FORMACIÓN EN LOS VAOLERES

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Aprender a convivir es uno de los requisitos fundamentales para vivir en sociedad; siendo a través de la educación que se puede lograr tal fin. Se trata, entonces, de ver la educación como un proceso por medio del cual se humaniza el individuo. Desde que uno nace, es educado de acuerdo a los patrones culturales de la familia y del entorno social en el que nos toca vivir.

En este sentido, es pertinente destacar la misión de la educación de formar en valores, pues contribuye a la configuración de una conciencia humanitaria y ética. Toda manifestación cultural orientada a la búsqueda del bien social, debe ser valorada y respetada, porque en cada acción tiene que estar presente un pensamiento profundo sobre la condición humana.

La educación por lo tanto, tiene que propiciar la autoformación de la persona, para que aprenda a vivir en comunidad, asumir con responsabilidad su deber como ciudadano; prevaleciendo en él los principios de respeto, tolerancia, justicia, solidaridad, libertad, valores considerados como pilares fundamentales de la sociedad democrática. Sólo en un ambiente, donde se practican los valores que se proclaman es posible alcanzar una sociedad más justa. Esto significa que se tiene que construir un binomio inseparable entre el decir y el hacer para lograr verdaderas relaciones humanas.

De ahí que se hace perentorio generar espacios de reflexión, en los cuales cada uno de los que participen alcancen mayores niveles de autonomía moral, para que desarrollen su capacidad de cuestionar y cuestionarse, tener juicio crítico sobre lo que sucede en su entorno, dejando a un lado el egoísmo y la violencia. Como lo expresan González y Marquínez (1999:29) en su obra Valores Éticos para la convivencia "las viejas actitudes que llevan al desorden y a la violencia se deben cambiar por actitudes acordes con los ideales o valores que hacen posible la convivencia: el reconocimiento de la dignidad humana, la autonomía, la justicia, el diálogo, la tolerancia..."

Sobre la base de estas reflexiones cabe preguntarse ¿Es posible lograr una verdadera formación en valores sin la corresponsabilidad de la familia, la escuela y la comunidad? Indudablemente que no, porque ésta es una acción conjunta en la que cada una de ellas tiene un gran compromiso, puesto que forman una triada inseparable o la piedra angular de todo proceso educativo. Por tal motivo, y en razón de que su función educadora va asociada a la transmisión, conservación y respeto de los valores que orientan el ideal de sociedad que se pretende construir, deben convertirse en el ejemplo a seguir, lo cual sólo es posible si viven y conviven de acuerdo a los valores éticos y morales que han de procurar que las futuras generaciones internalicen.

TAREAS FUNDAMENTAL DE LA EDUCACIÓN INICIAL

Son muchos los valores que se requiere que estén internalizados actualmente en nuestros alumnos, para un mejor desarrollo, en el aprendizaje fundamental en todas las etapas de la educación, la cual se basa en las llamadas competencias; pilares del conocimiento: saber, saber hacer y saber ser. Sabemos cómo docentes, que no solo en la familia es donde se debe cumplir la tarea de educar en valores, pero notamos que es el lugar de mayor proximidad hacia la persona, por tanto donde este proceso se hará más eficaz.

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