La importancia de la imagen filosófica de la ciencia
vane9Tutorial26 de Agosto de 2013
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¿QUÉ ES LA CIENCIA?
La importancia de la imagen filosófica de la ciencia, como complementaria de la imagen que los científicos tienen de sus actividades, prácticas y resultados; y de la que construye la comunicación profesional de la ciencia, puede apreciarse planteando la elemental pregunta
"¿Qué es la ciencia?"
La pregunta admite por lo menos dos interpretaciones. Una sería al estilo del famoso
libro de Courant y Robbins, publicado en los años cuarenta, que se titula ¿Qué es la matemática?, y cuyo subtitulo -Una exposición elemental de sus ideas y métodos- indica que la pregunta se entiende de manera tal que la respuesta tiene que ser la exposición, aunque sea elemental, de las ideas fundamentales y de los métodos de la matemática.
Ésta es una interpretación legítima de la pregunta, y la respuesta, así, es todo un libro cuyo contenido incluye la teoría de números, el álgebra, la geometría, la topología y el cálculo. Esto es exactamente lo que pretenden hacer hoy en día los museos de la ciencia: presentar de manera accesible algunas de las ideas y los métodos de las diferentes disciplinas científicas.
Pero Courant y Robbins añadían en la introducción de su libro lo siguiente: "Tanto para entendidos como para profanos no es la filosofía, y sí únicamente la experiencia activa en matemáticas, la que puede responder la pregunta '¿Qué es la matemática?' [Courant y Robbins 1962, p. 7; las cursivas son mías]. En esto se equivocaban rotundamente.
Es interesante confrontar esta opinión con el debate que surgió en una mesa redonda celebrada previamente a la creación del Museo de las Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (Universum), mesa en la que tres matemáticos discutieron las preguntas "¿Qué son las matemáticas?" y "¿Constituyen las matemáticas una ciencia?"
Aunque los participantes en la mesa tuvieron la delicadeza de no mencionar la famosa definición de Bertrand Russell, que decía de la matemática que es la ciencia en la que no se sabe de qué se habla ni si lo que dice es verdad, la mayor parte de los problemas que surgieron en el debate no versaron sobre los contenidos y los métodos de las matemáticas, sino, por ejemplo, sobre los objetos matemáticos, sobre su naturaleza y tipo de existencia, sobre el problema de si se crean o se descubren, de cómo se conocen, del tipo de conocimiento de que se trata, de si los objetos matemáticos son o no son reales, de si son abstractos o concretos (y qué significan una y otra cosa), de si las proposiciones matemáticas son susceptibles o no de ser verdaderas o falsas, y problemas por el estilo.
El libro de Courant y Robbins, por más que sea una excelente introducción a las ideas y métodos de las matemáticas, tampoco responde uno solo de estos problemas. Pero, después de todo, parece importante darles respuesta para entender qué son las matemáticas. Si es así, entonces hay algo más que decir sobre la ciencia -que sólo exponer sus ideas y métodos- para responder a la pregunta "¿Qué es la ciencia?"
En este segundo sentido, la pregunta "¿Qué es la ciencia?" no es una pregunta científica. Esto no significa que los científicos no tengan nada que decir para responderla, ni que pueda responderse manteniendo una ignorancia con respecto a los procederes, los contenidos y la historia de la ciencia. Pero sí implica que quienquiera que intente
responderla, científico de formación o no, tiene que reflexionar sobre lo que hacen los científicos, sobre cómo lo hacen, sobre los resultados que obtienen y sobre cómo está condicionado todo esto.
En otras palabras, la pregunta "¿Qué es la ciencia?", entendida en el segundo sentido, debe responderse analizando cómo se hace la ciencia, qué es lo que produce, y cómo es posible que se haga lo que se hace y se produzca lo que se produce. En suma, dado que se trata de una pregunta sobre la ciencia -de una pregunta metacientífica- no se requiere hacer lo mismo que en la ciencia para responderla.
Hay tres disciplinas que se preocupan por analizar esta pregunta metacientífica y los problemas que implica: la historia de la ciencia, la sociología de la ciencia y la filosofía de la ciencia.
Dejaré de lado la discusión de si la sociología de la ciencia es ella misma una ciencia. Mi opinión es que puede hablarse de una sociología de la ciencia en sentido estrecho, la sociología entendida como ciencia empírica -la cual ciertamente es necesaria para entender la ciencia-, pero también existe la sociología de la ciencia en sentido amplio, que no se limita a la sociología como disciplina empírica, sino que analiza la ciencia como un complejo de actividades, prácticas e instituciones sociales, parte de cuyos resultados son conocimientos científicos -muchos de los cuales se plasman en las teorías científicas-, y que tiene también consecuencias que transforman la realidad. La sociología de la ciencia en sentido amplio da cuenta de las condiciones sociales necesarias para que sea posible la investigación científica, y analiza las condiciones para su desarrollo, así como la forma en que la sociedad afecta y condiciona a la ciencia, y cómo ésta tiene consecuencias en la sociedad. Todo esto requiere de un complejo instrumental teórico que combina aspectos que tradicionalmente se han desarrollado en la teoría del conocimiento, como disciplina filosófica, y en las teorías que han tratado de explicar las condiciones de existencia y de desarrollo de las sociedades humanas [véanse Olivé (comp.) 1985 y Olivé 1988].
En resumen, la pregunta que nos ocupa aquí es una pregunta metacientífica. Es una pregunta acerca de la ciencia, que se intenta responder desde fuera de la ciencia. Pero para responderla se debe tomar en cuenta muy en serio todo lo que se hace en la ciencia y en aras de la ciencia.
§ 1. DE QUÉ TIPO DE PREGUNTA SE TRATA
¿Podemos responder qué es la ciencia mediante una simple definición? Si no es así, ¿de qué forma podemos responder a nuestra pregunta? La ciencia -en mi opinión- no puede definirse. Cualquier intento de hacerlo, es decir, de establecer condiciones necesarias y suficientes que algo debe satisfacer para calificar como ciencia, corre el riesgo de abarcar demasiado o de dejar muchas cosas fuera. Éste es el problema que se ha presentado una y otra vez a lo largo de la historia de la filosofía y de la ciencia cuando se ha intentado formular algún criterio de demarcación entre lo científico y lo pseudocientífico.
Regresaremos sobre esto en el capítulo dos, "La irracionalidad de desconfiar en la ciencia y de confiar demasiado en ella".
Pero lo anterior no significa que no podamos tener una idea clara de qué es la ciencia, ni formas de identificarla con precisión. La cuestión es que eso requiere que se responda una muy larga lista de otras preguntas. Responder qué es la ciencia es responder a todas esas preguntas. Y una vez que se hayan dado respuestas razonables a todas ellas, entonces
podremos pretender que comenzamos a tener una respuesta razonable a la formidable pregunta "¿Qué es la ciencia?"
Si partimos de la idea de que la ciencia y la tecnología existen de hecho, podemos preguntamos: ¿cómo es posible su existencia? Esto es preguntamos por las facultades de los seres humanos que les permiten tener conocimiento del mundo natural y social, el cual a la vez les hace posible transformarlo. Es preguntarse también por las condiciones sociales y materiales que han permitido que surjan y se desarrollen la ciencia y la tecnología.
Nuestro punto de partida es que las ciencias constituyen una parte de la realidad social y consisten en un complejo de actividades, de creencias, de saberes, de valores y normas, de costumbres, de instituciones, etc., todo lo cual permite que se produzcan ciertos resultados que suelen plasmarse en las teorías científicas, en modelos, y en otros productos que contienen los llamados conocimientos científicos así como otros saberes que se usan para transformar el mundo.
Para responder la pregunta "¿Qué es la ciencia?" es necesario que todo esto se constituya en un objeto de estudio para alguna o para algunas disciplinas. Es posible comenzar por el problema de cómo de hecho se han constituido, desarrollado y aceptado determinadas concepciones científicas. La sociología y la historia de la ciencia se abocan a responder estos problemas, para lo cual recaban y analizan datos empíricos, y se apoyan en concepciones teóricas acerca de la ciencia que provienen de la filosofía de la ciencia.
Pero hay muchas otras preguntas que deben responderse, por ejemplo: ¿Cuál es la naturaleza de las teorías científicas ¿Qué tipo de entidades son ellas? ¿Cuál es su estructura lógica y cómo se desarrollan? ¿Cómo identificar las teorías? ¿Cómo sabemos cuándo estamos frente a dos teorías diferentes, y no frente a dos distintas versiones de una misma teoría? También la noción de modelo requiere una elucidación cuidadosa y, es más, cabe plantearse el problema de cuál es la diferencia que hay, si es que hay alguna, entre teoría y modelo, y cuál es, en su caso, la relación entre ellos.
Pero todavía podemos plantear muchos problemas más, por ejemplo, dado que las ciencias en muchas ocasiones ofrecen explicaciones acerca de los fenómenos del mundo, cabe preguntarse: ¿Qué es una explicación científica?
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