Filosofia
xEliasx13 de Octubre de 2014
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La obra de Platón ocupa en la historia de las ideas
un lugar privilegiado y único. Las páginas que siguen
intentan señalar las características de ese privilegio y
el sentido de esa singularidad. El privilegio consiste,
fundamentalmente, en el hecho de que es él quien ha-
brá de marcar una buena parte de los derroteros por los
que tendrá que desplazarse, después, la filosofía. La sin-
gularidad se debe a que, antes de Platón, no poseemos
ninguna obra filosófica importante. Platón es, pues,
nuestro Adán filosófico o, al menos, ha tenido que asu-
mir este papel. Lo cual no quiere decir que Platón sea,
en sentido estricto, el primer filósofo. Sabemos que
antes de é\ hubo una importante tradición que, de una
manera global e inexacta, se ha dado en llamar «preso-
cráticos». Tales, Anaximandro, Heráclito, Anaxágoras,
JenófaneSj Parménides, etc., son personajes de esa tra*
dición. Pero por una serie de circunstancias la obra
escrita, si es que puede hablarse así, de estos pioneros
lia [legado a nosotros de manera incompleta y fragmen-
taria. Es cierto que esos fragmentos recogidos y edita-
dos por un genial investigador \ han tenido fuerza no
1 H. Dihls, Die F ragm en te de.r V orsokrat'tkcr, l vols.. Bcr*
lin, 1952*.
sólo para entrelazarse vivamente en el tejido platóni-
co, sino para estimular sin descanso a la fiJosofía pos-
terior. Pero también es cierto que si, en los volúmenes
de Diels, prescindimos del aparato critico, la traduc-
ción y las referencias indirectas, apenas si llegaría a
un centenar de páginas el legado de dos largos siglos
de cultura filosófica.
A este hecho casual, a este gran naufragio cultural,
se debe el que la primera voz importante, por su volu-
men, en la historia del pensamiento sea la de Platón.
Más de veinte diálogos auténticos y unas cuantas car-
tas, constituyen el legado del intelectual ateniense. Esa
voz —su obra— ha resonado incesantemente a lo largo
de lo que suele llamarse cultura europea. Ha atravesado
el tiempo, y en él ha experimentado modulaciones di-
versas, confusas, o nítidas; atentas a sus más mínimas
inflexiones, o perdidas en los cuatro o cinco tonos ma-
yores de esa voz. El desvelo provocado por la obra
platónica ha dado origen a una abundante bibliografía
que, sobre todo, en nuestro siglo, ha contribuido a
enriquecer las perspectivas desde las que aproximar-
nos al filósofo griego y poder afinar nuestra sensibili-
dad para escuchar mejor su voz y el posible mensaje
que, a través de ella, pudiera comunicársenos2.
El problema, sin embargo, consiste en saber si es
posible esa aproximación a través del ingente mate-
rial de interpretaciones que, dificultándonos la lectura,
2 Sirvan como ejemplo del interés por Platón los dos vo-
lúmenes de la revista Lustrum dedicados, exclusivamente, a
le bibliografía platónica: Lustrum Intenwiionale Forsdiungs-
bcrichte aus dem Berelch des klnssischen Altenums 4 (1959), y
5 (1960), en los que H. Cherniss ha recogido 2.025 títulos sólo
en Iré los años 1950-57. También, la Philosoplrische Riwdschau,
en tres números especiales de los años 1957, 1961
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