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Jose Fouche


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2012  •  555 Palabras (3 Páginas)  •  558 Visitas

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Este genio, se adentra en terrenos oscuros y escabrosos, desenvolviéndose con maestría en el difícil escenario de Francia de finales del siglo XVIII y principios del XIX, utilizando la mentira como herramienta para sus sucias manipulaciones a lo largo de la Revolución Francesa.

Resulta realmente sorprendente que esta persona común y corriente llegaría a desempeñar una serie de cargos que tocarían y durante breve momento dirigirían los hilos de la historia.

Es durante su juventud y etapa como profesor de matemáticas y física, donde José Fouché realiza el proceso de autoconomiento y aceptación de su condición. Sabe que no es la figura protagónica por excelencia. Sabe que sus habilidades innatas no corresponden con el brillo del líder, del defensor apasionado de una causa, sino más bien con la sombra del conspirador, del traidor perfecto y del individuo cuyo único bienestar que realmente importa es el suyo. Tales individuos existen y José Fouché es el ejemplo perfecto y consumado de esto.

Su participación política activa comenzó cuando la Revolución evolucionó hacia posiciones más radicales en 1792: fue diputado de la Convención (del partido radical de la Montaña), miembro del Comité de Instrucción Pública y votó por la ejecución de Luis XVI. Durante la dictadura del Comité de Salvación Pública fue uno de los representantes enviados a provincias para implantar el Terror, distinguiéndose por su celo en la campaña de descristianización y en la represión de Lyon

Robespierre empezó a sospechar de sus simpatías hebertistas (de los extremistas partidarios de Hébert); sintiéndose en peligro, Fouché participó en el golpe de Estado de thermidor que puso fin a la dictadura de Robespierre y su Comité. En 1799 fue nombrado ministro de la Policía y tejió por toda Francia una eficaz red de agentes, que puso al servicio del golpe de Estado que llevó al poder a Napoleón Bonaparte; éste formó inmediatamente un gobierno provisional con Fouché al frente de la policía. Dicho puesto significaba que Fouché controlaba el poder de hecho en Francia durante las largas ausencias del emperador, ocupado en misiones bélicas y diplomáticas.

Entre sus iniciativas destaca la implantación de una oficina de censura de prensa (el Gabinete negro). Su caída en desgracia tuvo que ver con la desconfianza del emperador ante las continuas intrigas entre Fouché y Talleyrand, exacerbada por la oposición del primero al matrimonio de Napoleón con María Luisa. En 1809 fue apartado de París, encargándole el gobierno de las Provincias Ilíricas (actual Croacia), anexionadas por Francia.

Desde 1810 conspiró para el retorno de los Borbones, aunque aceptó volver a ser ministro del Interior cuando Napoleón regresó de su destierro en Elba y recuperó el poder (Imperio de los Cien Días, 1815). Demostró gran capacidad de supervivencia política al encabezar el gobierno provisional que se formó tras la derrota definitiva de Napoleón en la batalla de Waterloo; negoció el traspaso de poderes con los aliados y contribuyó al retorno del rey Luis XVIII. Inicialmente se mantuvo como jefe de la Policía en el gobierno de la monarquía restaurada, esforzándose por suavizar la represión sobre sus antiguos correligionarios; pero fue alejado aquel mismo año a la embajada francesa en Sajonia, debido a las protestas de los ultrarrealistas. En 1816 se exilió huyendo de la Ley de Luis XVIII contra los regicidas, estableciéndose en el Imperio Austriaco (en la ciudad de Trieste, antigua capital de su gobernación ilírica).

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