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eli.rios11 de Enero de 2013

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GRUPOS ETNOLINGÜÍSTICOS EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI

Dr. en Soc. Eduardo Andrés Sandoval Forero

Centro de Investigación y Estudios Avanzados en Ciencias Políticas y Administración Pública,

Universidad Autónoma del Estado de México

Cerro de Coatepec s/n, Ciudad Universitaria, Toluca, Estado de México, C. P. 50100

Teléfonos (7)2- 15-92-80 y 15-04-94 Fax (7)2- 13-16-07

E-mail: esandovl@coatepec.uaemex.mx

Resumen:

En el transcurrir de la historia de México, la población indígena ha presentado

altibajos en sus componentes sociodemográficos, arribando en los tiempos de la

globalización con una población significativa en el territorio nacional y en el

contexto latinoamericano. Cuántos son; cuàl es su distribuciòn geogràfica; cuales

son sus condiciones socioeconòmicas; y cuàles son los indicadores que se han

utilizado para definir a los indìgenas, es lo que se expone en el presente artículo.

Palabras clave: indios, etnolingüística, demografía indígena, identidad.

INTRODUCCIÓN

Nuestra América es un continente que fue colonizado en la época del desarrollo

del capitalismo en Europa; condición que explica, en gran parte, el fenómeno

indígena y sus características actuales. Cuando llegaron los conquistadores

existían muchos pueblos indígenas con volúmenes considerables de población,

con altos grados de desarrollo en su organización social, en los sistemas agroecológicos

productivos, con significativos y extraordinarios avances en la ciencia,

la medicina y las artes indígenas; que sintetizaban una dinámica y una

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cosmogonía diametralmente distinta a la de los conquistadores en áreas

geoculturales diversas como es el caso de Mesoamérica, donde se ubica México.

El resultado social no fue la polarización entre indios y españoles, sino más bien la

construcción de sociedades tipo piramidal, en cuya base se encontraban los

indígenas en condiciones de explotación, discriminación y represión despiadada e

inmisericorde. El imperio español modificó la situación de los pueblos indios,

adecuándola a sus intereses coloniales. La explotación de las sociedades indias

se centró en la explotación de los recursos minerales y en el trabajo extenso de la

agricultura, propio del modelo feudal de la corona española.

En la configuración de las nuevas sociedades fueron diversos los factores que se

presentaron: política de saqueo y explotación, represión colonial, aparato

burocrático-administrativo de la corona, poder económico e ideológico de las

órdenes religiosas e imposición, no completamente, de la otra cultura.

Sociológicamente se presentó el mestizaje que, junto con los otros factores

anotados, alteró significativamente el total de la población indígena.

Desde entonces, los idiomas, las costumbres, las formas de organización social,

familiar, la medicina, las manifestaciones artísticas de la cultura, los sistemas

jurídicos, las tradiciones, los sistemas de producción agrícola y toda la

cosmovisión de los indígenas en América Latina han estado padeciendo

permanentes alteraciones y modificaciones durante más de cinco siglos de

dominación. Demográficamente los indios han sufrido aumentos y disminuciones

en su volumen. Para el caso de México, durante el periodo colonial se presentó

una grave reducción de la población indígena: de 9 millones que se estimaba a la

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llegada de los españoles, se redujo a 6.5 millones. La explicación histórica hace

referencia a las condiciones de explotación en que vivían los indígenas, además

de las nuevas enfermedades traídas por los españoles, así como también por las

hambrunas propias de esas condiciones.

Durante el siglo XVIII y principios del XIX la población entra en un proceso de

recuperación, que se consolida después del periodo de Independencia a raíz de

las mejoras en la alimentación y servicios de salud; lo cual condujo a la

disminución de la tasa de mortalidad. Hacia finales del siglo XIX se presentan los

primeros flujos migratorios que dan origen a las grandes ciudades.

En el siglo XX se registra un crecimiento demográfico de gran relevancia. “Sin

duda, uno de los acontecimientos más sobresalientes en México, después de la

Revolución, fue la rápida expansión demográfica y sus implicaciones tanto en la

vida económica, social y política del país” (Sandoval, 1994: 46). En este contexto,

ameritan particular atención los indígenas, no sólo por ser los originarios de este

país, por las razones históricas que les atañe, por su condición de marginados y

excluídos del desarrollo nacional, por ser culturas profundamente pacíficas, por

encontrarse en diversos ámbitos geoculturales, por ser una deuda de justicia

pendiente del Estado-nación, por ser uno de los problemas más apremiantes del

país, sino también porque demográficamente tienen un peso importante relativo y

absoluto en el conjunto de la población nacional y por ser México el país que

mayor cantidad de población indígena tiene en toda Latinoamérica.

¿Cuántos indígenas hay en América Latina?, ¿cuántos tiene cada país?, ¿cuántos

son los indios en México? ¿Cuántos grupos indígenas existen? y ¿cuántos

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integran cada grupo? Estas son las preguntas más acuciantes para los

investigadores sociales. Las cifras oficiales suelen ser las que registran los censos

de población y de manera general designan como indígena a toda persona que

habla una lengua nativa, de origen prehispánico. El levantamiento de la

información en campo tiene diversos grados de precisión e imprecisión, pues

seguramente a los núcleos más apartados de los poblados y parajes no llega el

encuestador; también es común que los indígenas, por diversas razones, nieguen

su condición étnica. Otro de los inconvenientes en el registro de la información es

la incapacidad que los encuestadores tienen no sólo para entrevistar, sino para

conocer realmente a que etnia pertenece y qué lengua es la que habla el

entrevistado.

De los males el peor: a falta de censos ex profeso para determinar

demográficamente a la población indígena, no hay más que trabajar, por lo pronto,

con los censos del Estado. Los datos registran exclusivamente a la población

hablante de lengua indígena, es decir, el criterio es de índole lingüístico y no de

tipo socio-antropológico; de tal manera que considere características

antropológicas propias de la población y sociológicas que la relacionen con la

organización social, adscripción, aceptación del grupo, comunidad, localidad,

relaciones interétnicas, condiciones sociales de vida, etc. Dada esa carencia, a

través de la información censal, podemos inferir demográficamente tres

generalidades: la existencia de grupos lingüísticos, el número de hablantes de

dichos grupos y la aproximación de la cantidad de indios, mediada por los

hablantes de lenguas indígenas.

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México, el onceavo país más poblado del mundo, en el censo del 2000, registró

una población de 97 millones 483 mil 412 habitantes, de los cuales 49.9 millones

son mujeres y 47.5 son hombres. Se caracteriza por su diversidad social y cultural

en todo el territorio y particularmente por la variedad de lenguas que se han

hablado y que aún se practican en la actualidad. El Estado reconoce 61 lenguas

indígenas, lo que nos induce a aceptar que existe por lo menos esa misma

cantidad de grupos lingüísticos en el país y afirmar que México presenta una

composición pluriétnica y multicultural, fundamentada en sus pueblos indígenas

originarios y en sus poblaciones migrantes.

El indicador utilizado por los censos de población y vivienda para determinar a la

población indígena ha sido la lengua. Sin duda, ella, por sí misma, se constituye

en el símbolo más próximo a la identidad sociocultural y de diferenciación entre los

indígenas y con otros grupos étnicos. A pesar de no ser el único ni el principal

elemento de significación de lo indio en el México actual, sirve para acercarnos al

conocimiento de la dinámica demográfica y social.

A partir de esta consideración, el presente trabajo toma como delimitación a los

grupos lingüísticos del México contemporáneo; pues en realidad, hasta ahora, es

la única característica cultural y social que ha sido posible registrarse como

variable estadística en los censos y conteos de población. Con ello ratificamos que

sigue vigente la pregunta: ¿quién es un indígena?, respuesta que durante el siglo

XX no fue posible con meridiana objetividad y subjetividad por parte de

antropólogos, sociólogos, lingüistas, politólogos, administradores públicos y en

general por los conductores de la política indigenista en México y América Latina,

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para quienes los indios han sido su tradicional objeto, más no sujetos, de estudio

y de aplicación de políticas de Estado.

MÉXICO INDÍGENA CONTEMPORÁNEO

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