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Guia para familias de personas afectadas por un TCA

holacomo1234Documentos de Investigación31 de Mayo de 2021

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Guia para familias de personas aefectadas por un TCA

PSICOEDUCACIÓN DEL TRASTORNO  DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA

1.1 Los trastornos de la conducta alimentaria

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son enfermedades graves pero pueden remitir en un elevado porcentaje si se detectan precozmente y se realiza un tratamiento multidisciplinar y psicoterapéutico especializado. Un rasgo habitual de estos trastornos es la falta de conciencia de la enfermedad y, por lo tanto, la falta de motivación para recuperarse. Por esta razón, el tratamiento de los TCA es largo y complejo, y el papel de la familia llega a ser fundamental para la recuperación.

1.2 Tipos de trastornos de la conducta alimentaria

¿Cuáles son los principales trastornos de la conducta alimentaria?

La anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno por atracones y los trastornos de la conducta alimentaria no especificados son un grupo de trastornos mentales que conllevan alteraciones en la forma de pensar, sentir y comportarse en relación con la alimentación, el peso o la figura.

¿Existe algún diagnóstico más grave que otro?

Todos estos TCA son considerados trastornos mentales graves. Cada uno de ellos puede tener diferentes criterios de mayor o menor gravedad, según sus repercusiones médico-nutricionales, psicológicas y sociales.

¿Otros trastornos de la conducta alimentaria especificados son leves?

No. Algunas de las personas con trastornos de la conducta alimentaria especificados pueden tener, por ejemplo, una pérdida de peso más leve pero al mismo tiempo presentar un riesgo superior de cronificación con relevantes síntomas emocionales, del estado de ánimo y del pensamiento.

¿Las personas enfermas pueden pasar de un trastorno a otro?

Sí. Es bastante frecuente que cambien de un diagnóstico a otro. El más frecuente es la transición de la anorexia nerviosa a la bulimia nerviosa, y no viceversa. Es habitual que las personas que padecen un trastorno de la conducta alimentaria tengan épocas en las que la restricción alimentaria esté más presente y otras en las que predominen los atracones y las purgas.

1.3 Causas

¿Cuál es la causa de los trastornos de la conducta alimentaria?

Los TCA son enfermedades que no se deben a una causa única, sino que son multicausales. Cuando una enfermedad se define como multicausal significa que distintos factores de riesgo conocidos aparecen en mayor o menor medida y predisponen a determinadas personas a padecer la enfermedad. En pocas palabras, existen factores individuales, familiares y sociales.

¿Existe algún tipo de personas con mayor riesgo?

Aunque afecta a personas de ambos sexos, edades y condiciones, es más frecuente en chicas adolescentes y adultas jóvenes. Existen rasgos de personalidad comunes que pueden aumentar el riesgo de padecer cualesquiera de los TCA existentes como, por ejemplo, las dificultades para afrontar adecuadamente el estrés y las contrariedades. Las personas con anorexia nerviosa tienen niveles más elevados de perfeccionismo y autoexigencia y las personas con bulimia nerviosa o trastorno por atracones tienen más tendencia a presentar impulsividad.

También se debe tener en cuenta que las personas que practican determinados deportes y profesiones en los que el peso, la alimentación y la disciplina son aspectos relevantes tienen mayor riesgo de padecer un TCA como, por ejemplo, danza, natación sincronizada, deportes en que se compite por categoría de peso, modelos, etc.

¿Es posible que situaciones estresantes (rupturas de relaciones, muerte de familiares, enfermedades graves...) causen un trastorno de la conducta alimentaria?

Como se ha comentado, estas enfermedades no se deben a una causa única. Pero diferentes acontecimientos estresantes, junto con otros factores de riesgo, pueden contribuir al desarrollo de un TCA.

Es muy habitual que un TCA se inicie por cambios en los hábitos alimentarios y/o en la actividad física debidos a un deseo de perder peso. Otras veces se ha podido producir una pérdida de peso no intencionada como, por ejemplo, por causa médica, que después se perpetúa y acaba causando un TCA.

Es importante estar alerta ante las oscilaciones de peso, los cambios de dieta o la preocupación por la imagen corporal. También es importante recordar que, aunque la parte más visible del trastorno está relacionada con estos cambios en la alimentación y/o en la actividad física, la base más relevante del TCA es de tipo emocional.

Es muy frecuente que las familias se sientan culpables si un hijo adquiere la enfermedad y analizan: “Si no le hubiera dicho esto”, “Si no lo hubiera presionado en aquello”. Ninguna de estas situaciones influye como causa única para padecer la enfermedad. Es muy importante superar este sentimiento de culpa para ser capaz de ayudar a la persona afectada como lo necesita. Tal como se expondrá en esta guía, es necesario mejorar la comunicación y el comportamiento con la persona afectada.

¿Hermanos e hijos de una persona que tiene un trastorno de la conducta alimentaria tienen mayor riesgo de padecer la enfermedad?

Existe mayor probabilidad de que un familiar de un paciente con TCA sufra también el trastorno en comparación con el resto de personas. Este riesgo puede estar influido tanto por la genética compartida que presentan como por las influencias familiares y sociales en el contexto donde vive la persona afectada.

1.4 Manifestaciones clínicas

¿Qué síntomas pueden estar presentes en el trastorno de la conducta alimentaria?

Los TCA se caracterizan por alteraciones de la conducta, de los pensamientos y de las emociones, relacionadas con la alimentación, la imagen corporal y la autoestima que repercuten en el estado físico de la persona.

1.4.1 Manifestaciones físicas

¿Qué síntomas pueden estar presentes en el trastorno de la conducta alimentaria?

Los TCA se caracterizan por alteraciones del pensamiento, las emociones y las conductas relacionadas con la alimentación, la imagen corporal y la autoestima que repercuten en el estado, físico y psicológico de la persona.

Cambios clínicos cognitivos

• Pensamiento distorsionado en relación con el cuerpo y el peso.

• Empobrecimiento de la creatividad y la fantasía.

• Vinculación de la autoestima con la delgadez.

• Preocupación excesiva en torno a la comida y la silueta.

• Disminución de la atención, la concentración y la memoria.

CAMBIOS CLÍNICOS EMOCIONALES

• Inestabilidad emocional.

• Mayor irritabilidad.

• Menor tolerancia a situaciones o emociones desagradables.  Dificultad en la gestión de las emociones.

• Dificultad para identificar, reconocer y expresar los sentimientos.

• Estado de ánimo depresivo.

• Mayor ansiedad.

• Cambio en las relaciones afectivas y sexuales

CAMBIOS CLÍNICOS CONDUCTUALES

• Cambios en la manera de alimentarse: el comienzo de dietas vegetarianas, veganas o exclusión de algún alimento de repente, dietas, alimentos prohibidos, comer en exceso, manipulación de los alimentos, descontrol alimentario.

• Utilización de excusas para no comer o comer diferente.

• Presencia de conductas purgativas (vómitos, laxantes).

• Uso excesivo de la báscula para controlar el peso.

• Cambios importantes en la actividad física.

• Disminución de las actividades cotidianas.

• Vulneración de límites o normas.

• Aumento del tiempo dedicado a las actividades relacionadas con el trastorno.

• Pérdida de estructura u orden.

• Mentir en relación a las ingestas.

• Abuso de sustancias.

• Aumento de la impulsividad y/o agresividad. •  Empobrecimiento de las relaciones sociales.

¿Los trastornos de la conducta alimentaria pueden conllevar complicaciones físicas graves?

Sí. A pesar de ser trastornos mentales pueden tener consecuencias físicas graves por las alteraciones propias en la conducta alimentaria.

En función de la presencia de restricción o purgas como el vómito autoprovocado o la práctica excesiva de actividad física podemos encontrar:

• Pérdida progresiva de peso u oscilaciones bruscas.

• Pérdida o irregularidades de la menstruación o no aparición de la primera regla.

• Deterioro de los huesos hasta la posibilidad de padecer osteoporosis.

• Palidez, caída del cabello o despigmentación del cabello (por déficit de vitaminas), sensación de frío y dedos azulados.

• Debilidad, estreñimiento y mareo.

• En casos de cronicidad pueden aparecer problemas de infertilidad.

• Alteraciones de la frecuencia cardíaca que pueden provocar la muerte súbita.

• Inflamación de las parótidas (como si fueran paperas).

• Irritación crónica de la garganta.

• Pérdida de esmalte dental y pérdida de los dientes.

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