Impactos del modelo económico actual en el sistema socio-ecológico
Sofia ArizaEnsayo14 de Junio de 2021
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Impactos del modelo económico actual en el sistema socio-ecológico.
Resumen
Mediante el presente documento se realiza un análisis de los mecanismos de política internacional y el crecimiento de las naciones en el ámbito del desarrollo y la sostenibilidad, para plantear dos objetivos: contextualizar al lector del origen, evolución e incidencia del modelo económico actual en el sistema socio-ecológico y destacar el rol de los ingenieros para desempeñar un enfoque sostenible que permita contrarrestar estos efectos.
Introducción
En 1960 tras la aceptación del mayor número de miembros registrado en un año en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las temáticas relacionadas al desarrollo empezaron a cobrar un lugar importante en la comunidad internacional, lo cual llevó al primer lanzamiento de la Campaña Mundial contra el Hambre durante el mismo año y un año después a la creación del primer Decenio de las Naciones Unidas para el Desarrollo [1]. No obstante, ¿A qué se le conoce como desarrollo?¿Qué significó la creación de mecanismos que incentivaran el desarrollo y la sostenibilidad en el actual modelo económico? y ¿Cuáles han sido sus implicaciones en el sistema socio-ecológico?
El presente documento pretende dar respuesta a los interrogantes planteados y hace referencia a una de las veinte disciplinas emergentes que han sido creadas para contrarrestar los efectos adversos de un crecimiento acelerado y consumo masivo que no es posible mantener, la cual es la ecología industrial.
Antecedentes
Durante la Primera y Segunda Guerra Mundial (1916-1918 y 1939-1945) los países involucrados habían aumentado su capacidad productiva en la ejecución masiva de armas químicas, especialmente Estados Unidos quien habría forjado una industria con una capacidad seis veces mayor a la de Alemania para la producción de gas mostaza, fosgeno (agente sofocante) y cloro gaseoso (provoca quemaduras). Lo cual no solo le permitió reafirmar su fuerza en el campo de batalla, sino que le generó dividendos frente a la creciente demanda del insecticida DDT para tratar enfermedades en 1939. Del mismo modo, en 1942 tras iniciar el programa nuclear norteamericano las ventajas en armamento de lucha seguían reafirmando su posición de poder, lo que en 1945 le llevó a arrojar dos bombas nucleares en Japón, fijando el fin de la segunda guerra mundial, sin tener en cuenta que los radionucleidos (plutonio-239) liberados poseen una vida promedio de 480.000 años y se le conoce como una de las sustancias más toxicas para los humanos [2].
Luego, durante la Guerra Fría (1947-1991), se desarrolla la Guerra de Vietnam (1955-1975) la cual en 1964 tiene como resultado la apertura de veinte millones de cráteres producto de bombardeos, utilización de herbicidas y defoliantes químicos a escala masiva por parte de Estados Unidos con el propósito de eliminar cubiertas forestales donde eran desarrolladas operaciones guerrilleras [2], lo cual no solo generó efectos ambientales indeseables que tomarán más de un siglo en reponer la vegetación perdida, sino que en 1970 significarían la caída del patrón oro (intercambio de billetes por una cantidad proporcional de oro [3]).
Antes de 1970 Estados Unidos poco le preocupaba mantener un equilibrio entre sus exportaciones e importaciones, pues era el único país que poseía la ventaja competitiva de producir dólares para pagar sus deudas. Lo que este no contemplaba era que la guerra que se encontraba combatiendo y el agotamiento del petróleo en la nación arrasarían con sus reservas de oro, lo llevarían a importar petróleo (cuando este únicamente exportaba) y le harían caer en la quiebra. Por tanto, en 1971 se nombra la inconvertibilidad del dólar, generando que los países adquirieran de manera desenfrenada dólares por temor a la devaluación de su moneda, lo cual aumentó el crédito mundial y ayudó a E.E.U.U a salir de la quiebra [4], pero aumentó la desigualdad y disminuyó el poder adquisitivo de los países más pobres.
Por otro lado, la publicación de los límites del crecimiento a partir del informe del Club de Roma y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (1972) generaban nuevas preguntas a escala global, pues el planteamiento de una drástica reducción de la población humana a causa de la contaminación ambiental, la pérdida de tierras cultivables y escasez de recursos energéticos para el año 2072 no solo proponían que las dinámicas de crecimiento exponencial no eran sostenibles[5], sino que planteaban objetivos imposibles de cumplir, pues el adaptar una estacionalidad en existencia de capital, puestos de trabajos, energía, materiales y personas [6] como lo proponía Herman Daly (1974) a raíz de las limitaciones de recursos y degradación del ambiente, llevaría a un país a la inevitable quiebra en una época de crisis.
Por lo cual puede notarse como el impacto económico de las decisiones en una nación llevan de manera recurrente a sus dirigentes a continuar sacrificando el bienestar de su comunidad y poblaciones futuras en el propósito de no perder reconocimiento o participación, lo cual al final constituye pequeños beneficios tangibles, que bajo el panorama histórico de la época no proporcionaron ningún fruto durante un largo periodo de tiempo. Como fue el caso de los tres primeros decenios de las Naciones Unidas, cuyo único impacto fue el fracaso casi que sistemático de propuestas entre 1961 y 1990 pues a pesar de que eran establecidos objetivos por alcanzar, el contexto de inequidad, guerra, falta de voluntad de potencias y destrucción masiva opacaban el mínimo logro.
Lo cual para el Cuarto Decenio (1990) no fue la excepción, pues a pesar de que había sido aprobado el Programa de Acción a Favor de los Países Menos Adelantados (1990), el Programa de Acción para el Desarrollo Sostenible de los Pequeños Estados Insulares (1994) y el Programa de Acción de la Cumbre Mundial (1995), durante la década de 1990 se presentaron múltiples conflictos en África, América y Europa que requirieron mayor atención humanitaria [1].
Concepto de Desarrollo
Actualmente el desarrollo es cuantificado a partir de indicadores como el Producto Interno Bruto (PIB) por parte del Banco Mundial y el Índice de Desarrollo Humano (IDH) por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. El PIB es medido a partir de la producción total de bienes y servicios de un país durante un año y es dividido por el número total de habitantes para dar como resultado el PIB per cápita (el cual hace referencia al ingreso promedio de una persona suponiendo que el dinero sea repartido equitativamente dentro de una nación), por otro lado, el IDH es una medida de 0 a 1 que contempla tres dimensiones: la primera tener una vida larga y saludable, la cual es medida a partir de la esperanza de vida, la edad promedio de fallecidos en un país, entre otras; la segunda el conocimiento, que hace referencia a la tasa de alfabetización de adultos y la matrícula escolar en las instituciones de educación; y la tercera el nivel de vida digno, el cual es medido, mediante el PIB per cápita, al analizar el ingreso y consumo de un país y compararlo con la capacidad adquisitiva de otros países. De esta forma, las regiones con un PIB per cápita encima de 12055 USD y un IDH superior a 0.8 son considerados como desarrolladas [7].
Desarrollo Sostenible
Sin embargo, al contemplar el marco histórico puede notarse como la evolución de este concepto, compone aspectos no acogido mediante estas definiciones, como lo es notado a partir de la Comisión Mundial Sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (1987) al ampliar este concepto a aquel “que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas” [15], lo cual se establece la estrecha relación del crecimiento económico con la conservación del medio ambiente y el ámbito social.
Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM)
De esta forma durante el año 2000, se reúnen 189 estados para firmar la Declaración del Milenio en Nueva York, y acordar 21 metas, 60 indicadores y 8 objetivos para 2015 como: Erradicar la pobreza extrema y el hambre, Lograr la enseñanza primaria universal, Promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer, Reducir la mortalidad de los niños menores de 5 años, Mejorar la salud materna, Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades, Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y Fomentar una alianza mundial para el desarrollo [11].
Es así como entre el año 2000 y 2015, se presenta la reducción de la cantidad de personas en pobreza extrema (es decir, aquellas con menos de 1.90 USD) de 1900 a 836 millones y el porcentaje de personas con desnutrición pasa de 23.3% a 12.9%. No obstante, algunos problemas permanecían latentes como el 45% de trabajadores en el mundo que para 2015 aún trabajaban en condiciones vulnerables y en pocas ocasiones contaban con beneficios de un trabajo decente, y la muerte de 16000 niños menores a cinco años que se generaba por causas prevenibles como la neumonía, diarrea y paludismo [11].
Por otro lado, frente a las fuentes hídricas para este periodo 147 países habían obtenido acceso a agua potable, 95 a saneamiento y 77 a ambos, aunque para 2015 se estimó que 663 millones utilizaban fuentes no mejoradas, incluyendo pozos y manantiales sin protección, además, en 2011 la cantidad de países que experimentaban estrés hídrico había aumentado en un 36% con respecto a 1998, es decir, la demanda frente a la cantidad disponible de agua había crecido, lo cual en la Península Arábica, África septentrional y Asia central, significó la extracción del 100% de recursos de agua dulce, lo que a futuro podría provocar el agotamiento de agua subterránea, fuentes de agua desalinizada, aguas residuales y de drenaje. [11]
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