comunidad de Esalen, y especialmente Rick Tarnas, por su constante apoyo y su generosa hospitalidad, y por haberme dado la oportunidad de discutir muchas ideas provisionales en un ambiente informal.

– el Presidente y el cuerpo docente del Manchester College, por su hospitalidad y por haberme dado la oportunidad de presentar como profesor visitante una primera versión de mi obra en una serie de conferencias públicas.

– Susan Corrente, Howard Kornfeld, Ken Meter y Annelies Rainer, por sus investigaciones y sus consejos.

– mis secretarios, Murray Lamp y Jake Walter, por haberme ayu¬dado en innumerables tareas con eficiencia, imaginación y buen hu¬mor; Alma Taylor, que corrigió las pruebas y pasó el manuscrito a máquina excelentemente.

– los

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