Ingenieria Y Sociedad

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Daniel Reséndiz Núñez, investigador emérito del Instituto de Ingeniería de la UNAM e integrante del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República, presentó su libro El rompecabezas de la ingeniería, en el que propone un acercamiento entre su disciplina y otras ciencias, pero sobre todo, con la sociedad.

Con un innovador y provocador enfoque, pone en la mesa temas como la ética, la investigación científica, la selección de tecnologías con un enfoque social y, sobre todo, la necesidad de cultivar la multidisciplina como garantía de éxito para los proyectos.

¿De dónde surge la idea de escribir un libro de divulgación de la ingeniería?

Daniel ReséndizHe dedicado una gran parte de mi vida a la investigación científica, pero la otra mitad de mi vida la he pasado en la práctica de la ingeniería. Vista desde estos dos ángulos, existe un contraste que quiero compartir con la sociedad. Soy especialista en geotecnia, como investigador, y he llevado adelante proyectos desde su concepción hasta su culminación, como ingeniero. La naturaleza, que es donde se lleva a cabo la investigación y la práctica de la ingeniería, es ajena a estas divisiones. Plantea problemas, derivados de necesidades sociales, la mayoría de las veces, que tienen la necesidad del concurso de varias ramas de la ingeniería, pero también de la ecología, la sociología, de saber cómo van a afectar los proyectos a las comunidades de la región; la psicología, para entender por qué algunas personas son entusiastas impulsoras del proyecto y otras las combaten a muerte… Esto hace necesario el concurso de especialistas en historia, para saber porqué actúan esos individuos, algunos adhieren y otros se oponen. Es un conjunto enorme de disciplinas, sin los que la ingeniería no podría sacar adelante con éxito prácticamente ningún proyecto, por más pertinente y técnicamente correcto que fuese.

En una invitación al diálogo…

Exacto, a la capacidad de dialogar con los afectados, para bien y para mal. Así nació la idea de este libro, de la necesidad de contribuir a la comprensión de los sistemas y los métodos de la ingeniería por parte de todos los que pueden jugar un papel en el desarrollo de los proyectos.

Usted menciona una diferencia entre ciencia, tecnología e ingeniería…

Apunto a que es necesario saber que existen dimensiones en las que los proyectos, las ideas y sus soluciones requieren de abordajes diferentes. Los resultados de un proyecto de ingeniería pueden no ser tan satisfactorios como sea posible, o no son socialmente aceptados. Los seres humanos somos todos un poco sofistas, irracionales. Eso incluye a los ingenieros. La tendencia a meter nuestras emociones cuando no son pertinentes, es un factor en contra de cualquier proyecto. Sin embargo, las emociones son importantes. La razón no basta. El ingeniero necesita imaginación, afecto, empatía, la capacidad de ponerse en lugar de los afectados –para bien y para mal—para comunicarse con los involucrados. Una sola persona no tiene esa capacidad. La ingeniería difiere de muchas otras disciplinas en que es prácticamente imposible hacer el trabajo sin un equipo, a veces de cientos de personas. Para cada momento del proyecto se necesita un espacio. Un tiempo para investigar, otro para desarrollar la tecnología y otro para llevar a cabo un proyecto. Si no se entienden bien esos momentos, las obras no marchan. Es necesariamente un trabajo en equipo.

La ética es un tópico poco usual cuando se habla de ingeniería, al menos en la percepción social…

Una obra de ingeniería puede hacer sentir mal a la sociedad, a las personas…

Como cuando un puente vehicular termina en un semáforo…

Alguien tendría que resolver esas cuestiones. No solamente salir a explicarlas, sino resolverlas. Puedo asegurar que en ninguno de los casos en que se dan esas soluciones fallidas, es sólo por ignorancia o dolo. Uno de los factores que influyen es la presión social. Para seguir con su ejemplo, las autoridades de toda ciudad están continuamente bajo presión social, a veces magnificadas por los medios de comunicación, para facilitar la vida a los automovilistas. La autoridad cede, en diferentes grados, construyendo nuevas vialidades. Es un proceso sociotécnico, un aspecto que la población ignora. Se sabe desde hace mucho tiempo que la construcción de vialidades contribuye más a empeorar los problemas para los automovilistas que a resolverlos.

Es una idea difícil de vender…

Si yo tengo una ciudad con calles y avenidas ordinarias, y construyo una gran vialidad, genero el atractivo de tener automóvil, es decir, incentivo la adquisición

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