LA ERA DEL CONOCIMIENTO.

LA ERA DEL CONOCIMIENTO

Vamos a regresar en el tiempo, específicamente al año 1450. Fue aproximadamente en este período que Gutenberg inició la impresión tipográfica del primer libro. Se estima que terminó la impresión de la Biblia, de 1292 páginas, cinco años después.

Para la humanidad, hoy está fuera de lugar esperar cinco años por la impresión de un libro. Muchos libros pierden su validez científica en este tiempo. Sin embargo, aquella invención de Gutenberg fue la base para una de las mayores revoluciones que el mundo ha vivido.

Gracias a este “ingenio” de Gutenberg, (quedan todavía 46 ejemplares del primer libro impreso, uno de ellos en Brasil) la humanidad obtuvo una herramienta poderosísima de registro y transmisión de conocimiento, responsable de la formación de una cultura secular. Es lo que nos muestra la cita de abajo.

Para el clero la tipografía causó problemas porque el nuevo medio de comunicación permitía que la gente común estudiara los textos religiosos por su propia cuenta y no dependiera de aquello que las autoridades le dijeran. Zapateros, tintoreros, albañiles y amas de casa, todos alegaban el derecho de interpretar las escrituras. Los soberanos también se preocuparon con el espectáculo de la gente común discutiendo y criticando las acciones del gobierno, especialmente después de que fueran creados los periódicos impresos, a inicios del siglo XVII.

La invención de la imprenta también le dio problemas a los estudiosos en general, a cualquiera que estuviera en busca de información. En la Edad Media los estudiosos tenían falta de libros. En el siglo XVI, sin embargo, el número de libros que circulaba era grande o por lo menos lo suficientemente grande para crear problemas de “retención de información” y “administración de información”, también típicos en la era del Internet. En 1500 había cerca de 13 millones de libros en circulación en Europa. (BURKE, 2000, p. 14).

Actualmente se vive una época tan importante como la de Gutenberg. Se presentan nuevos “ingenios” que ya están transformando la vida de la humanidad, principalmente en lo que se refiere a la generación, transmisión y, consecuentemente, adquisición de conocimiento.

Castells (1999, p. 21) aborda este tema de la siguiente manera:

En el fin del segundo milenio de la Era Cristiana, varios acontecimientos de importancia histórica han transformado el escenario social de la vida humana. Una revolución tecnológica concentrada en las tecnologías de información está remodelando la base material de la sociedad a un ritmo acelerado.

Esto está transformando también la economía, las relaciones de trabajo y la dinámica de la vida humana. Esto afirma que el gran desafío para las organizaciones en el siglo XXI no es simplemente producir bienes y servicios, sino desarrollar actividades que generen alto valor agregado. Estas actividades están relacionadas con la administración del conocimiento: generación, absorción, aplicación y difusión de conocimiento.

La prosperidad de las naciones, regiones, empresas e individuos depende de su capacidad de navegar en el espacio del saber. La fuerza es conferida de ahora en adelante a la generación óptima de los conocimientos, ya sea técnicos, científicos, de comunicación o que deriven de la relación ética de uno con otro. Mientras mejor consiguen los grupos humanos constituirse en colectivos inteligentes, en sujetos cognitivos, abiertos, con iniciativa, con imaginación y de reacción rápida, mejor aseguran su éxito en este ambiente altamente competitivo… Todo depende, a largo plazo, de la flexibilidad y vitalidad de nuestras redes de producción, comercio e intercambio de conocimientos (LÉVY, 1999,)

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