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La naturaleza de los procesos de cambio


Enviado por   •  24 de Octubre de 2015  •  Ensayos  •  4.623 Palabras (19 Páginas)  •  145 Visitas

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Ensayo Expositivo n° 3

“La naturaleza de los procesos de cambio y su aplicación en las Ciencias Sociales e Historia”

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                                                                           Nombre: Carlos Muñoz Rodríguez

                                                                                    Cátedra: Comprensión de la Sociedad II

                                                                           Profesora: Luz Benavides Jáuregui

        

30 de Mayo de 2015

Índice

Introducción________________________________________________________Pág. 1

Desarrollo__________________________________________________________Págs. 2 -3 y 4

Conclusión_________________________________________________________Págs. 4-5 y 6

Bibliografía_________________________________________________________Pág. 7

Pauta de Evaluación__________________________________________________Pág. 8

A lo largo de la historia de la humanidad, se han desarrollado y probado muchas ideas relacionadas entre sí sobre los ámbitos físico, biológico, psicológico y social. Dichas ideas han permitido a las generaciones posteriores entender de manera cada vez más clara y confiable a la especie humana y su entorno. Los medios utilizados para desarrollar tales ideas son formas particulares de observar, pensar, experimentar y probar, las cuales representan un aspecto fundamental de la naturaleza de la ciencia y reflejan cuánto difiere ésta de otras formas de conocimiento. La unión de la ciencia, las matemáticas y la tecnología conforma el quehacer científico y hace que éste tenga éxito. Aunque cada una de estas empresas humanas tiene su propio carácter e historia, son interdependientes y se refuerzan entre sí. Aunque los científicos rechazan la idea de alcanzar la verdad absoluta y aceptan cierta incertidumbre como parte de la naturaleza, la mayor parte del conocimiento científico es durable. La modificación de las ideas, más que su rechazo absoluto, es la norma en la ciencia; asimismo, construcciones poderosas tienden a sobrevivir y crecer con mayor precisión y llegan a ser aceptadas ampliamente. Por ejemplo, Albert Einstein, al formular la teoría de la relatividad, no descartó las leyes del movimiento de Newton, sino que demostró que eran solamente una aproximación de aplicación limitada dentro de un concepto más general. Además, la creciente habilidad de los científicos para hacer predicciones exactas acerca de los fenómenos naturales evidencia de manera convincente que en realidad se está avanzando en el conocimiento de cómo funciona el mundo. La continuidad y la estabilidad son tan características de la ciencia como lo es el cambio, y la confianza es tan prevaleciente como el carácter experimental. Tres son los factores que están influyendo y decidiendo la importancia de la formación en la sociedad actual: el impacto de la sociedad de la información, el impacto del mundo científico y tecnológico y la internacionalización de la economía. Con respecto a la revolución que estamos contemplando de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, sólo cabe reconocer que ya "han cambiado radicalmente la naturaleza del trabajo y la organización de la producción". Al cambiar la concepción del trabajo y del puesto de trabajo, se vienen produciendo cambios como el incremento del autoempleo, del trabajo en casa, de mayores y más diversificadas industrias de servicios, de nuevas y más flexibles formas de organización del trabajo, la descentralización de la gestión, etc. Como consecuencia de ello se está requiriendo una apertura y flexibilidad de los trabajadores, para acomodarse y desempeñar de forma eficaz nuevos puestos de trabajo.

Si en la sociedad actual juega con ventaja el que posee información o al menos conoce cómo acceder a ella y cómo interpretarla, parece evidente que nos situamos de nuevo al filo de la navaja entre dos tipos de ciudadanos: "existe el riesgo de una fractura en la sociedad entre aquéllos que pueden interpretar; aquéllos que sólo pueden usar; y aquéllos que quedan fuera de la sociedad y dependen de ella para sobrevivir: en otras palabras, entre los que conocen y los que no conocen". De nuevo una historia que nos resulta conocida pero que se nos presenta con formato diferente. Y es que la formación, la alfabetización tecnológica, es el mecanismo más adecuado para que la integración social y participación de los individuos esté asegurada mediante canales democráticos. La formación aparece de nuevo -en otros tiempos fue la educación- como el instrumento más potente para democratizar el acceso de las personas a la cultura, a la información y al trabajo. Los grandes problemas sociales como la pobreza, la desigualdad, la discriminación y las guerras, constituyen serios desafíos para las ciencias sociales en el siglo actual. Los problemas de la sociedad contemporánea se expanden por el mundo y afectan a una gran mayoría de los habitantes del planeta. En mayor o menor grado, ellos forman parte de la globalización, la cual influye poderosamente en la organización y las conductas sociales más allá de los límites nacionales y regionales. Por esta razón, tanto la sociología como la economía, la antropología, el trabajo social y otras disciplinas, tienen una creciente demanda por desarrollar una perspectiva internacional para enfrentar estos problemas. Las funciones de las ciencias sociales, tanto como áreas de estudio o como herramientas de saber aplicado, necesitan de un marco conceptual sólido que les permita disponer de una perspectiva válida y eficiente para un sistema social global y complejo. Este artículo sugiere que la tradición establecida por la Teoría General de Sistemas, conocida también por el nombre de Socio cibernética, puede aportar una perspectiva más dinámica y más completa tanto para las actividades profesionales como para las preocupaciones teóricas de las ciencias sociales. La mayor parte de los esfuerzos realizados por algunos científicos sociales durante los siglos XIX y XX, fueron orientados a desarrollar sus respectivas disciplinas a imagen y semejanza de las ciencias físicas y de la naturaleza. La realidad social, sin embargo, siendo fundamentalmente dinámica y sujeta a cambio, se ve afectada por un mayor grado de dificultad, para algunos: fragilidad, tanto en sus postulados teóricos como en la interpretación de resultados empíricos. En la actualidad, se acepta de manera más amplia la noción que la “ciencia” debe generar conocimientos que puedan ser traducidos en nuevos conceptos y en aplicaciones prácticas eficientes. En virtud de esto, las ciencias sociales no sólo constituyen una representación lógica del mundo real, sino que proporcionan, además, un mapa orientador y las herramientas necesarias para actuar en nuestro mundo. Los estudios y trabajos científicos de los siglos XVIII y XIX pusieron la ciencia y sus actividades en el centro de atención de las sociedades industrializadas. El siglo XX, con algunas leves variaciones para buscar esquemas de explicación más amplios, siguió fundamentalmente la misma línea. Así lo que se ha consolidado como referencia social dominante son las disciplinas y perspectivas técnicas, en especial, las ingenierías y otras demandas tanto simbólicas como funcionales, que requieren que los avances científicos se traduzcan, de manera instrumental, en resultados operativos. Se sobreentiende que la ciencia debe producir conocimientos que han de desarrollarse y traducirse en aplicaciones prácticas. Esta orientación —consecuencia directa del pragmatismo industrial— hace que la ciencia se especialice y se fragmente, que se transforme en contenidos aplicables más que en procedimientos metodológicos y análisis teóricos de rigurosidad propiamente científica. Por eso, la labor científica se reduce de este modo a parcelas alejadas entre sí y, muchas veces, separada de la actividad humana y distante de una visión interdisciplinaria del mundo social. Los tiempos actuales son tiempos de cambio. La sociedad está cambiando. Como hemos visto, los cambios impregnan nuestra vida caracterizando lo que se ha venido en llamar el mundo postmoderno. “Un mundo caracterizado por la aceleración de los cambios, por una intensa compresión del tiempo y el espacio, por la diversidad cultural, la complejidad tecnológica, la inseguridad nacional y la incertidumbre científica” (Hargreaves, 1994). La era de la postmodernidad está comenzando a sentirse en todos los ámbitos de la actividad humana, y la educación no podía estar al margen de su influencia. Hargreaves los resume de la siguiente forma: "En primer lugar, conforme la presión de la postmodernidad se deja sentir, se amplían las funciones de los profesores y han de enfrentarse a nuevos problemas y obligaciones. En segundo lugar, las innovaciones se multiplican conforme se aceleran los cambios, creando la sensación de sobrecarga entre los profesores y directores responsables de llevarlas a cabo. Cada vez más los cambios son impuestos y el calendario para su implantación se trunca. En tercer lugar, con el colapso de la certidumbre moral, las viejas metas y propósitos comienzan a desmoronarse, pero existen pocos substitutos que tomen su lugar. En cuarto lugar, los métodos y estrategias que los profesores utilizan, así como el conocimiento que les justifica, se están criticando constantemente -incluso entre los propios profesores- en la medida en que las certezas científicas pierden su credibilidad. Desde la perspectiva metodológica se apuesta a la automotivación y autonomía del trabajo individual del alumno, sin perjuicio de la realización de actividades colaborativas o grupales. Se apela principalmente a la responsabilidad individual, la autorregulación y orientación hacia la tarea y el aprendizaje, todo lo que se refleje en los rendimientos obtenidos por los alumnos durante el curso. Se pone énfasis en estos aspectos ya que se parte del supuesto que el aprendizaje es un acto personal, vivenciado de forma diferenciado por cada uno, susceptible de ser complementado socialmente, pero que requiere previamente de un alto compromiso individual. Una vez abordado este primer aspecto, se hace énfasis en el desarrollo de tareas teórico-prácticas en las que los alumnos tendrán la oportunidad de desarrollar sus destrezas, ejercitar sus habilidades y mejorar sus niveles de logro a través del curso. Por esta razón, el curso no se encuentra exento de evaluaciones formativas y sumativas, las que darán cuenta de la totalidad del proceso. Los diferentes autores que estudian la aplicación de la innovación en el campo educativo, comparten una serie de aspectos desde el punto de vista conceptual, a pesar de que ella puede ser considerada como un constructo polisémico. Se asume, que debe ser deliberada, planificada, específica y evaluada, después de un tiempo suficiente, en relación con sus objetivos pedagógicos y sociales, en el entendido que aporta algo diferente o nuevo al contexto en la cual se aplica. Pueden ser elaboradas desde distintos enfoques epistemológicos, pero todas ellas tienen como propósito final el de mejorar situaciones que se consideran deficitarias en algún aspecto del currículo, contenidos, metodologías, evaluación, organización y gestión; relación entre los actores educativos; recursos didácticos; valores, actitudes y creencias de los agentes escolares, etc. En consecuencia, pueden estar enfocadas al nivel de aula, de la institución y en ámbitos que vinculan a ésta con la comunidad; sus usuarios pueden ser, indistintos o integradamente, los diversos agentes escolares y educativos. Sin embargo, se espera que siempre los principales beneficiados sean los estudiantes, mediante la obtención de aprendizajes relevantes y pertinentes. El cambio ha sido la característica determinante de nuestro sistema educativo en los últimos cinco años. Se han introducido cambios en el curriculum: nuevos contenidos, formas de enseñanza, evaluación, materias; cambios en la estructura del sistema, la ampliación de la enseñanza obligatoria a los 16 años, regulación de la Educación Infantil; cambios en la forma de trabajo de los profesores: se ha introducido la obligatoriedad de elaboración de Proyectos Educativos de Centro, Proyectos Curriculares, Reglamento de Organización y Funcionamiento, etc.; se han introducido algunos otros cambios como el tratamiento de la diversidad en el aula; se han introducido cambios en las funciones, estrategias y procedimientos de formación del profesorado y más concretamente en los incentivos a la formación. Pero los cambios no han acabado. La Ley de Participación, Evaluación y Gobierno de los Centros va a introducir algunas otras innovaciones con respecto a la carrera docente, la dirección de los centros, la inspección educativa, su evaluación y la de los profesores, así como para fomentar la participación en los centros educativos. Esta situación está condicionando en gran medida la actividad diaria de los profesionales de la enseñanza, que han de convivir con la incertidumbre, dilemas, presión e intensificación laboral, características de nuestro tiempo. “Se requiere una formación que permita a los profesores funcionar adecuadamente en contextos caracterizados por la diversidad cultural, flexibilidad y complejidad económica, fluidez y horizontalidad organizativa, incertidumbre moral y científica” (Richert, 1994; Hargreaves, 1994). 

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